Una radiografía del cultivo de cebada en la campaña 2021

A horas del comienzo de un evento que tendrá como centro al cultivo emblema de la región de influencia de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca, el área de Estudios Económicos de la institución organizadora de CEBAR refleja cuantitativamente cuál es la relevancia de la cebada a nivel mundial, nacional y regional.

Comenzando por el plano internacional, la producción de cebada en la campaña 2020/21 alcanzó un récord de 158,5 millones de toneladas. Este volumen implicó un aumento del 2% respecto del ciclo previo, impulsado básicamente por los excelentes resultados de Australia (+45,9% i.a). Para relativizar la importancia de este cultivo, cabe destacar que, luego del maíz, la cebada es el grano forrajero con mayor participación en el mercado.

El primer lugar del ranking mundial productivo lo ocupa -con una hegemonía absoluta- la Unión Europea. En la última campaña, aportó 54,8 millones de toneladas, un 35% de la producción global. En segundo lugar, se ubica Rusia con 20,6 millones de toneladas y una participación del 13%. En este punto es preciso diferenciar los perfiles productivos de los países mencionados: la Unión Europea, en términos generales, se especializa en cebada cervecera (sobre todo en Francia), mientras que en Rusia la mayor proporción de la cebada se destina a forraje.

Siguiendo con el ranking mundial, el podio se completa con Australia que aportó en el último ciclo el 8% del total, con una producción de 13,1 millones de toneladas. Argentina en el 9° puesto participó con 4,5 millones de toneladas, 3% del total.

Exportaciones globales

En cuanto al comercio internacional en el ciclo 2020/21, las exportaciones globales de cebada sumaron 25,3 millones de toneladas (excluida la malta); 1,7 millones de toneladas más que la campaña anterior (+7% i.a).

En orden de importancia, el primer exportador es la Unión Europea con 6,4 millones de toneladas comercializadas y una participación del 25% del total global. Sigue en segundo lugar Rusia, con 5 millones de toneladas y una participación del 20%. Por su parte, Argentina descendió al 5º puesto del ranking con un volumen de 2,4 millones de toneladas y una participación del 9%, luego de haber logrado el 4° puesto en la campaña 2019/20, incluso superando a Australia.

Las importaciones mundiales aumentaron un 6% respecto de la campaña anterior, al totalizar 28,8 millones de toneladas. Más del 50% del volumen importado se encuentra en manos de Arabia Saudita y China, países que adquieren este cereal con fines forrajeros.

A diferencia de campañas anteriores, en las que Arabia Saudita lideraba el ranking de compras, en el ciclo 2020/21, China fue el principal destino de la comercialización. Debe mencionarse que esta dinámica no fue excluyente del mercado de cebada, ya que esta tónica se replicó para la mayoría de las commodities, dados los intentos del país asiático por recomponer su rodeo porcino luego de la pérdida generada por la Peste Porcina Africana.

Por su parte, como consecuencia del conflicto comercial que enfrentó a China con Australia -uno de los principales proveedores del gigante asiático-, la mayor demanda china (7,5 millones de toneladas + 36% i.a.) debió ser abastecida con compras a la Unión Europea -Francia en particular-, Argentina y Ucrania.

Cosecha local

A nivel nacional, la campaña 2020/21 implicó una recuperación de la producción del 17,1%, alcanzando las 4,1 millones de toneladas. El excelente resultado fue impulsado por los buenos rindes sobre el centro y sur del área agrícola que amortiguaron las mermas registradas sobre Córdoba, el Centro-Norte de Santa Fe y el Núcleo Norte. En lo que respecta a la región de influencia de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca, la campaña finalizó con 2,45 millones de toneladas, es decir, un 60% de la producción nacional. El incremento respecto del ciclo previo fue del 39%.

La buena performance que alcanzó la cebada en el ciclo 2020/21, demuestra que nuestro país logró sobreponerse al desalentador pronóstico planteado al inicio de la pandemia, marcado por la incertidumbre, el sobreabastecimiento y la menor demanda esperada a nivel mundial. Sin lugar a duda, la cebada tiene mucho más para dar, siendo nuestra región el epicentro productivo de la Argentina.

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