Adela Nores habla con pasión del campo, de la ganadería, de las escuelas rurales, del rol de la mujer rural. Cuenta las ganas que tiene de aportar su esfuerzo y tiempo para que la vida en el ámbito agropecuario sea mejor y tenga más herramientas para potenciar a sus protagonistas. Educación y conectividad son dos de las cuestiones que la desvelan. Desde el 1 de junio volvió a convertirse en directora de la Sociedad Rural Argentina y tomó el compromiso de trabajar sobre esos dos ejes.
Productora agropecuaria desde hace más de 40 años -también fue criadora de caballos-, en 2006 fundó su propia empresa, Adela Nores e Hijas SA, que incluye a sus cuatro hijas. En la actualidad, la firma cuenta con un campo de 10.000 hectáreas en Puán, en el sur bonaerense, en el que hace ganadería de cría; y alquila un establecimiento en Huanguelén donde realizan el engorde.
En 2008 se convirtió en directora de la Sociedad Rural Argentina y, desde ese lugar, comenzó a adquirir una conciencia gremial que fue creciendo a lo largo de los años. Diferencias políticas internas de la SRA la corrieron del cargo en 2020, pero fue invitada a participar de la lista liderada por Nicolás Pino, que se impuso en las elecciones de la entidad a fines de mayo. Así es que Adela fue nombrada directora por el Distrito tres, que abarca gran parte del sur bonaerense e incluye a Tres Arroyos.
Educación
“Durante muchos años trabajé sobre estos temas, hice mucho voluntariado para juntar fondos para la Fundación de la Sociedad Rural y el Colegio Agropecuario de Realicó en La Pampa. Tengo muchos conocimientos del campo y de las gremiales, y muchas ganas por seguir trabajando por el campo”, asegura Adela.
“Tenemos que trabajar mucho en educación y en comunicación. Y ya empezamos a armar un proyecto donde La Rural tenga un conglomerado de educación”, adelantó. La SRA tiene tres áreas de educación, el Colegio de Realicó, el Centro de Estudios e Investigación para la Dirigencia Agroindustrial (CEIDA) y el Instituto Superior de Enseñanza, Estudios y Extensión Agropecuaria (ISEA) y el plan es unificarlos.
“El objetivo es congregar todo en un solo proyecto educativo, sería unificar las tres entidades y hacer una universidad a distancia. Contamos con el apoyo de la fundación Bunge y Born, sumado a todo el conocimiento que podemos aportar nosotros. Es un proyecto muy interesante”, indica.
Comunicación
En lo que se refiere a la comunicación, el proyecto es bien ambicioso: “Queremos que en todas las escuelas rurales haya wifi”, explica Adela. Y esta idea tiene un doble propósito. Por un lado la básica, que los chicos puedan contar con conectividad, pero también busca beneficiar a las madres que van a llevar a sus hijos a la escuela, y puedan utilizar ese ámbito, a partir de contar con internet, para realizar algún emprendimiento.
“La red de escuelas rurales hoy está muy abandonada por el Gobierno y le sale carísima porque la cantidad de puestos que hay por cada maestra. Nosotros proponemos juntar escuelas, y generar un centro de ampliación cultural para las familias, sobre todo para las mujeres rurales”, asegura.
Mujeres rurales
Y se introduce en un mundo que conoce muy bien: “Las mujeres rurales están muy postergadas porque no logran una financiación económica adecuada. Tienen que lograr salir a flote. Primero que todo ser escuchadas, después lograr hacer sus propias empresas. Eso es una cuestión de educación. Y las mujeres son tan emprendedoras que llevan adelante sus cosas mucho antes de lo que uno piensa. En el Gran Chaco hay una fundación que así lo demuestra, y ese modelo lo queremos replicar en todas las provincias.
Adela es una gran conocedora de la realidad que describe, forma parte de la Red de Mujeres Rurales, creada a fines de 2018 y en 2019 publicó su primer libro que aborda las problemáticas centrales de este colectivo: “Mujer Rural, nuevas voces”, se denomina la obra.
“Durante una década, entre 2008 y 2018 en mi primera experiencia como directora de la Sociedad Rural, visité campos y ayudé a muchísimas mujeres de todos los rincones del país. Además, muchas de mis amigas son productoras y siempre me interesó el tema. De hecho, hace 20 años formé una asociación de mujeres en empresa de familia y el 80% de las que venían eran de empresas agropecuarias. Todo esto me llevó a escribir mi libro, que presenta una imagen mucho más cercana de la mujer rural argentina: un sujeto múltiple, heterogéneo y altamente complejo”, describe.
Incluso, hace algunos años, Adela, junto a otros miembros de la SRA, trabajó en proyectos de investigación para elaborar documentos para el G20, donde la mujer rural ha tomado una relevancia muy importante.