Para La Escondida el 13 fue el número de la buena suerte

Los valores registrados en su decimotercer remate anual superaron las expectativas. Las ventas de la cabaña chavense se concretaron en la pista de la Rural y vía streaming. Los 57 toros PC promediaron 310.000 pesos

 

Una tarde redonda vivieron la familia Castro Madero y los integrantes de La Escondida de Zuberbühler. Con el sol que le hizo bajar un poco la guardia al frío, con una buena presencia de compradores, respetando los protocolos sanitarios establecidos, en su 13er remate anual realizado en la Sociedad Rural de Tres Arroyos, la cabaña de Gonzales Chaves logró valores que superaron las expectativas.

Las ventas, a cargo de la firma Monasterio Tattersall, fueron con presencia de compradores en la pista y vía streaming. Con un máximo de 510.000 y un mínimo de 250.000, los 57 toros Angus puro controlados negros promediaron 310.000 pesos dejando conformes a Jorge y a su hijo Jorge Enrique Castro Madero. Hubo dos reproductores que no se vendieron bajo martillo, pero fueron comercializados en forma particular finalizada la subasta.

“Estamos muy contentos, los toros estaban muy lindos y los precios han sido muy buenos para lo que nosotros esperábamos”, analizó Jorge. “Vinieron los compradores y se llevaron con mucho interés la hacienda. Sobre todo algunos toros que eran línea de bajo peso al nacer, que fueron los que más interés despertaron”, agregó.

El resultado es altamente positivo para los Castro Madero porque consideran que la hacienda de La Escondida ha sido reconocida en pista exigente. “Esta es una plaza que hay que ganarla. Acá la gente es muy exigente y le gusta que el animal esté bien presentado. Y logramos la aprobación de los compradores y eso para nosotros es muy importante”, completó.

A su turno, Jorge Enrique, si bien reconoció que “estábamos tranquilos porque los toros estaban muy lindos”, se sorprendió el arranque: “Los 510.000 pesos del primer toro superó lo que esperábamos. Y la verdad que esto nos da mucho aliento para seguir invirtiendo en la cabaña y haciendo genética”.

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