Sembrando Futuro: los chicos volvieron a poner manos a la huerta

El programa de huertas escolares impulsado por la Cooperativa Alfa sigue activo pese a las restricciones sanitarias. Días pasados, a partir de la flexibilización horaria, los alumnos regresaron a hacer tareas en la tierra. “Nuestra satisfacción es que hay casi 40 chicos que replicaron las plantaciones en sus casas”, indicó Juan Ouwerkerk

 

La quinta edición de Sembrando Futuro, el programa de huertas escolares que financia la Cooperativa Rural Alfa, tuvo una primera etapa sin la participación activa de los alumnos en las plantaciones de los establecimientos por falta de disponibilidad horaria. Pero hace dos semanas, a partir de la extensión de los tiempos de concurrencia a clase, los chicos pudieron volver a poner las manos en las huertas y el proyecto tomó un nuevo impulso.

Con el inicio de las clases, allá por marzo, la ingeniera Ana Jensen, mentora del proyecto, realizó las huertas en la decena de escuelas participantes. Durante los meses siguientes, la agrónoma se ocupó de llevar adelante las labores, y si bien los chicos visitaban las plantaciones no pudieron echarles mano. Hasta hace un par de semanas que pudieron empezar a interactuar con Ana en cada una de las plantaciones.

Misión cumplida

Más allá de la imposibilidad de trabajar en los establecimientos, a partir del trabajo que se realizó el año pasado fomentando a que hagan las huertas en sus casas, son casi 40 las familias que han plantado hortalizas y verduras en sus patios. “Esa es nuestra mayor satisfacción, que los chicos el año pasado hayan hecho 40 huertas en sus casas y que en este 2021 andemos por ese número también. Porque en definitiva, el objetivo del programa es ese, que repliquen las huertas en sus casas”, explicó Juan Ouwerkerk, presidente de la cooperativa.

Para incentivarlos y contrarrestar la falta de tiempo, al igual que el año pasado la ingeniera Jensen fue realizando una serie de videos, a modo de tutoriales, en los que les fue enseñando a los chicos a preparar la tierra, plantar las semillas, y el resto de los procesos que encierra la huerta.

Luego de la situación que se había dado en 2020 cuando el programa Prohuerta del INTA se quedó sin semillas para darle a las escuelas, esta vez la Cooperativa Rural Alfa se adelantó a los hechos para evitar la falta de insumos. “Ya en el verano nos comunicamos con la misma cooperativa de San Juan que no proveyó de semillas el año pasado y le compramos 200 kits con 10 variedades de hortalizas por sobre. Y eso es lo que repartimos”, comentó Juan.

La ingeniera Ana Jensen, mentora del proyecto junto a alumnas de la Escuela N° 48 que la ayudan con la huerta de los chicos de sexto

“Los chicos recibieron en mayo un kit de semillas para que los sembraran en sus casas, y luego sorteamos 10 kits de herramientas entre los que tenían hecha la huerta en su casa”, cuenta Ouwerkerk. Hay que recordar que este año las escuelas que están participando son las N° 4, 5, 7, 12, 18, 27, 48, 56 y el CEC; más la EATA. En las próximas semanas, y también a modo de incentivo, se sorteará una tablet entre los chicos.

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Becas

No está decidido aún cómo será el cierre del programa. Las ediciones pre pandemia se premió a las escuelas que hicieron las tres mejores huertas con un viaje de estudio. El año pasado se sortearon tres tablets. Llegado fin de año se definirá cuál será el premio de cierre de ciclo.

En tanto, sigue firme otra pata fundamental del programa, que son los chicos becados en la Escuela Agropecuaria. “Hoy son tres los alumnos que continúan en muy buen nivel y la idea es sumar más. El año pasado no se pudo concretarlo porque la pandemia hizo que fuera imposible evaluarlos, y este año nos está pasando lo mismo. Pero la intención es continuar sumando becados”, dijo Juan.

En este sentido, el presidente de Alfa explicó que “la EATA aporta la matrícula y la cooperativa se hace cargo de los gastos mensuales de traslados, vestimenta y materiales de los chicos becados, que llegaron a esa posibilidad porque se lo ganaron por su capacidad y buen comportamiento”.

“La finalidad del proyecto es que los chicos aprendan a producir su propio alimento, que vean que con un pedacito de tierra y un poco de trabajo, se pueden obtener frutos”, dijo Juan. “Este es un programa, además, que a nosotros como cooperativa nos acerca un poco a la sociedad. Una de las finalidades del cooperativismo es cumplir una función social dentro de la comunidad más allá de lo que son las propias actividades comerciales. Y esta es una muy buena idea que nos permite hacerlo”, completó.

 

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