Los Manzi y la apuesta de volver al futuro

A pocos días de que el apellido cumpliera 66 años relacionado con los fierros, Roberto y Maximiliano, hijo y nieto de uno de los fundadores de la tradicional metalúrgica, se mudaron al Parque Industrial. Afirmados en la construcción de comederos, ahora tendrán espacio también para dedicarse a la fabricación y reparación de implementos agrícolas, como en sus orígenes

 

“Yo tengo claro que no se puede esperar un golpe de suerte. Acá no queda otra que trabajar. Siempre me lo decía mi padre, y no se equivocó. Y yo ahora se lo repito a mi hijo”. Roberto Manzi habla en la puerta del galpón ubicado en calle 13 al 1.170, del Sector B del Parque Industrial, la flamante nueva casa de la metalúrgica que durante casi siete décadas funcionó en la segunda calle de Alvarado.

El 15 de septiembre se cumplieron 66 años de que Nelson y Ronald Manzi, padre y tío de Roberto, fundaran la metalúrgica familiar. Los primeros días de octubre se concretó la mudanza a un amplio lote de El Parquecito para poder trabajar con mayores comodidades y evitar causar molestias a los vecinos, y también poder volver a dedicarse a la fabricación y reparación de implementos agrícolas. “Desde hace poco más de una década nuestro fuerte en la fabricación de comederos para hacienda, pero ahora con más espacio estamos en condiciones de volver a hacer también lo que hacíamos antes”, explica Roberto, que trabaja codo a codo con su hijo Maxi, egresado hace ocho años de la Escuela Técnica.

El 15 de septiembre los Manzi cumplieron 66 años como familia de metalúrgicos. Dos semanas después inauguraron el flamante galpón en el Sector B del Parque Industrial

“El terreno lo habíamos comprado hace tres años y de a poco fuimos levantando el galpón. Hace dos semanas nos instalamos, pero todavía nos falta terminar la oficina y el baño”, cuenta.

Ronema

El 15 de setiembre de 1955 se puso en marcha Ronema, la sociedad constituida por los hermanos Manzi (Ro por Ronald, Ne por Nelson y Ma por Manzi). En el comienzo hacían reparaciones y algunas piezas para otras fábricas, Istilart entre ellas. Luego, de a poco, empezaron a fabricar su propia producción. “Primero hicieron boquillas para camiones, gasógenos para soldar con autógenas, y como la cosa iba bien fueron incorporando más herramientas, y empezaron a hacer lijadoras de carpintería -todavía hay muchísimas en la zona que están andando muy bien-, desde 1966 se hace la sierra sinfín, en 1971 se diseñó y fabricó, una de las primeras cortadoras automotrices para césped del país, que se vendieron un montón”, recuerda Roberto, que empezó a trabajar en la metalúrgica familiar con sólo 15 años.

En 1973, la firma arrancó con lo fabricación de implementos agrícolas: “Empezamos a hacer rodillos desterronadores y compactadores, tándem para dos rastras de discos, tándem para dos arados a la par, rastras alfombras… Un montón de herramientas y ese fue el boom de la fábrica”.

Los Manzi en plena tarea. Maximiliano y Roberto trabajan desde hace dos semanas en el nuevo galpón

Con la llegada de la democracia en 1983, tiempos en los que sobraba el trabajo, los Manzi pudieron comprar una parte de lo que era la fábrica Eima. En las nuevas instalaciones continuaron con la fabricación de implementos agrícolas y comenzaron a hacer silos. “Tenemos plantas armadas hasta en Córdoba”, relata Manzi.

Con la irrupción de la siembra directa a fines de los 90, sistema que consiste en no remover la tierra, todos los implementos que se hacían en la fábrica cayeron en desuso. Y la empresa sintió el golpe. “Fue un poco una hecatombe, porque el cambio fue muy brusco y tuvimos que salir a fabricar otras cosas. A eso sumale todo lo que ocurrió en el país en aquellos años…”.

Man – Rob

En 2007 falleció el padre de Roberto, antes se había ido el tío, con lo cual decidió seguir en la actividad pero con una nueva firma: Man – Rob. La fabricación de la sierra sinfín para cortar metales, de silos chacra, de silos semilleros continuó siendo el fuerte de la firma, aunque desde hace una década el caballito de batalla pasó a ser un implemento para ganadería. “Un día me llamó mi amigo Ricardo Matrelle, productor chavense, y me pidió que le hiciera un comedero para la bolsa de silaje, que tenía que ser automático para que la vaca sola recoja el silobolsa”, cuenta Roberto.

Y Manzi lo diseño nomás y se convirtió en una novedad “porque funciona muy bien y es muy útil para el productor porque apenas tiene que controlar que esté funcionando bien, no necesita ir tres veces por día para correr el eléctrico y juntar la bolsa”.

El comedero autoconsumo automático para silajes, la invención de Man-Rob más demandada

Gracias al boca en boca y alguna que otra publicidad y la participación en las exposiciones rurales, ganaderos de una amplia zona se interesaron en los comederos. Hoy los Manzi tienen clientes en Pigüé, Arroyo Corto, Trenque Lauquen, Coronel Suárez, Navarro, Necochea, Bahía Blanca, Chaves, Juárez, y también de Tres Arroyos.

“A aquel primer comedero, le fuimos agregando otras alternativas, y hoy fabricamos varios tipos. Estamos vendiendo muy bien. Pero también decidimos incorporar otros productos que en otros tiempos ya hemos hecho y también reparaciones”, indica.

Así es que ya tienen pedidos para fabricar la rastra “alfombra”, un implemento que se pone atrás de la rastra de discos que tiene nuevamente demanda por la problemáticas de las malezas resistentes; y están dedicándose a la reparación de maquinarias e implementos. “No sólo reparamos, también  hacemos piezas especiales y modificaciones. También seguimos con la reparación de silos”, agrega.

En su nueva casa, el apellido Manzi sigue prendido a los fierros. Como desde hace 66 años.

 

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