Finalizó una campaña fina en la que la falta de lluvias a partir de octubre determinó el destino de los cultivos. En ese contexto, los lotes de siembras tempranas tuvieron mejores resultados, y las cebadas se defendieron mejor que los trigos. La franja costera fue la más afectada por la seca y en la que los rindes y calidades fueron peores
Los primeros días de 2022 terminaron de trillarse los últimos trigos que quedaban en pie en la región y así se dio por finalizada la campaña fina que será recordada no por los rindes ni por la calidad, sino por la falta de agua que los cultivos debieron soportar a partir de octubre. Ese fue el condimento determinante para llegar a los resultados que hubo en Tres Arroyos y su zona de influencia: los lotes de siembras tempranas rindieron mejor, y las cebadas se defendieron más que los trigos. A diferencia de lo que podría esperarse por la calidad de suelos, la franja costera fue la más afectada por haber padecido una seca más intensa y en la que los rindes y calidades fueron peores.
Si ya es difícil generalizar a la hora de analizar los resultados de cualquier campaña, más complicado aún es hacerlo en la que acaba de finalizar. Por el comportamiento del clima a partir de octubre, la cosecha ofreció rindes y calidades muy dispares incluso en una misma zona. Y esa variabilidad también quedó expuesta en el balance final realizado por los ingenieros agrónomos. Para algunos la cosecha fue similar al ciclo pasado, para otros fue inferior, para otros levemente superior. La coincidencia total viene a la hora de analizar los precios de los granos: la firmeza de los valores de la cebada y el trigo hacen que finalmente la campaña sea mirada con buenos ojos.
Al que madruga
“Tanto en cebada como en trigo lo que se sembró temprano fue lo menos afectado, mientras que lo sembrado tardío sufrió más. La excepción se dio en el candeal, que se hicieron un poco más temprano que lo habitual y el cuajado de grano lo tuvo en plena seca de fin de octubre, principios de noviembre”, dijo el ingeniero Luciano Piloni. “Las siembras tempranas en cebada han tenido mejores rendimientos que las tardías”, aporta Gonzalo Rodera, asesor de la Cooperativa Agraria.
“Hubo de todo, pero en general, la cebada se defendió más que el trigo, y en ambos cultivos anduvieron mejor las siembras tempranas. Esto es porque llovió en el comienzo de la primavera y después se cortó el agua. Entonces, sembrado temprano zafó un poco más y lo tardío se complicó porque tuvo toda la floración y llenado sin agua. Eso Impactó en el rinde directamente”, describió el ingeniero Darío Tumini, de Nutrien.
Una costa sin agua
Al igual que lo ocurrido la campaña pasada, en este ciclo la franja costera fue la más afectada por la falta de agua y eso quedó en evidencia cuando entraron las cosechadoras a los lotes. “En cebada tenemos que hablar de un 20% por debajo del rinde promedio de la zona costera. Es más, la línea divisoria podría ser la ruta 3. Hacia la costa cayeron los rendimientos, porque hay que incluir a Cascallares y sectores de San Mayol”, explicó Rodera.
“En trigo fue peor todavía, con mermas de hasta un 40% en esa zona. Un productor de Lin Calel cosechó entre 2.000 y 2.500 kilos cuando en general levanta 4.000 y 5.000”, agregó.
El ingeniero Piloni no dudó: “En la costa los rindes fueron malos. En cebada un 20% abajo del rendimiento promedio, con calidad forrajera. Hubo muy pocos lotes de calidad cervecera”. En el caso del trigo la merma fue aún mayor. “Hay que hablar de promedios entre un 30 y un 35% al rinde habitual. En lotes que tienen una media de 6.200 o 6.300 kilos, ahora cosecharon 4.500 y 4.700. En general todos pasados de proteína porque se hicieron con alta tecnología y faltaron kilos”.
El asesor integrante de la regional Tres Arroyos de Aapresid indicó que también resultó muy afectado en la zona costera el trigo candeal. “En ese caso la caída de rindes fue del 50%”.
A la costa, según los registros de Piloni, le faltaron este año unos 300 milímetros, sumado a que ya arrastraba dos campañas con un déficit hídrico de 200 milímetros.
Un escenario similar describió el ingeniero Matías Fik, asesor de Bioterra. “En general en cebada y trigo fue una cosecha parecida a la del año pasado, incluso un poco menor. Y fue muy variable según las zonas: en lo que es San Francisco, Lin Calel, Cascallares los cultivos sufrieron muchísimo más y la mayoría de los lotes rindieron bastante menos y con mucha peor calidad que otros años, incluso calidades inferiores a los parámetros mínimos. Eso marca que sintieron la falta de agua desde floración hasta el llenado”.
Y se focalizó en Lin Calel para mostrar la foto de lo que fue la trilla en esa zona: “Los lotes que peor anduvieron rondaron tanto en trigo como en cebada entre 2.500 y 3.000 kilos. Y son lotes de muy buena calidad de suelo, pero la falta de lluvia los penalizó mucho porque venían con un desarrollo muy bueno”.
Rindes continentales
En consonancia con más lluvias recibidas a lo largo del ciclo de los cultivos, los campos de la zona más continental tuvieron mejores performances. “Hacia Gonzales Chaves, De La Garma, La Tigra y La Sortija los rindes fueron normales y en algunos casos buenos”, dijo Rodera.
A esa zona, Fik le sumó Aparicio, que también se vio beneficiado con varios oportunos goles de agua. “En esos sectores los cultivos anduvieron bastante mejor, incluso con rendimientos muy superiores al año pasado y con calidades mejores también”, comentó el asesor de Bioterra.
Datos muy parecidos arrojan las planillas de Piloni. “En las zonas someras los rindes estuvieron en los promedios. Cebadas de 5200 – 5300 kilos, con calidad cervecera. El trigo en algunos sectores hasta superó la media, hablamos de rindes de entre 4.700 y 5.100 kilos”.
El ingeniero Tumini no hizo una diferenciación por zonas sino que destacó que hubo rindes para todos los gustos. “Hay buenos rendimientos de cebada, que en lotes puntuales donde llovió y estaban sembradas temprano, rondan los 5.000 y 6.000 kilos, y después, de 4.000 para abajo”, explicó.
“Los trigos rindieron entre 1.000 y 1.500 kilos menos, depende las zonas y cómo les cayó el agua. Incluso, en la zona costera, campos que recibieron golpes de agua muy puntuales, anduvieron bien”, agregó.
Otros factores
Al margen del agua, hubo otros condimentos que impactaron en los resultados obtenidos. El ingeniero Fik marcó que los lotes con antecesor girasol, que venían en condiciones muy buenas, “son los que más sufrieron y los que terminaron rindiendo menos y con peor calidad”. Piloni, en tanto, indicó que “hubo algunas diferencias en lotes en los que el año pasado se hizo cultivo de segunda y se volvió con fina esta campaña. Fueron los lotes más castigados, en rinde y calidad, tanto en cebada como en trigo”.
El titular de AIAGRO también sumó al análisis la presencia del virus del mosaico estriado del trigo. “Tuvo una incidencia importante en los trigos panes y candeales. Y como no hay tratamiento para ese tipo de adversidad, es muy difícil cuantificar el grado de afectación. Pero hubo lotes muy afectados y parte de la merma de rinde se debió a eso”.
Para darle un cierre positivo al informe, bien vale la apreciación del ingeniero Rodera: “Lo rescatable de esta cosecha no tan buena es que todavía se pudo sembrar con los costos de los insumos bajos y que se mantuvieron los precios de los granos. Eso ayuda a que sea mejor el panorama”.
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Cooperativa de Cascallares: Resultados inferiores a los de la campaña pasada
El resultado de la cosecha fina campaña 2021/22 en nuestra zona fue inferior a la campaña anterior, con una merma de un 10% en el cultivo de cebada y del 20% en el de trigo. El análisis en sub-zonas marcó las mermas porcentuales mayores en la zona central y costera del partido de Tres Arroyos.
La menor producción en términos de kilos por hectárea cosechada estuvo determinada directamente por el factor clima: lluvias por debajo de lo normal, temperaturas elevadas y vientos en el periodo crítico de los cultivos, y en casos puntuales, heladas.
Al hablar de lluvias por debajo de lo normal, desde el mes de mayo a diciembre el acumulado durante dicho periodo fue de 100 milímetros menos que la campaña anterior determinando que los rindes fueran muy dispares inclusive entre lotes de un mismo campo. No hay dudas de que el agua acumulada en el suelo fue la principal variable que generó disparidad en los rindes en la zona, independientemente de la fertilización y el uso de otras tecnologías de insumos.
Al ser el agua tan limitante, tuvo mucho peso el cultivo antecesor, destacándose los cultivos de fina sobre fina y sobre soja, mientras que el antecesor girasol generó los rindes más bajos. Inclusive el antecesor maíz este año fue buena opción con respecto a campañas anteriores.
Además del antecesor, todo suelo que tuvo mayor capacidad de infiltración al recibir la lluvia por mejor estructura (parámetro físico) y cobertura, también generó mejores rindes, destacándose los lotes que cumplen con las reglas básicas de la siembra directa.
La fecha de siembra temprana en muchos lotes ubicó su período crítico en la segunda quincena de octubre, en el momento que las altas temperaturas y fuertes vientos (típico soplete) generara una evapotranspiración del cultivo muy alta que no alcanzó para cubrir los requerimientos con la oferta de agua acumulada en el suelo. Esto dio lugar a menores rindes y calidad comercial del grano, que en el caso de cebada influyó en el menor calibre y en el trigo en el bajo peso hectolítrico.
En resumen, una cosecha fina menor a la campaña anterior, en la que los productores no pudieron mantener los rindes promedio del año pasado, salvo la zona norte de la región, como los partidos de Gonzales Chaves y San Cayetano donde los rindes en algunos casos fueron superiores.
*Informe de los ingenieros Jorge González y Carlos María Mendiberri
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Cooperativa Alfa: Rendimientos algo superiores a la media
La cosecha fue un poco dispar debido a que las lluvias fueron irregulares y porque algún golpe de agua de 20 o 30 milímetros en alguna zona hizo la diferencia. En general, en el ámbito de nuestra cooperativa no se puede decir que fue mala, sino que estuvo un poco por encima del promedio.
Sí hay que marcar que había un potencial a fines de septiembre muy alto, que en la medida que no se fueron cumpliendo las expectativas de lluvias entre octubre y noviembre, cuando los cultivos definen el rinde, cayeron los rendimientos. Fue una campaña en la que hubo lluvias esporádicas y no generales, y también en octubre tuvimos días de mucho calor y viento que hicieron que los cultivos se apuraran demasiado.
En lo que a calidad de cebada se refiere, al faltar el agua hubo calibres y pesos hectolítricos bajos, y en algún caso aumento de la proteína como consecuencia de la caída del rinde por la merma en el llenado. Mucha cebada cosechada es forrajera y no maltera, incluso hubo lotes que tampoco dan para forrajera.
En cuanto a rindes según zonas, podemos mencionar: en San Francisco – Claromecó, hubo cebadas de entre 44 y 46 quintales de promedio; y trigos de 38, 40, 43 y 44 quintales. En San Mayol – Ochandio, la cebada promedió los 50 y 52 quintales, con algún lote de 55; en trigo hubo mínimos de 45 quintales y máximos de 50. En Cascallares, las cebadas rondaron los 57 quintales y los trigos, 50. Y en Tres Arroyos, las cebadas promediaron los 44 y 45 quintales, y los trigos, 37 y 38.
*Informe ingeniero agrónomo Rubén Caro