La campaña gruesa está gravemente herida

La intensa ola de calor potenció las consecuencias del déficit hídrico que los cultivos padecen desde la salida de la primavera. Los girasoles y maíces sembrados temprano son los más afectados. La soja es la que mejor la lleva. “Nunca vi un verano tan duro como este”, dijo el ingeniero Fidel Cortese. Las lluvias anunciadas para mañana y el lunes podrían aliviar el escenario para los cultivos tardíos

 

Todavía es muy prematuro estimar un porcentaje de la pérdida productiva que le  generó a la campaña gruesa la intensa ola de calor que padeció la región en la última semana, potenciando el daño que ya les venía provocando a los cultivos la falta de precipitaciones desde hace un mes.

“Los daños son muy grandes, la mayoría irreversibles para los lotes sembrados temprano. Tanto para girasoles, maíces y sojas. Para los cultivos sembrados más tarde o de segunda, que están en estado casi latente, puede haber alguna recuperación con lluvias a partir de ahora”, sintetiza sin anestesia el ingeniero Fidel Cortese.

Y el ex presidente del CRIATA pintó en pocos segundos la preocupante escena que atraviesan hoy los campos de la región, sin agua en los perfiles, y con los cultivos de gruesa heridos. Algunos de muerte, otros de gravedad, y otros esperando el milagro: las lluvias pronosticadas para mañana y el lunes, y así encontrar algo de alivio a tanta seca, a tanto calor, a tanto viento norte y a tan baja humedad relativa.

“Lo que más daño le hace a los cultivos es justamente la baja humedad relativa. En cuanto al calor, está bien que vivimos temperaturas extremas y durante muchos días, pero son cultivos de verano, se la pueden bancar. El tema es que no tenían reserva en el suelo, hubo vientos de más de 40 km/h y además, la baja humedad relativa. Yo no recuerdo algo parecido”, dice el ingeniero Gonzalo Rodera, asesor de la Cooperativa Agraria.

Desde la salida del invierno que los climatólogos pronosticaban el bendito año La Niña y las consecuencias que eso conlleva: escasas lluvias durante el verano para amortiguar las altas temperaturas. Ahora bien, ni el más pesimista podría haberse imaginado el fenómeno que terminó produciéndose para dejar a la campaña gruesa contra las cuerdas y con pocas chances de recuperación.

“La falta de lluvias importantes desde hace tiempo, las altas temperaturas durante un periodo tan prolongado y semejantes fuertes vientos… No hay cultivo de gruesa que lo pueda soportar, por más buen suelo que se trate y tecnología se utilice”, aporta otro ingeniero que recorre desde hace casi tres décadas los campos de la zona.

En los lotes de soja se van marcando las zonas de suelo de calidad inferior o más somero por la sequía. FOTO DE VIENTO SUR

Hay productores que de acuerdo a la generación que pertenezcan arriesgan: “¿Una situación como esta? Para la cosecha del 61/62 no salieron las máquinas a cosechar, no hizo falta, no quedó nada. Pero en esa época eran cultivos de invierno, no existían los de verano”. Otros recuerdan la seca de 2008/09, ahí si había mucha gruesa sembrada, la soja era la que ocupaba la mayor superficie, y cuentan que se cosechó poco y nada.

Los más viejos y los más jóvenes coinciden en el cansancio que provoca la situación de sequía. Porque no es la primera vez que pueden llegar a terminar cosechando menos de la mitad del potencial de sus campos, ya sea en girasol, maíz o soja. “Eso es lo más complicado, todavía no sabemos cómo terminará esta película”, completa el ingeniero que prefiere anonimato.

“Panorama negro”

“Hemos visto lotes de soja implantados sobre verdeos sin reservas de humedad con plantas que se están secando y eso no tiene vuelta atrás. Los girasoles más tempranos en suelos profundos, si bien van a tener una merma importante, que estimamos en un 30 o 40%, creo que van a llegar a cosecha por más que sean livianos”, explica Cortese.

“Por supuesto que necesitamos las lluvias, porque también la situación de la ganadería es crítica. Así que el panorama es muy negro. En los años que tengo trabajando en la zona, nunca vi una verano tan malo y duro como este”, asegura el ingeniero referente del cultivo de cebada.

El ingeniero Rodera adelanta que la semana que viene realizará las recorridas de rigor para evaluar el estado de situación. “Es muy temprano para saber cuánto se va a perder, pero que va a afectar, eso es seguro”, dice. “A los girasoles en la zona de Orense que ya estaban en floración les va a pegar duro, porque por el golpe de calor seguramente habrá aborto de flores”, describe.

El asesor de la Agraria, que en el invierno cumplirá 15 años de profesión, tampoco recuerda un arranque de año como este. “La seca de la campaña 2008/09 fue distinta porque veníamos con más reserva en el suelo. Lo raro esta vez fue que no hubo lluvias en los últimos 20 días, cuando lo habitual es que entre las últimas semanas de diciembre y la primera de enero, se registren precipitaciones. Y esa agua por más poca que sea, es salvadora. Esta vez faltó, y empeoró todo tantos días con semejante calor”, agrega.

El girasol y el maíz son los cultivos que peor la están pasando porque se encuentran en período de floración. “Son los que se van a ver más afectados porque no tienen revancha. En soja, si empieza a llover de ahora en más, va a salir bien porque el período crítico lo tiene en febrero. Lo mismo ocurre con los maíces tardíos”, comenta Rodera.

El panorama más alentador, en caso de que en el corto plazo vengan las esperadas lluvias, lo tienen los cultivos de girasol, maíz y soja que están en estado vegetativo todavía por ser de siembras tardías o de segunda. “Para esos todavía hay expectativas de cosecha”, coinciden los ingenieros.

Pero eso es futuro. El presente indica que la campaña gruesa está gravemente herida y necesita de una lluvia (que será más bendita que nunca) para esperanzarse con un mejor final de película.

*La foto que ilustra la nota pertenece a un maíz del establecimiento La Leopoldina de Copetonas

 

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La situación de Coronel Dorrego

“La situación es compleja, pero yo dividiría la complejidad en distintos grados. Las siembras tempranas, que en los últimos años venían zafando, son las que más están padeciendo; mientras que los más tardío está fresco como una lechuga”, explicó el ingeniero Gustavo Thiessen, quien asesora campos principalmente en el partido de Coronel Dorrego.

“Maíces y girasoles sembrados temprano ya están jugados. Lo que se hizo tarde y lo de segunda, si empieza a llover van a responder”, agregó.

Dentro del escenario complejo que atraviesan maíces y girasoles, el ingeniero dorreguense destacó que está mejor parado el cultivo de los capítulos amarillos. “Ante la misma condición y mismas épocas de siembra, los girasoles están en el formato mejor que los maíces. Estos se están comiendo lo peor, porque los tempranos están floreciendo entre la semana pasada y esta. Y se conjugan las dos cuestiones: una temperatura muy elevada y falta de precipitaciones”, describió.

También juega a favor del girasol su desarrollo radicular. “Es un cultivo que está ‘prendido’ más abajo. En cambio, el maíz no explora tanto y en algún momento necesita agua como para seguir. Y es lo que no tuvo”.

“El palo en la campaña está puesto, falta que empiece a llover como para salvar las siembras tardías”, finalizó Thiessen.

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