El agua del fin de semana llegó tarde para los girasoles y maíces sembrados en fecha, que ya tienen una alta afectación de su potencial (incluso hay lotes perdidos), pero será capitalizada por los implantados más tarde y los hechos sobre los rastrojos de la fina que pudieron soportar la falta de lluvias. En el caso de la soja, el beneficio es general (también hay cuadros que se perdieron)
Las lluvias del último fin de semana generaron un cambio de tendencia en la campaña de los cultivos de gruesa. Porque si bien hay mucha superficie afectada, incluso perdida, por la extensa sequía que sacudió a la región (y al país) y la intensa ola de calor que se produjo en la segunda semana de enero; las precipitaciones generalizadas le cayeron justas a los lotes sembrados más tarde y a los de segunda. Y son esos cultivos que ahora sostienen las expectativas de la cosecha.
El productor que atrasó la fecha de siembra y llegó con un cultivo relativamente bueno, sin sufrir a esta fecha, va a tener un resultado más positivo en relación a las siembras tempranas. Y la misma regla corre para los lotes de segunda. Esa sería una apretada síntesis de la foto que muestra hoy la gruesa en la región.
Contrastes
“Salimos de recorrida la semana pasada, antes de la lluvia, y está a la vista que la seca y el calor afectaron a todo lo que es la gruesa de primera, fundamentalmente maíces y girasoles que se sembraron temprano (a mediados de octubre). Esos cultivos enfrentaron la floración en sequía y eso afecta totalmente al rinde”, explicó el ingeniero Martín Lanceta, técnico perteneciente a la Chacra Experimental Integrada Barrow que está a cargo de la agencia del INTA en San Cayetano.
“Vemos girasoles de primera con una cabeza chica y maíces muy afectados, bastante secos, y con choclos chicos”, agregó.
“Estas lluvias seguramente no tendrán impacto en esos lotes, pero si afectarán positivamente a todo los sembrado más tarde y a los cultivos se segunda. Estamos viendo girasoles y maíces de segunda, y sojas más tardías que vienen lindos. Están en floración ahora así que estas precipitaciones fueron excelentes”, completó Lanceta mostrando el contrastante escenario que arrojan las salidas al campo en la zona.
También fue el ingeniero Matías Fik quien describió los contrastes de una gruesa bajo la influencia de un evento La Niña y sus precipitaciones erráticas y altas temperaturas.
“Estas lluvias aportan muchísimo para la soja, para los maíces tardíos, para el pasto y para los cultivos de segunda, al menos los que venían aguantando y no quedaron en el camino”, indicó el asesor privado.
“En cambio, para girasoles y maíces que estaban sembrados temprano y venían muy afectados o medianamente complicados, puede llegar a ayudar a aportar un kilo más en el llenado de granos”, agregó.
“Los maíces tempranos están en general con el grano pastoso, completando el llenado final, y si tienen hojas todavía o están con superficie verde, tienen un gran aporte por parte del llenado y estas condiciones van a ser que eso evolucione”, completó Fik.
Vedettes
El que siembra último… “Todos los que apostaron a fechas tardías, del 20 de noviembre en adelante, inclusive cultivos de primera sembrados bien entrado diciembre, y los de segunda, van a ser las vedettes de la campaña. El año pasado la padecieron, ahora van a ser los ganadores”, analizó el ingeniero Gustavo Thiessen, asesor que principalmente camina los suelos de Coronel Dorrego.
Según sus datos, a lo largo de la última década, los sembrado “recontra tardío” es lo que termina esquivando el clima adverso y generando rindes interesantes.
Pero en la campaña de las diferencias en la que es imposible generalizar situaciones o acontecimientos, también están los ingenieros que aclararon que no todo lo de segunda o sembrado tardío brilla como el oro. Algunos de los consultados coincidieron en marcar que muchos cultivos de segunda se atrasaron demasiado y están muy sufridos. “Faltó tanta agua que hay lotes que se han perdido”, explicaron.
La soja es el cultivo de cosecha gruesa que goza de mejor salud. La explicación es muy simple: su partido lo define con las lluvias de febrero en el caso de las de primera, y con las de marzo si son de segunda. De todos modos hay lotes a los que les pegó tanta seca, pero las pérdidas generadas no son significativas.
Las precipitaciones del último fin de semana fueron un salvavidas para los girasoles más atrasados, que ya cierran el ciclo, y para los maíces tardíos, que podrán beneficiarse todavía con alguna lluvia en el corto plazo. Pero a partir de ahora la que empieza a demandar precipitaciones es la soja.
“Si el clima sigue así, lloviendo de vez en cuando de manera que se vaya recuperando el perfil del suelo, y las temperaturas continúen siendo moderadas y el frío retrase su llegada, todo lo que es de segunda va a rendir bien”, expresó el ingeniero Lanceta.
El daño ya está hecho
Hasta acá podría decirse que fue el “lote medio lleno” de lo que es una campaña gruesa muy particular. Porque, claro está, el ciclo también el “lote medio vacío”, que son las pérdidas que ya están decretadas producto de la seca que soportó la región desde diciembre y las altas temperaturas de enero. Y por lo ya explicado de la soja, las mermas se concentran en el girasol y el maíz.
Asesores consultados coincidieron en indicar que cultivos sembrados temprano sufrieron pérdidas de rinde en relación a la media en el orden de entre un 20 y un 60%. “Hay maíces que directamente no dieron granos”, graficaron.
El girasol define mucho ahora con el llenado, pero en siembras de octubre habría una merma del 30% de rinde. “Cuando más temprano, mayor es la caída. Los girasoles que están empezando a llenar el grano ahora o están más atrasados, tendrán menos merma”, coincidieron los técnicos.