El productor agropecuario que fue distinguido en la Fiesta Provincial del Trigo de 2015, falleció el miércoles a los 88 años. Fue pionero en la siembra de raigrás y llegó a esquilar 25.000 ovejas por campaña. Desde siempre estuvo relacionado con la Cooperativa de Cascallares
El último miércoles se produjo el fallecimiento a los 88 años de Nivardo Zamora, un reconocido productor agropecuario de la zona de Cascallares que fuera distinguido como Agricultor Pionero en la Fiesta Provincial del Trigo de 2015. Zamora, además, estuvo desde siempre relacionado con la Cooperativa de Cascallares habiendo integrado el consejo directivo durante varios años.
Nivardo había nacido en Barrow, localidad en la que su padre se desempeñaba como estafeta postal. Pero sus primeros recuerdos ya los tenía en un campo de Cascallares, donde su familia se instaló antes de 1935, cuando su papá decidió dejar el correo y transformarse en chacarero.
Acompañó a su padre en las tareas rurales y se incorporó a la sociedad “Martin Zamora e hijos”, a los 18 años, en un campo de 400 hectáreas. Hasta que tras la gran sequía de 1962, su papá decidió dejar de arrendar un campo de 160 hectáreas, y Nivardo eligió independizarse y continuar con el arrendamiento. Al poco tiempo compró una esquiladora y se dedicó a sembrar y brindar servicio de esquilado. “Llegue a esquilar 25.000 animales con cinco varillas”, le contó a La Voz del Pueblo en 2015.
Como otro de los puntos para destacar de su vida como productor está la incursión en la siembra de raigrás. “Debo haber sido uno de los primeros en sembrarlo. Junto a Cristian Bolt empezamos a hacerlo en 1945. Ocurre que en esa época había una plaga que se llamaba pulgón verde y no había productos para combatirla porque todavía no se fumigaba. Pero el raigrás no lo comía, así que era una buena alternativa hacerlo”, explicó.
Y si de recuerdos y de agricultura se trata, Nivardo fue un gran productor de lino, un cultivo hoy casi desaparecido. “Después hice siempre trigo, cebada, avena, y una vez que el girasol se adaptó a la región, empecé a sembrarlo también”, comentó en aquella oportunidad.
También tuvo una larga relación con la ganadería. Primero se dedicó a los lanares, porque además de esquilar, llegó a tener una majada de 1.300 cabezas. “En esos tiempos la raza que se usaba era Lincoln. Después pasé a tener Corriedale”.
Con el paso de los años y sobre todo a partir de la siembra de cultivos de cosecha gruesa, los lanares le dejaron el espacio a los vacunos. “Tuve pocas vacas, entre 100 y 130, y me dedicaba a hacer cría”, contó.
Nivardo trabajó toda la vida con la Cooperativa de Cascallares, a la que sin dudar definió como “mi casa” y en la que siempre se sintió contenido, sobre todo cuando la mano vino difícil. Incluso durante varios años integró el consejo directivo de la entidad. En 1956 se casó con Ethel Nelly Cabodevilla, con quien tuvo un hijo (Abel Armando), 11 nietos y cinco bisnietos.