El cereal gana terreno en todos los ámbitos de la industria para la elaboración de productos alimenticios y no alimenticios. Ese fue uno de los ejes sobre el que giró el XVI Congreso Maizar en cuya apertura participó el ministro Julián Domínguez, quien pidió perdón por la falta de gasoil
La multiplicidad de productos alimenticios y no alimenticios que contienen maíz, la sustentabilidad de los cultivos de maíz y sorgo, la oportunidad y el papel en la seguridad alimentaria mundial de los países de América, particularmente Estados Unidos, Brasil y la Argentina, y la necesidad de industrializar más fueron los temas centrales del XVI Congreso MAIZAR que se desarrolló en Parque Norte, en la ciudad de Buenos Aires.
La apertura del evento se concretó con un panel formado por ministro de Agricultura de la Nación, Julián Domínguez, el presidente del Congreso y subgerente general de ACA, Víctor Accastello, y el titular de MAIZAR, Pedro Vigneau, quienes destacaron la importancia que tiene la producción del maíz en casi todos los órdenes de la vida. Participaron del evento el ministro de Agricultura de Brasil, Marcos Montes Cordeiro; y la consejera agrícola de Estados Unidos en Argentina, Rachel Bickford.
“El maíz siempre está”
Ese fue el lema elegido para el Congreso que tras tres años volvió a realizarse de manera presencial, y Accastello justificó el título del evento: “El maíz está en el desayuno, el almuerzo, la cena, en la leche, los copos de cereales, el huevo, la carne vacuna, de cerdos y de aves. Del maíz provienen los espesantes para sopas, yogures y helados. Y también los endulzantes para golosinas y bebidas. Las burbujas de las gaseosas son hoy gas de maíz. El alcohol sanitizante es un derivado del maíz”, describió.
El sub gerente de la Asociación de Cooperativas Argentinas destacó también la presencia del maíz en la industria automotriz: “Cada auto naftero de la Argentina tiene en su tanque bioetanol de maíz. El dióxido de carbono que se recupera de la producción de bioetanol, se utiliza en el proceso de extracción del litio, que terminará en la batería de todos nuestros celulares”.
También explicó que los nuevos usos del maíz “están sustituyendo derivados de la industria petroquímica: los bioplásticos para envases de gaseosas, las fibras de poliéster para la industria textil, el ácido poliláctico que se utiliza por ejemplo para inyección de autopartes, son derivados del maíz”.
Incluso, dijo que el futuro de “la electromovilidad sustentable tiene al bioetanol de maíz como una opción muy válida”, así como el combustible para aviones, “en pos de la reducción de las emisiones de dióxido de carbono de este tipo de transportes. El maíz siempre está y será cada vez más protagonista en materia de alimentos, bioenergías y biomateriales”.
Accastello se refirió también al trabajo y al valor que agrega la cadena, que van desde el mejoramiento genético y la biotecnología para generar semillas de alta productividad, los productos de protección y nutrición de cultivos, los ingenieros agrónomos que asesoran desde la siembra hasta la cosecha, el transporte del cereal, la transformación del maíz en proteína animal, hasta los distintos tipos de industrialización.
“El maíz es la estrella de la bioeconomía global a la hora de generar alimentos, bioenergías e innumerables productos biológicos, y en la Argentina aún hay mucho camino por recorrer en la materia”, amplió.
Huella ambiental
Por otra parte, Accastello remarcó que “la huella ambiental del maíz argentino es una de las mejores del mundo, y mejorará más si se obtienen mayores rendimientos de maíz por hectárea, con el uso inteligente de insumos agropecuarios a partir de ambientaciones de lotes y prescripciones variables para la siembra y la fertilización. El cuidado del ambiente es clave para tener accesos a mercados de alto valor”, reseñó.
Como ejemplo, remarcó que el bioetanol de maíz argentino puede acreditar con certificaciones que genera un ahorro de emisiones mayor al 70% con respecto a la huella de carbono de la nafta bajo estándares europeos, y gracias a esto la Argentina puede exportar bioetanol a ese exigente mercado.
“El maíz es un cultivo imprescindible para una agricultura sostenible. Resulta necesario que en nuestro país se siembre más maíz, y que la transformación de este ‘grano mágico’ en otros productos crezca de manera significativa en cantidad y variedad”.
Las piedras en el zapato
A su turno, con un traje hecho en base a maíz, Pedro Vigneau hizo un repaso de los problemas que afectan a la cadena, como los derechos de exportación; la brecha cambiaria; la demora en actualizar la Ley de Semillas que data de 1973; las alícuotas de importación a fertilizantes o la falta de dólares para la compra de los insumos que deben traerse del exterior. En la lista, Vigneau incluyó también los saldos técnicos de IVA o la escasez y el aumento de precios del gasoil.
El titular de Maizar recordó que el 75% del maíz argentino se exporte en grano, sin procesar, cuando en Estados Unidos y Brasil, los otros dos grandes exportadores mundiales, la proporción es casi inversa.
“Nuestra cadena se sustenta en los tres pilares del Desarrollo Sostenible: el social, el ambiental y el económico”, dijo.
En cuanto al social, destacó que la cadena maicera genera unos 730.000 puestos de trabajo, incluso exportando tres cuartas partes como grano. “¿Se imaginan cuántos más empleos podrían generarse si se industrializara más en el país?”, se preguntó.
“Tenemos mucho para crecer en la Argentina, aumentando la cantidad de lo que ya transformamos, así como agregándole valor al maíz con nuevos productos”, subrayó.
Respecto de lo ambiental, destacó que la cadena “se vale del sistema productivo en siembra directa, que preserva los suelos mediante la no remoción y garantiza un mejor aprovechamiento del agua.
Recordó también que este cereal tiene, como cabeza de rotación, al maíz y al sorgo, que son plantas de carbono 4, con mayor eficiencia fotosintética. Por esto, son considerados una herramienta clave para solucionar el problema de volver a llevar al suelo el carbono que la humanidad está liberando a la atmósfera a través de los combustibles fósiles”.
Gasoil: Domínguez pidió perdón
Sobre el cierre del panel de apertura, el ministro Julián Domínguez recordó que nació en Chacabuco, que fue capital nacional del maíz: “Tuve la bendición de ser ministro en un momento en que el maíz es la estrella”, con un “horizonte extraordinario de crecimiento, que no ha alcanzado el techo”.
Coincidió con Accastello y Vigneau en que es un desafío de las políticas públicas avanzar en el valor agregado mediante una mayor industrialización. También pidió disculpas por los problemas que genera la falta de gasoil. “A los productores, por los trastornos, mil disculpas. Necesitamos que produzcan, lo necesita el país. Nos zambullimos en los problemas para poder resolverlos”, dijo Domínguez y responsabilizó en gran medida a la guerra entre Rusia y Ucrania.
Sobre este tema, intentó llevar tranquilidad acerca de la falta de insumos, como el gasoil y también los fertilizantes: “Creo que ni la siembra ni la cosecha del segundo semestre están comprometidas. Que vamos a tener dificultades, vamos a tener dificultades, pero el combustible está garantizado”, aseguró.