Con la humedad justa y necesaria avanza la siembra fina en la zona

A diferencia de lo que ocurre en las otras regiones productivas, en Tres Arroyos y su zona de influencia las condiciones del suelo permiten el trabajo de las sembradores y restan pocos lotes para cubrir el área destinada a trigos y cebadas. La preocupación surge por la evolución de los cultivos en la primavera ya que los pronósticos de lluvia no son alentadores

 

Mientras la Bolsa de Cereales de Buenos Aires volvió a reducir en su último informe su estimación de siembra de trigo 2022/23, a raíz de la escasez hídrica que sacude a gran parte de la Argentina, en Tres Arroyos y su zona de influencia la siembra de los cultivos de fina avanza a paso firme y está en la recta final. Los técnicos y productores consultados coincidieron en marcar que el avance de los trabajos alcanza el 90%, restando fundamentalmente algunos lotes de cebada y de trigo candeal, y que -en general- los suelos de la región cuentan con humedad para la siembra y el nacimiento de los cultivos.

En lo proyectado a nivel país, por cuarta vez en los últimos dos meses, la BCBA achicó el área de trigo esperada en 100.000 hectáreas: durante el congreso A Todo Trigo, el 12 de mayo pasado, había estimado una superficie de 6,6 millones de hectáreas; mientras que luego de la reducción realizada en su Panorama Agrícola Semanal (PAS) publicado en las últimas horas, el cálculo quedó en 6,2 millones. Significa así, además, una reducción del 7,5% o 500.000 hectáreas en comparación con las 6,7 millones que se implantaron en la campaña pasada.

“Este ajuste se debe a la imposibilidad de cumplir con los planes de siembra en zonas del centro y norte del área agrícola donde la ventana de siembra se encuentra próxima a cerrar”, explicó la Bolsa bonaerense.

La previsión de la entidad porteña quedó así en línea con la de la Bolsa de Comercio de Rosario, que también aguarda 6,2 millones de hectáreas; mientras que el Gobierno, que inicialmente era optimista por una siembra similar a la de 2021, terminó reduciendo su previsión en 300.000 hectáreas.

En tanto, el informe de la Bolsa confirma además que la implantación avanza a ritmo más lento que el año pasado: hasta ahora se han sembrado el 85,2% de los lotes intencionados, 6,1 puntos porcentuales por debajo del ciclo 2021/22.

Sudeste bonaerense

El reporte coincide además con un documento elaborado por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) en el que se menciona que el sudeste de Buenos Aires es la única zona con buena disponibilidad de agua y que sostiene toda la campaña. “Las labores (de implantación) se concentran en lotes del centro-este y sur del área agrícola que aún disponen de humedad para sembrar”, refleja la Bolsa.

En lo que respecta puntualmente a Tres Arroyos y su zona de influencia, el ingeniero Fidel Cortese indicó que hay dos situaciones bien diferenciadas: “Por un lado estás los lotes que se manejaron cuidando el agua, que están en siembra directa, y cuentan con buena humedad. Por otro, los que se laborearon, que están un poco más complicados, sobre todo con estas heladas y sin lluvias”.

De todos modos en ambas situaciones se ha podido sembrar. “En general, los lotes tienen humedad para seguir sembrando y para el nacimiento del cultivo”, aseguró.

Un escenario similar describió el ingeniero Matías Fik. “En general la humedad es buena, sólo hay complicaciones con los lotes que estaban en convencional, que venían de girasol, y se están sembrando ahora porque se destinaron a trigo candeal o se demoraron los trabajos por cuestiones de malezas”.

Aunque aclaró que “de todos modos humedad para que se logre un buen cultivo había”.

El asesor privado explicó que en esta campaña, en general, se pudo sembrar temprano. “Si bien se demoró al principio por las lluvias y la humedad de mayo, durante el mes de junio se pudo trabajar bien y se logró avanzar rápido”.

Lo que viene

Más allá de la situación actual del avance de la siembra y del estado de los lotes ya implantados, hay cierta preocupación por lo que se avizora para la primavera en cuanto a la ocurrencia de precipitaciones. “El pronóstico da bastante seco para los meses que vienen y eso es un tema preocupante”, planteó Corteses.

Esa previsión de pocas lluvias condiciona la toma de decisiones del productor además de ponerle un manto de dudas a lo que será el desarrollo de la campaña. “La falta de agua asusta un poco, los pronósticos que no son buenos complican la planificación en lo referido a la aplicación de nitrógeno. Siempre es preferible fertilizar temprano, pero en este contexto, ante una inversión tan grande, cuesta la decisión. Habrá que seguir los pronósticos para definir”, comentó Fik.

Hay que recordar que existe una probabilidad del 52% de que continúen condiciones de La Niña durante el trimestre julio-agosto-septiembre y eso no son buenas noticias en cuanto a la normalización de la ocurrencia de precipitaciones.

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