Cultivos de servicios en el sudeste bonaerense: del dicho al hecho

¿Dónde poner el ojo a la hora de sumar cultivos de servicios y no fallar en el intento? Las recomendaciones del ingeniero Guillermo Divito y un adelanto de un tema que Aapresid tratará en su Congreso “A suelo abierto”

 

Los productores del sudeste bonaerense, motivados por las bondades de los cultivos de servicios (CS), buscan hacerles un lugar en las intensificadas rotaciones de la zona. El asesor técnico de la Regional Aapresid Necochea, Guillermo Divito, comparte consejos para incluir a esta valiosa herramienta sin perder en el intento.

La pregunta no es cómo, sino cuándo ubicar a los CS

Si bien los CS no son novedad en esta región, la que hace 10 años viene consolidando tecnologías para su manejo, su adopción todavía está un paso atrás. Según Divito, esto es debido a la dificultad de encontrar un bache dentro los planteos dominados por la fina, y por la gran proporción de campos arrendados, lo que complica la planificación a mediano-largo plazo.

Así y todo, encuentran una oportunidad para hacerles un huequito a los CS. ¿Dónde? En lotes donde los cultivos de segunda son erráticos. En estos casos, sobre todo si la temporada se perfila muy seca, en lugar de soja de segunda, por ejemplo, apuestan a una mezcla de avena y vicia o vicia pura. “La leguminosa de la mezcla aporta nitrógeno biológico y la gramínea compite con malezas y mejora el suelo”, destaca.

Las claves para no desistir en el intento

El foco de la estrategia se debe poner en siembras tempranas, para asegurar una mejor implantación, y esquivar los crudos inviernos de la zona. La ventana ideal de los CS va desde febrero/mediados de marzo hasta fines de agosto, o mitad de octubre, en caso de seguir con un maíz tardío.

Las siembras aéreas son menos frecuentes que las terrestres, y se suelen hacer exclusivamente dentro de maíces que siguen a soja de primera. En lotes con malezas complicadas como raigrás, crucíferas o yuyo colorado, es recomendable evaluar aplicaciones de preemergentes para favorecer la competencia de los CS, enfatiza el asesor.

Por otra parte, para determinar el momento óptimo de secado, es crucial ir monitoreando el consumo y la disponibilidad de agua, así como hacer seguimiento fenológico para evitar que no se pasen -principalmente las gramíneas- y cuidar el nitrógeno para los cultivos que vienen.

En cambio, si el planteo es con integración ganadera, los CS se pastorean antes de ser quemados y, al reducirse el consumo de agua, se abre la posibilidad a seguir con girasol, comenta. Para un año como el actual, apretado de agua y por insumos que escalan en costos, “la clave está en buscar el punto óptimo de fecha de terminación, de modo que no se consuma demasiada agua y que al mismo tiempo se aseguren los servicios buscados”.

Invertir en servicios ecosistémicos

El paquete tecnológico infalible para CS exitosos incluye una siembra de calidad, uso de curasemillas, inoculante en leguminosas, control previo de malezas y adecuada fertilización, “entre 50-80 kg de Fosfato Diamónico”, ejemplifica, aclarando que ese costo de fertilización no debe imputarse al CS, porque los nutrientes no se exportan con el grano sino que quedan en el suelo para los cultivos siguientes.

Según el referente, “los productores son conscientes de los beneficios que vienen con los CS, principalmente de aquellos se monetizan a corto-mediano plazo, como ahorrar aplicaciones de herbicidas y fertilizantes”.

Estas y otras recomendaciones podrán ser escuchadas en la voz de Guillermo Divito, junto a otros especialistas y productores de distintas regiones del país que participarán de la 30 edición del Congreso de Aapresid “A suelo abierto”, del 10 al 12 de agosto en Rosario.

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