Parece que el campo no tendrá una feliz primavera

2El meteorólogo Leonardo de Benedictis anticipó que no se esperan lluvias hasta la última semana de septiembre y que será una primavera con pocas precipitaciones. Más allá de algunos eventos registrados en ciertas zonas, las principales regiones productivas del país acumulan casi cinco meses sin agua. “Hoy casi 3/4 del país atraviesa una sequía prolongada”, indicó. El análisis de lo que viene

La complicada situación que se vive en las principales regiones productivas del país por la prolongada sequía que atraviesan, no parece tener un alivio al menos en el corto plazo. Un análisis de lo que se viene en materia climática en el corto y mediano plazo realizado por el especialista Leonardo de Benedictis no es alentador. Pase y lea la charla que el licenciado mantuvo con Damián Hinding en CAMPO total radio.

– La situación es compleja, ¿qué escenario se vislumbra en las próximas semanas?

– Es muy amplio el sector afectado por la seca. Ya no estamos hablando de una zona con déficit hídrico, sino de casi de 3/4 del país con una sequía prolongada. En la mayoría de las regiones las últimas lluvias medianamente importantes se dieron por marzo. Algunos recibieron algo en abril. Pero en general no tuvimos la recarga de otoño de mayo. A eso se le suma que junio, julio y agosto son tres meses que suelen ser secos, y no se han dado eventos, más allá de algunas precipitaciones aisladas, que pudieran cambiar la ecuación de la sequía. Y pensando que ya estamos entrando en la primavera, preocupa mucho.

– Se complica más porque también hemos tenido días de temperaturas altas para la época.

– Así es, la preocupación también viene por el lado de la temperatura. Aunque la característica de la variabilidad térmica sigue estando presente y así como sube, baja fuerte. Pero en esos picos altos empezamos a tener la evapotranspiración mucho más marcada, eso hace que el balance hídrico empiece a ser más negativo aún, y no tenemos ningún aporte o son mínimos y aislados. Y la situación se sigue agravando.

– ¿Tendremos agua en el corto plazo?

– No hay una tendencia firme de lluvias hasta pasado mediados del mes, con lo cual hay que hablar de que las precipitaciones recién aparecerían la última semana de septiembre y estaríamos cumpliendo cinco meses de ausencia de lluvias destacadas. La única zona que tuvo algo de agua fue el este de la provincia de Buenos Aires.

– También influye que no veníamos de años llovedores.

– Así es, hay que tener en cuenta que venimos arrastrando dos años de sequía, en mayor o menor medida y dependiendo de la zona. Pero en estos dos años hemos venido perdiendo humedad. Entonces a la falta de lluvias ahora no la podemos compensar con las reservas, como estaban acostumbrados por ejemplo en Córdoba, Santa Fe, que hablar de 250 mm en el suelo era común. Este año no están.

– ¿Y qué pronóstico hay a mediano plazo?

– En este tipo de años lo que hay que decir es que en octubre, noviembre y diciembre lo habitual es que no sobre humedad. Así que probablemente vamos a un escenario en el que muy probablemente falte el agua. Decir cuándo va a llover no lo podemos saber, pero sí advertirle al productor que empezamos una primavera en la que los eventos de lluvia son muy erráticos, puntuales, y si bien en algún sector puede haber precipitaciones significativos, en general la falta de lluvias nos acompañará toda la primavera.

– ¿Qué pasará con las temperaturas?

– Mucho cambio, mucha variabilidad. En los años que son secos, los cambios de temperaturas están a la orden del día. Podemos tener jornadas de 30 grados y 24 horas después caer a 2 grados. Esas características las tendremos por lo menos en las próximas cuatro semanas. Hasta mediados de octubre los cambios estarán. Por eso decimos que son los años propensos a tener heladas tardías, después hay que ver si se dan o no.

– Seguimos bajo un evento La Niña, ¿qué incidencia tiene en cada región?

– El evento La Niña el mayor déficit de lluvias lo genera en la franja este del país, en el litoral, en el centro-noreste de Buenos Aires. Y a medida que nos vamos hacia el oeste, La Pampa y Cuyo, hasta hay años en que se ven favorecidos, les genera un aumento en el nivel de lluvias. No es para todos parejo la incidencia. En estos años, la ventaja además que tiene la franja costera bonaerense es que tiene una ayuda del Atlántico, que de manera errática nos puede permitir la entrada de aire un poco más húmedo y generar alguna lluvia que a otros sectores les cuesta mucho más conseguir.

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