La Niña todavía goza de buena salud y hará de las suyas hasta el arranque de 2023. “La frecuencia de las lluvias mejorará a partir de febrero”, indicó la climatóloga Stella Carballo en su disertación en la Cooperativa Agraria
No fue alentador el panorama que pintó la licenciada Stella Carballo respecto al comportamiento del clima en lo que resta de la primavera y gran parte del verano. Si bien el golpe de agua de esta semana cortó la sequía -incluso hubo otro chaparrón inesperado en la madrugada de ayer- y le cambió el ánimo a la mayoría de los productores, La Niña todavía goza de buena salud y hará de las suyas hasta el arranque de 2023.
“La Niña continua y vamos a ir saliendo del evento lentamente. Por lo tanto sigue la baja presencia de frentes de humedad y es muy difícil de escapar del impacto en los cultivos de verano”, indicó la climatóloga en su disertación vía zoom invitada por la Cooperativa Agraria de Tres Arroyos.
“La lluvia que tuvimos esta semana forma parte de las condiciones del año. En 2021, año Niña también, las precipitaciones se presentaron en septiembre, esta vez, en octubre. Y la frecuencia de frentes va a seguir siendo menor de lo normal”, comentó.
“Con el agregado de que a partir de ahora nos tocará atravesar la peor parte, porque a la falta de agua se le suma el aumento de la temperatura”, completó.
¿Qué se puede esperar?
Según el panorama que brindó Carballo, durante noviembre pueden registrarse algunos eventos para pasar luego a diciembre y enero, “meses cálidos en los que las lluvias se presentarán con frecuencia espaciada, lo que puede afectar la evolución de los cultivos”.
“En la segunda quincena de diciembre podemos llegar a tener algún evento interesante. Enero será más restringido, por lo tanto hay que tener en cuenta el tema de las temperaturas”.
El cambio comenzará a darse a partir de febrero. “La Niña se irá atenuando hasta que entremos en una fase positiva para el otoño, que habilita a mejores lluvias, a mayor frecuencia, y sobre todo, al bajo riesgo de la ocurrencia de heladas tempranas”.
Y completó: “En febrero ya estaríamos dentro de una fase neutra, por lo menos recuperando la frecuencia, de modo que las temperaturas no van a llegar a alcanzar valores tan altos. Porque cuando se elevan, viene la lluvia y bajan. Entonces los cultivos pueden evolucionar con otra condición”, dijo la especialista.
A febrero le toca recuperar la cantidad de eventos, que las lluvias dejen de ser tan espaciadas, en tanto, al trimestre del otoño le corresponde aumentar los milímetrajes de las precipitaciones. “Con la recuperación primero de la frecuencia y luego de los montos, son buenas las perspectivas para la campaña fina del año que viene porque se podrán recargar bien los perfiles”, comentó la ex técnica del INTA y hoy asesora independiente.
Por otro lado, también la buena noticia que deja el paso, en principio, a un evento neutro, es la baja probabilidad de que se registren heladas tempranas. No es menor, teniendo en cuenta que el atraso obligado de las fechas de siembra de maíz y soja hará que la evolución de los cultivos se extienda bien entrado el otoño.