Caprichos de La Niña: en plena campaña fina el agua sirvió para salvar la gruesa

Las lluvias de esta semana cortaron una sequía de varias semanas y en las zonas donde superaron los 30 milímetros permitirá largar con las siembras de los cultivos de verano. Para cebadas, avenas y trigos, en general, el daño ya estaba hecho, y las precipitaciones sirven para frenar la caída de la pérdida de rindes. El agua fue clave para el rebrote del pasto para la hacienda. La palabra de técnicos de la región

 

“El duelo de la fina ya estaba hecho, lo que se festejó por la llegada de la lluvia tiene que ver con que se va a poder sembrar la gruesa, y también para el rebrote del pasto para los animales”.

La frase tiene la firma del ingeniero Gonzalo Rodera y logra resumir en forma clara y contundente el pensar de la mayoría de productores y técnicos de Tres Arroyos y la región.

Como siempre ocurre, las precipitaciones no fueron parejas en toda la región. Con pisos de entre 10 y 15 milímetros en la franja costera del distrito (Claromecó y Reta los menos beneficiados) y techos que rondaron los 70 milímetros (hacia el lado de Aparicio y de Gonzales Chaves) es también dispar el impacto y la utilidad que tendrá la lluvia para la fina, la gruesa y la ganadería.

La fina

“Los lotes sembrados más tempranos son los que más sufrieron y hay zonas que estaban muy secas: hacia la costa, para San Cayetano, El Carretero, campos muy buenos que venían muy complicados. El rinde ahí y en otros sectores que venían mal, ya estaba deprimido, la seca ya le había pegado a los cultivos y esta agua sirve para que el resultado no sea catastrófico”, explica el ingeniero Darío Tumini de Nutrien.

“Hacia el oeste y hacia Dorrego, que venían un poco mejor, esto vino bárbaro”, agregó.

Un trigo de poco porte, consecuencia del estrés hídrico (FOTO DARIO TUMINI)

“Las pérdidas en algunos ya son irreversibles, como la cantidad de espigas que tenés, tanto en cebada como en trigo. Lo que puede mejorar en las zonas de los buenos registros de lluvias es que no se sigan perdiendo esas espigas, y sobre todo en trigo, ayudar a tener un mejor número de granos y un mejor llenado”, aportó el ingeniero Fidel Cortese.

“De todos modos, de ahora en más va a depender mucho de la temperatura que tengamos. Porque el cultivo en plena espigazón consume entre 3 y 6 milímetros por día, variando según los grados que haya. Ahí se definirá entonces, cuánto le va a aguantar lo que le llovió”, agregó.

“Los cultivos de avena, cebada y trigo han sufrido la merma más o menos, en general, de un 50% de la estimación de rinde. Eso no tiene vuelta atrás. En el caso puntual de la cebada, estas lluvias pueden ayudar a que se llenen bien los granos, peor para eso se necesita que noviembre sea fresco”, cuenta el ingeniero Gonzalo Rodera, asesor de la Cooperativa Agraria de Tres Arroyos.

“Siempre es bueno que llueva, pero en este año tan particular el beneficio podrá llegar únicamente por el llenado de granos. Los cultivos ya tuvieron mucho estrés junto: sequía, helada, viento, calor la última semana… Y se están viendo las consecuencias”, completó.

Otros asesores sumaron una mirada más benévola en el caso de los trigos que venían más atrasados y que todavía pueden definir la cantidad de granos y luego obviamente el tamaño. Entonces, si reciben otros golpes de agua podrían salir más favorecidos que la cebada.

La gruesa

Con ese panorama en los cultivos de invierno, la mayor alegría el agua la generó por la campaña gruesa que está amaneciendo. Si bien algunos productores ya habían empezado a sembrar en seco, en general la gran mayoría estaba esperando la llegada de una lluvia para meter la sembradora en el lote. Siguiendo la lógica de tiempos (mirando el almanaque) y de tiempo (con la vista en el clima), lo que empezará a sembrarse en lo inmediato es girasol.

La fecha óptima de siembra va del 10/15 de octubre, a 10/15 de noviembre, es decir, estamos a mitad de camino, un pequeño retraso podría afirmarse. Pero nada determinante para el futuro del cultivo. Para lo que son maíces tempranos ya caducó la fecha, y teniendo en cuenta que se espera un enero seco, no hubiera sido una estrategia beneficiosa.

En el transcurso de noviembre y primeros días de diciembre se sembrarán sojas y maíces, y por lo comentado en el párrafo anterior, la tendencia para ambos cultivos será atrasar la fecha para esquivar al tan temido primer mes del año.

“Se había hecho muy poquito de gruesa antes del agua. El fuerte va a arrancar a partir del 10 o 15 de noviembre. En los campos que llovió 40 milímetros o más van a tener muy buena cama de siembra, por lo menos para arrancar”, explica Tumini.

“En los que cayeron menos de 20 milímetros y no hubo una buena recarga del perfil van a estar complicados. Porque se puede sembrar y el cultivo va a nacer porque tiene esos cinco centímetros de humedad, pero después te agarran días de altas temperaturas y es muy difícil que zafe. Por eso lo más conveniente es esperar una recarga de perfil, demorar la siembra, apuntar a hacerla más tardía”, agrega el asesor de Nutrien.

Una cebada con un marcado daño de helada (FOTO DE DARIO TUMINI)

“Todo lo que es maíz temprano, que va desde fin de septiembre a mediados de octubre no se sembró o se hizo muy poco. El productor cuando siembra maíz temprano especula con tener un poco más de potencial de rendimiento si la lluvia lo acompaña”, cuenta el ingeniero Facundo Cortese.

“Y el maíz tardío, que viene creciendo cada vez más, generalmente va desde mediados de noviembre a principios de diciembre. Es una estrategia más defensiva para escaparle a los calores de enero. No asegura un alto potencial de rendimiento, pero sí una mayor estabilidad”, indica el asesor privado.

Entonces, con esta situación de poca agua en el perfil y pronósticos de La Niña, muchos productores decidieron pasarse a maíz tardío.

Ganadería

Tan crítica como algunos cultivos de fina era la situación forrajera en toda la región. Estas precipitaciones fueron fundamentales para mejorar algo la flaca oferta. “Casi no había rebrotes y estas lluvias van a ayudar mucho a la ganadería, para los verdeos, las pasturas y los pastizales. Ahora con más altas temperaturas el pasto empieza a tirar más”, aporta Fidel Cortese.

“Esto generará una tirada más de avenas y de lo poco que queda de raigrás”, se suma Rodera.

A las lluvias de martes y miércoles se le sumó un chaparrón en la madrugada del sábado que no fue adelantado por los pronósticos y que rondó entre los 5 y los 10 milímetros en la zona. Y hay previsiones de nuevas precipitaciones para hoy y para mañana que sería muy importante que se concreten.

Por las características del año está claro que cada milímetro es clave.

 

————————————————————-

 

Coronel Dorrego y un escenario aceptable

El distrito de Coronel Dorrego presenta tres situaciones bien marcadas en lo que al estado de los cultivos de fina se refiere. Así se desprende del análisis de situación que realizó el ingeniero Gustavo Thiessen.

“Este año a Dorrego hay que dividirlo en tres sectores: de Bahía Blanca hasta San Román; de San Román a Dorrego; y de Dorrego hacia Tres Arroyos. El peor escenario se da en este último tramo, cuanto más te vas acercando a Tres Arroyos las lluvias fueron menores y los cultivos sufrieron más. Mientras que cuanto más próximo a Bahía el escenario es mejor”, detalló el asesor.

“La perspectiva no es de las mejores, pero no es mala si lo comparás con Tres Arroyos. Claro que también va en función del antecesor y de manejos. Lotes que vienen de gruesa están más sufridos que los que se hicieron sobre fina”, agregó Thiessen.

Respecto a las lluvias que se dieron entre martes y miércoles, el ingeniero indicó: “Rondaron entre los 30 y 50 milímetros. Llegaron en el momento justo para los cultivos más tardíos en el caso de las cebadas y para los trigos en general. Porque si bien las cebadas tempranas e intermedias ya estaban más definidas, van a tener un buen llenado. Para cebadas un poco más tardías la expectativa también es mejor”.

Compartí esta noticia en: