El Trigo argentino está en jaque mate

Podremos ver algún efecto bajista, de corto plazo, ante alguna medida restrictiva que pueda aplicar el Gobierno, pero luego el mercado retomará su génesis alcista ante un escenario de menor producción y fuerte retención a vender por parte de los productores

 

En un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) se estima una producción de trigo de la nueva cosecha 2022/23 en el orden de los 15 millones de toneladas.  El reporte advierte que debido a la conjunción de sequía y heladas la producción podría llegar a ser incluso mucho menor a esta cifra.

Y en este sentido, la BCR presenta dos hipótesis de media y mínima, con una producción hipotética de 13,7 y 12,5 millones de toneladas.

Balance de oferta y demanda ajustado

La realidad nos muestra que aún en la hipótesis de máxima (con 15 millones de toneladas), el balance de oferta y demanda está muy ajustado. Si consideramos que los exportadores ya tienen declaradas ventas por un total de 8,9 millones de toneladas, y los molinos necesitan 5,6 millones de toneladas para satisfacer la demanda interna y de exportación de harina, ya estamos en un número de demanda consolidada de 14,5 millones de toneladas.

La situación se vuelve mucho más crítica todavía si la producción final de trigo finalmente fuera de 12,5 o 13,7 millones de toneladas, como lo indican las dos hipótesis anunciadas.

Hoy los exportadores tienen compras de trigo nuevo declaradas por un total de 5,4 millones de toneladas y para cubrir las declaraciones de venta necesitan comprar 3,5 millones de toneladas. Los molinos tienen compradas apenas 77.000 toneladas, de una demanda anual de 5,6 millones de toneladas.

La hipótesis de mercado indica que los exportadores saldrán a la cancha en plena cosecha con mucha agresividad por trigo disponible para comprar los 3,5 millones de toneladas que necesitan para cubrir sus ventas.

Los exportadores enfrentan un mercado de demanda y no les será difícil exportar el trigo a otros destinos, además de Brasil. El problema de la exportación es comprar lo más rápido posible los 3,5 millones de toneladas que necesitan, y esto presagia un mercado muy firme incluso en plena cosecha.

Los molinos, por su parte, no disponen de suficiente capacidad financiera para sobrecomprar el trigo en plena cosecha y armar una cómoda posición de existencias que les asegure disponer del trigo para procesar y abastecer la demanda interna de harina.

Serán los molinos en definitiva los que van a sufrir en mayor medida la falta de oferta que ya se proyecta una vez terminada la cosecha.

Por el lado de la oferta, el productor sabe muy bien que hay un serio problema con la producción de trigo, que la sequía y las heladas provocaron pérdidas irrecuperables, que la calidad del cereal no será la óptima.

Vender lo mínimo

Su estrategia, desde el comienzo mismo de la cosecha, será vender lo mínimo posible para cumplir sus compromisos.

Una vez terminada la cosecha, el productor se sentará arriba del trigo, sabiendo que su producto tendrá una demanda muy firme y será difícil tentarlo a que lo venda, a menos que el precio que le paguen sea tan atractivo que lo impulse a vender.

Aun así me animo a anticipar que el productor no tendrá una actitud vendedora. En base a este escenario, podremos ver precios impensados de trigo una vez terminada la cosecha, y estamos hablando a partir de la primera semana de enero.

Podemos anticipar que el trigo está en jaque mate, y por más que el Gobierno aplique alguna medida restrictiva para la exportación, el mercado tendrá una impronta alcista muy difícil de modificar.

Podremos ver algún efecto bajista, de corto plazo, ante alguna medida restrictiva que pueda aplicar el Gobierno, pero luego el mercado retomará su génesis alcista ante un escenario de menor producción y fuerte retención a vender por parte de los productores.

No habrá medida oficial que pueda torcer la tendencia bullish (alcista) que tendrá el mercado de trigo durante todo 2023.

El cereal será un bien escaso durante todo el año próximo, y como tal se somete a las leyes de la oferta y la demanda. Ante la fuerte caída de la oferta, la demanda reacciona pagando cada vez precios más altos.

Por Pablo Adreani / Especial para CAMPO total y Agrovoz

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