En el peor momento de la ganadería, en el “Especial de fin de año” vendió en Claromecó más de 1.700 vientres en poco más de dos horas y a valores destacados, sobresaliendo lo pagado por las futuras madres. Fue el resultado de una hacienda muy bien presentada, de atractivas condiciones comerciales, de un gran trabajo del equipo de Alfredo S. Mondino y del optimismo de siempre del criador pese a la actualidad
Raro en los remates de Rústicos, la previa tenía gusto a misión imposible. La actualidad de la ganadería, rehén de una seca despiadada y de un mercado sumergido todavía en los precios de marzo pese a la inflación galopante, generaba que no hubiera muchas expectativas de cara al “Especial de fin de año” que presentaba una oferta de 1.700 vientres nada menos. Pero contra todos los pronósticos apareció la marea “rústica” en Claromecó y la venta terminó siendo más que satisfactoria.
La excelente presentación de la hacienda, las atractivas condiciones comerciales, el trabajo del equipo comercial de Alfredo S. Mondino y el eterno optimismo de los criadores que siempre apuestan por el futuro generaron que finalmente fuera un muy buen remate, siempre dentro del actual contexto.
“La preocupación y el desafío era vender, no se analizaba el precio. Había que resolver la venta. Incluso, pese a que fueron flexibles los criadores en poner las condiciones comerciales, había gente que por más plazo que le dieras su situación no tenía solución y no podía comprar”, explicó Sergio Amuchategui.
“Lo que destaco es la agilidad del remate y que se vendió todo y a precios muy buenos para el momento que vivimos”, completó el mentor de Rústicos luego de lo que fue el evento más difícil que tuvo que encarar desde el inicio del proyecto allá por 2007.
“Lo bueno es que no había expectativas de este remate. Había que vender esta cantidad de vientres en un momento que cuesta mucho hacerlo. Hoy el que compró puso más el precio que el que vendió, hizo más negocio, pero se vendió todo. Y eso es para destacar”, se sumó Roberto Mondino, a quien le demandó poco más de dos horas de martillo comercializar el importante volumen ofrecido por el grupo de criadores.
“Hubo valores que se destacaron, porque las vacas se destacaban y las manos estaban. Lo que a la gente le gustó lo premió y lo pagó. Fue muy lindo eso, muy real”, agregó el martillero que aportó todo su oficio e histrionismo para que el trámite fuera ágil y divertido.
Como nunca, cada pieza que conforma Rústicos y la firma Mondino fue fundamental para que el remate saliera bien. “Todos aportaron su granito de arena para que justamente en la playa de Claromecó podamos sacar la venta adelante”, indicó Mondino. Se refería a la calidad de la hacienda, a las buenas imágenes presentadas de cada lote, al plazo ofrecido por los criadores (90 días libres y otro tanto con un 20%), al beneficio del 8% que se podía acumular sólo por participar de las preofertas, al trabajo realizado por el equipo comercial de la consignataria (hubo compradores de las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba, Mendoza, San Luis, Santa Fe y Entre Ríos) y a la presentación del evento en una coqueta carpa montada en la playa.
Futuras madres
Al desmenuzar la venta, surge como dato destacado el valor logrado por las vaquillonas sin servicio. No sólo porque hicieron promedios superiores a lo que marcaba el mercado en las últimas semanas (se vendieron hasta por arriba de los 230 mil pesos, cuando la media venía siendo de entre 170 y 180 mil pesos), sino porque evidenciaron un mayor interés que por los vientres preñados. “La gente compró un futuro no mediato sino de largo plazo”, aseguró Mauricio Bicondoa, otra pieza clave en el equipo “rústico”.
El vientre colorado parido con un buen ternero al pie también dio la nota. “La vaca parida que se vendía entre los 210 y 220 lo que pisa, en Claromecó hizo 260 mil pesos. Superó el promedio general de todo el año de la hacienda Angus en todos los remates en un 39%”, analizó Bicondoa.
“Ha sido un buen remate, pero yo miro las cosas no tanto desde los precios sino de que todo el equipo estuvo en positivo y que todos los clientes pudieron invertir. Hoy estamos invirtiendo, como el que compró vaquillonas para entorar, para ver un producto dentro de tres o cuatro años”, indicó Juan García, director técnico de Rústicos.
“El momento no es bueno, pero no hay que poner excusas y hay que seguir trabajando, generando negocios y desarrollos para que esto funcione. Y eso es lo que se vio acá”, completó.
Rústicos tuvo su última función del año en la arena de Claromecó y la sensación general fue de alivio y satisfacción. “Acá se vieron las ganas de invertir que tiene la gente, el esfuerzo que siempre hace el criador y el potencial que tiene la firma Alfredo S. Mondino. Fue el mejor remate que podíamos tener en el peor momento”, concluyó Amuchategui.
“Venimos de un año triste, bravo, de sequía, y ver un remate así te devuelve las ganas de estar en ganadería”, se sumó Mondino.
De volver al futuro.
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