En 2022 se dio el tercer evento La Niña consecutivo, una situación que pocas veces se había registrado, y que impactó de manera muy negativa en esta región en particular
Este 2022 quedará marcado desde el punto de vista climático como uno de los años más complicados para la producción agropecuaria. Si bien los modelos indicaban allá por el verano que se terminaría dando un evento Neutral tras la ocurrencia de las dos Niñas consecutivas ocurridas en 2020 y 2021, finalmente eso no sucedió y la temperatura del Océano Pacífico decretó una tercera Niña.
Este fenómeno de tres eventos La Niña seguidos apenas se había registrado un par de veces antes y en esta tercera ocasión dejó huellas extremadamente negativas en la producción del país y de nuestra región en particular. “Fue un año duro de entrada. Porque si analizamos cómo fue el desarrollo de los 12 meses tenemos que decir que se trató de una situación poco habitual, y más teniendo en cuenta que veníamos de un arrastre de dos años complicados también. Eso hizo que la situación fuera, y sea, mucho más grave y que 2022 vaya a quedar en una de las páginas de la historia”, indicó el licenciado Leonardo de Benedictis.
“El hecho de tener tres años consecutivos de evento La Niña, provocando un déficit hídrico durante tres campañas, y sobre todo con mayor gravedad en este ciclo que estamos atravesando, habla de una situación muy particular. Y esperemos que sea poco frecuente, que no se vuelva a dar hasta dentro de mucho tiempo”, agregó el especialista en su participación en CAMPO total radio, que en Tres Arroyos se emite por Onda Uno de lunes a viernes de 7 a 8 horas.
El año arrancó sin precipitaciones, que recién comenzaron a darse bien entrado febrero. Con algunas excepciones, en el otoño se registraron las lluvias más importantes. En junio se dieron los últimos golpes de agua y hubo que esperar hasta octubre para recibir lluvias de cierta relevancia. Ya era tarde para gran parte de la fina y empezaba a recargar los perfiles para la gruesa y para la oferta forrajera para la hacienda. Pero La Niña no sólo dejó marcas por la seca, también lo hizo por las heladas. Por la cantidad y también por la intensidad. A mediados de octubre y a inicios de noviembre se registraron dos que terminaron de completar el certificado de una pésima cosecha fina.
“Fue escaso el milimetraje y mala la distribución de las precipitaciones. Porque como típico año La Niña, las lluvias fueron erráticas, en un sector pudieron haber caído 60 milímetros, y a apenas 10 kilómetros, absolutamente nada”, indicó De Benedictis en su charla con Damián Hinding.
Con registros que apenas superaron el 50% del promedio histórico de lluvias, la franja costera del distrito fue la más perjudicada por el comportamiento de La Niña y donde, además, mayores daños de helada se han observado.
“Lo positivo es que La Niña se va debilitando y empezamos a ser más permeables al ingreso de humedad, de modo que vamos a tener mayor probabilidades de recibir precipitaciones. Es un proceso que se va a ir dando y cuanto antes suceda mucho mejor, pero la transición a condiciones neutrales se dará a fines de febrero”, explicó el licenciado.