Marcelo Goñi analiza la flojísima trilla fina y explica que, en general se dieron los resultados que se preveían por cómo se había comportado el clima, a excepción de en la franja costera, donde la trilla fue menor todavía a lo esperado. “No recuerdo una cosecha tan mala a nivel país”, dice. Las expectativas puestas en la evolución de la gruesa y la seguridad de que se viene un 2023 muy complicado para el productor
El celular de Marcelo Goñi suena, vibra, salta de un lado al otro del escritorio. En una de las últimas mañanas del año la actividad es frenética para el cerealista y productor agropecuario. Sin embargo, con mucha amabilidad, hace una pausa para hablar con La Voz del Pueblo y sumergirse en el análisis de la peor cosecha fina “por lo generalizado de los malos resultados” que recuerde.
– ¿La cosecha terminó siendo peor de lo esperado?
– Eso es de acuerdo a lo que esperaba cada uno. Para mi estuvo dentro del rango de lo que esperaba a medida que veía cómo progresaba el clima. A mi particularmente no me sorprendió demasiado, a excepción de un sector: la zona de San Francisco de Bellocq, Claromecó, y en dirección hacia El Carretero. Porque es la mejor zona y hubo rendimiento muy bajos y en algunos casos ahí sí, por debajo de lo que presumía. Muy por debajo de lo que son los rendimientos históricos.
– ¿De cuánto fue la merma de rendimiento en esa zona?
– Ahí puntualmente la cosecha estuvo en un tercio de lo habitual. Un campo atrás de El Carretero que el año pasado dio entre 6.000 y 7.000 kilos de cebada, este año no llegó a 2.000. En 2021 se cosecharon 5.000 kilos de trigo, y este año entre 1.000 y 1.500 kilos. Los cultivos se veían mal, pero suponíamos que nos íbamos a encontrar con cebadas de 3.000 / 3.500 kilos. Pero no se llegó ni a eso.
– Es la zona que recibió menos agua.
– Sí, pero también hay un daño de helada, que es muy difícil de cuantificar cuando no tenés seguro, porque te afecta por zonas. Y creo que cuando entró la máquina, puntualmente nos pasó con un cliente que está pasando El Carretero, que tuvo un lote de trigo que no llegó a 1.000 kilos. Era un bajo que estaba helado y no salía prácticamente nada.
– ¿Entre cebada y trigo qué cultivo se defendió más ante el clima tan complicado?
– Afectó más al trigo que a la cebada, en general. El resultado, dentro de lo malo, fue un poquito mejor en cebada. Si uno tuviera que hacer una estimación global, abarcando lo que es la zona de La Tigra, la zona hacia Chaves, la zona hacia Aparicio y hacia El Carretero y Claromecó, pareciera que la cebada estuvo en un 40% debajo de su promedio, con una caída mucho más importante en la zona mencionada antes. Pero en La Tigra hay rendimientos de entre 3.500 y 4.000 kilos de cebada, en lugares donde habitualmente se cosechaban 5.000 kilos. Entonces, hay una merma pero del 20 o del 30%. Pero sí es más notable la caída en trigo, son pocos los casos que superaron los 2.000 kilos. Hay pocos lotes de entre 2.000 y 2.500 kilos, y casi no escuché ninguno que haya superado los 3.000 kilos. Y sí hubo muchos de 2.000 kilos para abajo. El trigo lo estoy estimando en un 50% de su rendimiento habitual o menos.
– ¿A qué se lo atribuís?
– La cebada es un poco más rústica. Estos últimos años siempre viene rindiendo por encima de los trigo pan en 800 / 1.000 / 1.200 kilos. Y este año fue más notable. Es más rústica, tolera mejor, la helada no le pegó tanto como al trigo. Se la bancó mejor. Las mismas circunstancias climáticas se las bancó mejor.
– El Gobierno estima que la cosecha será de más de 13 millones de toneladas, ¿coincidís?
– Yo creo que la cosecha nacional va a estar por debajo de las 10 millones de toneladas. Y lo digo porque la única zona que anduvo bien, y lo sé porque siembro ahí, es el oeste de la provincia de Buenos Aires, Carhué, Rivera, Darregueira, en dirección a Bahía Blanca. Y de Bahía Blanca hacia acá, hasta Dorrego. Toda esa zona anduvo bien, casi que por arriba de su promedio. Nuestro promedio en Darregueira estuvo entre 3.800 y 4000 kilos en trigo y cebada. Pero escucho resultados muy malos en la zona de Necochea, que en un momento era en donde estaban depositadas las esperanzas. Hay mucho daño de helada en Lobería, Juan N. Fernández, La Dulce y Necochea que quedó en evidencia cuando entraron con las máquinas.
– ¿Recordás una cosecha fina tan floja?
– No. Estoy por cumplir 40 años en Tres Arroyos y no recuerdo una cosecha que se haya iniciado tan temprano y tenga un resultado tan magro generalizado. Incluso a nivel país. Cuando vas hacia Chivilcoy, Chacabuco, Rojas, Pergamino, Arrecifes, Junín y comentás que levantaste lo que levantaste, te preguntan de qué te quejás. Nuestro resultado fue malo, no alcanza a cubrir los costos, especialmente en los campos arrendados, pero si se quiere tuvimos la suerte de que cosechamos algo. Allá pegó durísimo, no levantaron nada. Y le sigue pegando, porque a los maíces los está destruyendo.
– ¿Cómo viene evolucionando la gruesa?
– La gruesa está todavía como aguantando. Lo que se sembró temprano, que es lo menos, ya están empezando a sufrir. En general la gente viendo cómo venía el clima y escuchando cómo iba a seguir buscó correr las fechas de siembra y se sembró más tarde. Eso está ayudando porque la planta al tener menos porte consume menos agua y está aguantando mejor. Esperemos que el domingo (por mañana) caiga el agua que está pronosticada.
– ¿Qué proyección haces sobre lo que va a ser 2023?
– Yo creo que nos espera un año durísimo, al margen de lo que ocurra con la gruesa, porque con esta inflación financiarse es carísimo. Al fracasar la cosecha parte de los recursos no van a estar y además el banco cuando sabe que venís de la mala te mira y te mide distinto. Porque es consciente de que lo que te está prestando para que vos te financies es carísimo, como que te colgás un salvavidas de plomo. Y a nivel país, además, va a faltar un montón de plata que no va a haber por la falta de liquidación de exportación de granos. En trigo solamente van a faltar 10 millones de toneladas para exportar.