Para los chicos de Cascallares las vacaciones son cooperativas

Durante enero y febrero funciona en el complejo de la cooperativa la colonia por la mañana y la “pileta escuela” por la tarde. Lo único que tienen que aportar los chicos es buena conducta, el resto de los gastos corre por cuenta de la entidad. Además de brindarles un lugar de esparcimiento, el objetivo es darles contención, inculcarles la importancia de compartir y enseñarles a nadar

 

Una tarde con el termómetro prendido fuego, la sensación térmica se fue a la luna, pero a los chicos no les importa. Todo lo contrario. El calor hace que disfruten todavía más de la pileta y de los juegos que proponen los profes Gustavo Rey y Manuel Diez. Entonces la tarde se pasa rápido, y la pasan bien. El complejo de la Cooperativa de Cascallares, con su prolijidad y comodidades, es un oasis para los chicos y adolescentes de la localidad que durante enero y febrero pueden disfrutarlo a cambio solamente de buena conducta.

Al igual que el año pasado, la propuesta veraniega para la comunidad por parte de la cooperativa se compone de dos turnos. Por la mañana, de 9 a 12 horas, se habilita la colonia para chicos de 5 a 11 años. Por la tarde, de 15 a 19 horas, se pueden sumar los adolescentes de 12 a 15 años para usar la pileta, y para los interesados en aprender a nadar o perfeccionar su técnica está la “Pileta Escuela”.

A cargo de la organización diaria está el profesor Gustavo Rey, quien con mucha satisfacción cuenta que son 86 los inscriptos, aunque el promedio diario de concurrencia ronda los 65 chicos. “Las primeras dos semanas de enero, cuando más calor hizo, vinieron casi todos los anotados. Después bajó un poco y se estabilizó entre 60 y 70. También tiene que ver con que algunos vienen con primos o amigos que los vienen a visitar o a pasar las vacaciones en Cascallares. Porque a nadie se le dice que no, la pileta es para todos, basta que llenen las planillas y se porten bien”, explica.

“El objetivo es que los chicos vengan a divertirse, a jugar, y que se vayan con las herramientas para desenvolverse en el agua”, agrega. A los que asisten a la colonia por la mañana, y a los que van a la Pileta Escuela por la tarde se los separa por niveles a la hora de entrar al agua. “Es según qué capacidad tengan en la pileta. Así los dividimos en cinco grupos: corchito, mojarrita, corvina, delfín y tiburón. En esta última están los que ya nadan todos los estilos”.

La Pileta Escuela no es obligatoria, sino que está destinada a los que quieran aprender a nadar o mejorar su técnica. Claro que en el caso de los más chicos, los que egresaron del jardín de infantes, los primeros días se hace un trabajo especial de ambientación a la pileta.

Instalaciones y equipo

Con experiencia en la docencia y en comandar actividades con chicos, Gustavo destaca que las instalaciones puestas a disposición por la cooperativa son parte fundamental del éxito del proyecto. “Este complejo es impecable, tenemos todo para que los chicos la pasen bien. La pileta es amplia, el parque es enorme y podemos armar canchas de vóley, de fútbol, de fútbol tenis, más la de paddle. Y si el clima no acompaña nos metemos en el quincho a hacer actividades”.

Otra clave del éxito es el equipo de trabajo que lo acompaña todos los días de la semana. Está compuesto por el profesor Manuel Diez, que trabaja a la par de Rey; Vanina (a la mañana) y Tomasa (a la tarde) quienes están a cargo de los baños y de darles la colación y la merienda a los chicos; y Silvio, quien se ocupa del mantenimiento del predio y colabora con lo que haga falta.

Ellos se encargan de que no les falte nada a los chicos, que reciben una colación a media mañana y la merienda a la tardecita. “Les damos jugo y galletitas o fruta, algunos días alfajores o turrones”, contó Gustavo.

“Tratamos de que ellos la pasen bien y que nosotros no tengamos que estar renegando. Y con pautas que pusimos cuando empezamos, qué es lo que se puede hacer y qué es lo que no, nos ha ido muy bien. Ellos y nosotros estamos muy contentos”, cuenta el profe sobre lo exitoso que viene resultando la experiencia.

Campamento

La actividad comenzó el 2 de enero y finalizará el 24 de febrero, apenas unos días antes del inicio de clases. Pero para los chicos todavía falta lo mejor: el campamento.

“El próximo viernes vamos a hacer el campamento, que será de 21 horas a 9 horas del sábado. Ya lo hicimos el año pasado y nos fue muy bien, por eso todos están esperando que llegue el viernes”, comentó este indiorricense que vive en Cascallares desde hace varios años.

El programa incluye juegos nocturnos y, la actividad más festejada, los chapuzones a la luz de la luna. La cena y el desayuno también son esperados por los chicos: “A la noche les damos hamburguesas con jamón, queso y tomate, helado de postre y gaseosa. Mientras que al otro día los despertamos con medialunas y chocolatada. Como siempre, todo puesto por la cooperativa”.

A los ojos de Alejandro Albertsen, presidente de la cooperativa, la propuesta es positiva por dónde se la mire. “Es muy lindo lo que se ha logrado. La idea era, además de la recreación, ofrecerles a los chicos una forma de contención, de generarles una actividad al aire libre y que estén cuidados. Así, aprenden a compartir, sociabilizan, y la cooperativa les ofrece a todos los mismo, no hay diferencia, y todo el material es de primera”, comenta.

“Lo que hace la cooperativa es único, lo que invierte en los chicos y la posibilidad que les da no tiene precio. En total son siete horas de lunes a viernes que están en el complejo, contenidos, divirtiéndose, aprendiendo a nadar, en un lugar con las condiciones ideales”, dice Gustavo antes de despedirse. No hay más tiempo para hablar: uno de los chicos cumple años y ya están las velitas listas y todos rodeándolo para festejar. Un cierre perfecto para otra tarde de vacaciones felices y cooperativas en Cascallares.

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