En una encuesta realizada por Aapresid, más del 30% de los consultados reveló que las mezclas de tanque son el principal problema en las aplicaciones. Recomendaciones para lograr que el “caldo” sea homogéneo y estable para garantizar que cada gota contenga la misma concentración de principios activos
Según la encuesta REM a productores socios de Aapresid, más del 30% de los consultados mencionaron que las mezclas de tanque son el principal inconveniente en las aplicaciones de fitosanitarios. La incorrecta preparación de mezclas puede dar lugar a incompatibilidades que desembocan en lo que se conoce como “cortes de caldo”, que afectan a la calidad de la aplicación y provocan fallas de control de las plagas.
En esta nota repasamos entonces las bases para preparar caldos homogéneos y estables.
1- Las formulaciones
Conocer las formulaciones es el primer paso para evitar incompatibilidades de productos. Existen distintas formulaciones: líquidos solubles o no solubles en agua y sólidos, ya sean polvos o gránulos solubles en agua o polvos mojables o gránulos dispersables no solubles en agua.
Estas formulaciones requieren diferente manejo y tienen una compatibilidad diferencial cuando participan en mezcla. Además, se debe tener en cuenta que aquellos productos que no son solubles en agua y que no forman una suspensión, van a necesitar agitación constante en el tanque aplicador para que la mezcla no precipite.
2- Orden de mezclado
Respetar el orden de carga de los productos hace menos probable los cortes de caldo y su acidificación. Antes de proceder a preparar la mezcla en el tanque aplicador, lo ideal es hacer pruebas a escala para evaluar la compatibilidad de los productos y garantizar que la mezcla sea apta para ser aplicada. Esta prueba consiste en hacer una réplica exacta de la formulación llevando las proporciones al volumen de una botella o un vaso precipitado.
El orden de mezclado debe ir desde los productos más insolubles a los más solubles -primero sólidos, luego líquidos-, y de los más alcalinos a los más ácidos. “Por ejemplo, en mezclas con glifosato, al ser un fuerte acidificante, es importante agregarlo último para que el pH final del caldo esté más o menos dentro del rango de la gran mayoría de los principios activos”.
Un buen caldo, en su forma activa, debe ser transparente; de lo contrario es probable que se haya presentado algún tipo de incompatibilidad, como separación de fases, formación de espumas, aglutinamiento o precipitación de cristales. Si se realiza la aplicación en estas condiciones, estos precipitados van a quedar en los filtros disminuyendo la dosis de activo que llegue al blanco.
De darse incompatibilidad, está la opción de usar recuperadores de caldos que vuelven los productos a su forma molecular deseada para poder ser aplicados. En el caso que se prevea de antemano una alta probabilidad de incompatibilidad en la mezcla, se aconseja utilizar los recuperadores al inicio de la preparación.
3- Corregir el agua
Además de conocer los productos y de hacer las pruebas a escala, diagnosticar la calidad del agua permite corregir parámetros y mejorar la penetración. Es importante que el análisis de agua, incluyendo turbidez, dureza y pH sea lo más reciente posible. Ya que la calidad del agua disponible varía con el momento del año y también la situación hídrica de la campaña. Por ejemplo en años de déficit hídrico las concentraciones de sales aumentan.
La turbidez del agua está relacionada con todo aquello, como materia orgánica, arcilla, limo y arena, que genera que la misma sea turbia. Una turbidez excesiva, provoca que los productos queden retenidos en las fracciones orgánicas. Ante la complejidad de tratar aguas turbias, lo que se recomienda de entrada es tomar este recurso de zonas lo más cristalinas posible, evitar las tomas a cielo abierto y poner filtros en caso de que sea necesario.
Por otro lado, la dureza del agua está dada por su concentración de calcio y magnesio. Frente a aguas por arriba de 150 partes por millón de estos cationes, es más barato hacer una corrección que no hacerla. Aguas duras provocan que principios activos con carga negativa reaccionen a los citados minerales provocando que una parte de los fitosanitarios quede inactivada.
En cuanto al pH, es clave el uso de correctores de agua con buffer incorporado para mantener el parámetro en un rango seguro, de neutro a levemente ácido entre 5.5 a 7, para evitar problemas de incompatibilidad.
Mantenimiento y calibración de equipos
De nada sirve una mezcla perfecta si no se cuenta con un equipo en condiciones que la haga llegar en forma y dosis al blanco. Al menos una vez al año, es importante hacer un diagnóstico que asegure que todo el circuito esté funcionando adecuadamente, incluyendo la estabilidad de la bomba, la agitación, los filtros, las presiones y el caudalímetro para trabajar de forma segura y eficiente.
Previo a la aplicación, un adecuado lavado del tanque y del sistema es crucial para evitar que aquellos residuos que pudieron haber quedado de fitosanitarios aplicados anteriormente generen incompatibilidades en la mezcla.
Por último, pero no menos importante, la adecuada capacitación de los operarios sobre la función a realizar, tiene relación directa con el éxito del control logrado.
Aapresid