Así lo aseguró Leandro Storti, integrante de Irrisur, firma representante de Valley en el sudeste bonaerense, empresas que este viernes realizarán una jornada técnica y demostrativa en un campo ubicado en cercanías de Barrow. “Al riego lo definimos como un puente para lograr con planteos conservadores rindes aceptables y estabilizados”, explicó
Bajo el título de “Planteos de cultivos bajo riego por pivote en zonas con limitantes”, este viernes la firma Irrisur, representante de Valley en el sudeste bonaerense, realizará una jornada técnica y demostrativa en el campo de la familia Caletti, en cercanías de Barrow. “Al riego lo definimos como un puente para lograr con planteos conservadores rindes aceptables y estabilizados en zonas de suelo con tosca, por ejemplo”, explicó el ingeniero Leandro Storti.
El agrónomo trabaja desde hace casi 30 años en la región con sistemas de riego y es junto a su colega Leandro D’Onofrio integrante de Irrisur, y quienes además disertarán en la jornada que está pautada de 10 a 13 horas y con entrada libre y gratuita. “Si bien la familia Caletti hace 25 años hacía agricultura bajo riego, tras un impasse, ahora incorporó un nuevo equipo y está retomando los planteos con este sistema”, comentó Storti sobre el disparador que los llevó a organizar la jornada.
El manejo, la clave
Si bien en esta zona es común ver equipos de riego para la producción de papa semilla, no lo es para cultivos extensivos. “Eso tiene que ver con la existencia de un preconcepto de que el agua es mala. Y en ciertos lugares lo es, como Claromecó u Orense, donde empeora mucho la calidad. Podría decirse, simplificando, que no es apta para riego de la ruta 228 para el mar. Pero de la 228 para el continente, Ochandio, San Mayol, San Cayetano, De La Garma, Chaves, son lugares con caudales aceptables y calidades de agua mejor”, indicó el ingeniero que las primeras charlas sobre riego las organizó en 1994.
“La clave está en el manejo que se le da al riego. No querer regar 400 milímetros, si no aplicar un milimetraje acotado para lograr que el cultivo convierta cada milímetro en la mayor cantidad de materia seca posible”, agregó. “Y hacer planteos más conservadores, y rotaciones. Que el equipo se mueva en tres o cuatro posiciones para no regar siempre el mismo lote”, completó.
Para el ingeniero, el riego aparece como una posibilidad más que interesante para armar proyectos en suelos con tosca, donde si la calidad del agua no es óptima “con cuidado se puede manejar” y con caudales que son aceptables.
“Al tener una maceta chica”, dice en referencia a muchos de los suelos de esta zona que tienen tosca, “el riego complementario se convierte en un puente y así lograr algunos cultivos tardíos o de segunda o con baja densidad. Con pocos milímetros podés lograr rindes aceptables”.
Y aclara: “El riego lo planteamos como una herramienta. No lo vamos a usar para querer sacar 20.000 kilos de maíz, pero sí se pueden cosechar 10.000 u 11.000 kilos, apuntando a planteos más conservadores, que el cultivo se logre y que el riego sirva de puente hasta la llegada de la lluvia”.
El programa
La jornada incluirá las charlas técnicas de los ingenieros de Irrisur, más la disertación del ingeniero Fernando Ross, integrante de la Chacra Experimental Integrada Barrow, que se referirá al impacto que tiene el déficit hídrico en el crecimiento y el rendimiento de los cultivos; luego hablará el ingeniero Juan Gurruchaga, asesor de la familia Caletti; para después recorrer los cultivos bajo riego. El cierre será con un refrigerio.