Buenas lluvias en marzo y abril y un suelo que todavía conserva temperaturas favorables tras un verano muy caluroso generaron un excelente ambiente para la emergencia de malezas a la espera de la siembra fina. El análisis y las recomendaciones del especialista Ramón Gigón
Después de la histórica seca que castigó a todas las zonas productivas, en nuestra región desde el comienzo de marzo se produjeron lluvias que recompusieron los perfiles y generaron muy buenas expectativas de cara a la siembra de los cultivos de fina. Claro que al mismo tiempo esa humedad que promete un buen arranque de campaña, también es un ambiente ideal para el nacimiento de las malezas.
“A partir de las abundantes precipitaciones que hemos tenido en toda la región están dadas las circunstancias como para que se produzcan flujos de emergencia de malezas muy importantes. Sobre todo especies que tienen baja dormición, principalmente nabos resistentes”, explicó el ingeniero Ramón Gigón en el inicio de la charla con La Voz del Pueblo.
Otro factor que juega a favor del nacimiento “en masa” es la temperatura del suelo. “Con un verano con tanto calor, los suelos están todavía con cierta temperatura favorable para la germinación y emergencia de muchas malezas. Por eso estamos viendo anticipadamente nacimientos de especies otoñales”, indicó el especialista.
“Es clave el monitoreo y, sobre todo, evaluar los tamaños de las malezas para no llegar tarde y tener respuestas variables en el control”
Ante este escenario la recomendación fundamental es estar encima de los lotes: “Es clave el monitoreo y, sobre todo, evaluar los tamaños de las malezas para no llegar tarde y tener respuestas variables en el control”.
Raigrás y crucíferas
Como ocurre desde hace varias campañas, en lo que se refiere a malezas resistentes el foco en esta zona está puesto en dos viejas conocidas especies: “Tuvimos un flujo de emergencia muy importante de raigrás -arrancó con toda la fuerza- y crucíferas. Ahí sí hay que empezar a planificar lo que es el manejo de esas malezas, las dos problemáticas más importantes para la zona sur de la provincia de Buenos Aires”.
En el caso puntual del raigrás, el ingeniero recomendó “hacer los controles temprano, porque genera un efecto de secado de suelo muy fuerte. Entonces empezar a controlar con tiempo donde ya tenemos un manto verde importante de raigrás para no perder esa humedad que estamos acumulando en el barbecho”.
Con la mirada puesta en el trigo y la cebada, el especialista recomendó la aplicación de herbicidas preemergentes. “Es muy importante arrancar con los cultivos limpios y si tenemos un banco de semillas, sobre todo de raigrás, el herbicida residual nos va a dar una mano muy importante”, explicó.
Mientras que respecto a las camadas ya nacidas de raigrás indicó: “Hay que pensar en algún herbicida tipo Cletodim con glifosato o algún doble golpe con paraquat para asegurar el reseteo y que no tengamos rebrote de maleza dentro de los cultivos”.
La Avena fatua y otras especies que generalmente emergen más tarde, a partir de las condiciones ya están naciendo. “Se ha dado por las lluvias, pero también por la sequía del verano que provocó la ruptura de dormición de malezas”, comentó.
Por último, Gigón instó a prestar atención a los productos aplicados en la gruesa y la posibilidad de fitotoxicidad. “Hay que controlar que en los lotes donde se aplicaron los residuales tengan el milimetraje adecuado para no correr riesgo de fitotoxicidad en los cereales. En el caso del clearsol del girasol, hay que contar con el acumulado de 300 milímetros hasta mediados de abril/mayo, hasta cuando se empiece a enfriar el suelo, que es cuando baja la degradación microbiana y empieza a aumentar la persistencia de los herbicidas”.