Después de tres años Niña estamos atravesando una fase neutral que se transformará en Niño. Pero no hay que esperar grandes lluvias por ahora. “Irá dando agua de a baldazos y podría ser inundante en febrero o marzo”, indicó el especialista Eduardo Sierra en Agrotendencias 2023
“Por ahora es un ‘Niñito’, que va a ir dando agua de a baldazos y podría ser un Niño inundante en febrero o marzo”, dijo el climatólogo Eduardo Sierra en un pasaje de su disertación sobre las perspectivas climáticas para la campaña 2023/24 en el marco del congreso Agrotendencias organizado por la Federación de Acopiadores. Después de tres años La Niña, en estos momentos estamos atravesando un período neutral y el especialista confirmó que vamos a partir del invierno a instalarnos en un evento El Niño.
Luego de un año marcado por la sequía extrema, Sierra se enfocó en el escenario climático que se espera para esta campaña. Según sus observaciones, se anticipa un escenario difícil aunque se haya declarado el inminente ingreso del fenómeno de El Niño. En este sentido, hizo una excepción en la situación actual que viven las regiones productivas: “El sudeste triguero es el único que se puede decir que está bien, con buenos perfiles hídricos”.
En cuanto al escenario que se está dando del centro bonaerense hacia el resto del país, comentó: Los campos nos dicen que necesitamos lluvia y humedad en los perfiles ya. Hay indicadores que muestran que está ingresando El Niño, aunque el Océano Antártico está frío y eso juega en contra. Eso hace atemperar a El Niño, porque los vientos polares desfavorecen”.
Y explicó: “Todos quieren que una vez declarado El Niño empiece a llover. Pero no es así. Dependen de los vientos alisios. Es difícil lograr que las lluvias vengan en la cantidad que se necesita. No va a ser un Niño inundante, por lo menos no por ahora, quizás sí en febrero o marzo. Ahora estamos en una transición”.
Para el experto, en mayo, las condiciones de precipitaciones no van a ser de las mejores, pero en junio las lluvias van a llegar en un momento clave mejorando las condiciones de humedad, lo que permitiría desarrollar una mejor siembra.
En este marco, consideró que mayo ya está perdido y que las siembras tempranas de cultivos de fina son complicadas, pero le puso algunas fichas a junio: “Puede ser un momento cúlmine, en el que llegue la caballería: lluvias y buenas temperaturas. Apunta a que traería humedad suficiente para sembrar”, expresó.
Luego, a medida que avance el invierno, julio tendría menos aportes, pero en agosto se recuperarían, “con agua en todas partes” y a partir de la llegada de la primavera las lluvias ya comenzarían a consolidarse.
En resumen. “Estamos en una campaña que nos va a hacer sufrir. La potencialidad es alcanzable pero hay que trabajar bien. No esperemos que porque se declaró El Niño sea un año de inundaciones. Estamos en un año de transición luego de tres Niñas consecutivas. Tenemos que aprender a trabajar en años donde no habrá excesos hídricos”, finalizó.