El veterinario Pablo Julián es el presidente de la 2ª Expo Apícola Tres Arroyos que se llevará a cabo el viernes y el sábado en la Rural y repasa su experiencia en España, donde viajó para dar capacitaciones en nutrición y sanidad de las colmenas convocado por dos grandes cooperativas apícolas
“Un apicultor español en la Argentina se funde en un mes”, dice Pablo Julián a modo de síntesis de lo que vivió en su estadía en España a donde viajó convocado por dos grandes cooperativas apícolas para disertar sobre nutrición y sanidad de las colmenas. La frase no es una crítica a los productores ibéricos, más bien refleja todas las desventajas que tiene el apicultor por estas tierras.
Con la misma cantidad de colmenas (alrededor de 3,5 millones) en España se cosecha la mitad de la miel que se produce en la Argentina. Muchos más tecnificados y con un fuerte apoyo económico por parte del estado, los productores están muy atrasados en el manejo de las colmenas y en cuestiones técnicas y eso impacta en la producción.
“Son muy poco eficientes”, agrega Pablo, para justificar la frase del párrafo inicial. Aunque rápidamente hace una diferenciación entre los productores: “Hay muchos que no se preocupan por mejorar el manejo, pero también hay muchos otros que sí, que quieren lograr una mayor eficiencia y producir más miel”.
Dentro de este grupo están Luis Pérez, presidente de Promiel, una asociación de apicultores de Asturias, y Francisco Salvador, uno de los productores más importantes de Segovia. Fueron ellos quienes convocaron al tresarroyense para que brindara una capacitación a fines del verano.
“Nos valoran como apicultores porque Argentina tiene muy buen manejo de colmena, a pesar de que ellos tienen mucha más tecnología, nosotros hemos avanzado mucho más en estos últimos años”, explica Pablo.
El veterinario participa de vez en cuando aportando sus conocimientos técnicos en programas específicos de apicultura de Radio Belgrano y de FM Rocha de La Plata, y los españoles suelen seguir las transmisiones por internet. Así le ofrecieron a Pablo primero que los capacite vía zoom durante la pandemia, y ahora que viajara para hacer las charlas presenciales y también recorrer los apiarios.
“Di dos charlas en el Congreso Internacional de Gijón en Asturias y otra en Palencia, en Segovia. Hablé sobre nutrición y varroa; y les llevé la estrategia de alimentación artificial que tenemos en esta zona, que se puede traspolar, y la han empezado a aplicar con buen resultado”, cuenta.
“Además recorrí más de 700 kilómetros observando colmenas y cómo trabajan algunos apicultores”, agrega.
– ¿Hay muchas diferencias con nuestro país?
– Si, muchísimas. Están muy tecnificados, tienen todo sistematizado con grúas, trabajan con palets, con balanzas debajo de las colmenas ellos pueden monitorear el peso desde el celular, cuentan con retroexcavadoras chiquitas para emparejar el terreno donde ubican las colmenas. El Estado les paga la mitad de las inversiones que hacen en maquinarias, se hace cargo del veterinario y los medicamentos, les subvenciona un pequeño porcentaje del combustible y además les da 25 euros por colmena por año.
Eso hace que tengan mucha mano de obra contratada. Por ejemplo, un apicultor de 1.000 colmenas, acá tiene uno o dos empleados, allá tiene ocho. Porque además tienen estampadora de cera, fundidora de marcos, extractoras de polen, y fraccionadora, ya que toda la miel se vende fraccionada en la misma España.
– Pero todos esos incentivos no redundan en más producción.
– No, la producción no es buena. Tienen muchos problemas sanitarios, sobre todo varroa, que es el parásito que más daño causa. Tienen resistencia porque no tienen buena rotación de principios activos. Y tampoco aplican un buen manejo nutricional. Además, la de allá es otra abeja, es la abeja negra ibérica, que es mala, se enjambra, no es como la nuestra que es más dominable.
– ¿Cómo manejan la comercialización?
– Cada apicultor tiene su fraccionadora -una máquina que tiene un costo de alrededor de 30 mil euros- y la vende con su marca. Pero hay una ley de etiquetado que los perjudica porque también hay fraccionadores que nos apicultores, y aprovechan a vender la miel española mezclada con la que importan de China. Con el 51% de miel española la ley dice que en la etiqueta ya puede figurar que es miel local, entonces se aprovechan de eso para usar la que llega de China que es mucho más barata. El kilo lo importan a 1,5 euros cuando un apicultor español de costo por kilo tiene cuatro euros. Entonces no pueden competir contra la miel china.
– Participaste en una expo apícola también, ¿son similares a las de acá?
– No, tampoco, yo estuve en la Feria de Pastrana, cerca de Madrid, y había cinco stands de máquinas y material, y otros 50 que vendían miel, jalea real, propóleo, cervezas y whiskies con miel, productos cosméticos… Todo lo que se te ocurra que puede incluir miel. Y todo Madrid va a comprar ahí, todos consumen productos de la colmena.
– Falta muy poco para la 2ª Expo Apícola Tres Arroyos, ¿con qué expectativas están?
– Estamos terminando con todos los preparativos y con las mejores expectativas. La Expo, que es organizada por la Cámara de Apicultores de Tres Arroyos, será viernes y sábado en el predio de la Sociedad Rural de Tres Arroyos. Hemos logrado organizar un evento realmente importante con stands comerciales, charlas técnicas y una dinámica a campo.