Insectos benéficos: ¿cuánto pueden mejorar la productividad?

La diversidad de polinizadores y otros insectos no sólo impacta en el ambiente sino también en los rindes. La Chacra Aapresid Pergamino junto a investigadores de CONICET lidera un proyecto para ponerles números a esta pregunta

 

En los últimos 50 años, el crecimiento de la población y el consumo a nivel global han generado la masificación de ciertas prácticas negativas para la Naturaleza, como el abuso de ciertos fitosanitarios o el monocultivo. Entre los muchos impactos, la pérdida de biodiversidad es uno de los más importantes.

La Chacra Pergamino de Aapresid es pionera en estudiar el impacto de las prácticas agrícolas sobre el ambiente, estudiando cómo los manejos agronómicos afectan indicadores de biología y salud de suelos, emisiones GEI, o índices de impacto ambiental (EIQ) por el uso de herbicidas.

Hoy la Chacra se une al equipo liderado por Lucas Garibaldi, especialista en Bioecología de CONICET, Carolina Quintero y Glenda Ahamendaburo, para estudiar cómo las prácticas agronómicas impactan sobre las poblaciones de insectos polinizadores y artrópodos benéficos del suelo.

Los polinizadores y su impacto en los rindes

La disminución de polinizadores enciende la alerta tanto por su relevancia ecológica como por su impacto en los servicios ecosistémicos que brindan. Se estima que el 75% de los cultivos depende de la polinización por insectos. Si la caída de su biodiversidad continúa, podría reducirse el rendimiento de los cultivos, perjudicando la seguridad alimentaria mundial.

La biodiversidad también es clave a nivel de insectos del suelo, que son buenos indicadores de la calidad biológica del suelo, ya que participan de procesos como la descomposición de la materia orgánica, reciclado de nutrientes, la construcción de la estructura del suelo y la regulación de la actividad de organismos más pequeños

En esa línea, el equipo de CONICET y la Chacra Pergamino encaran este titánico proyecto apuntado a medir cambios en la riqueza y abundancia de polinizadores (abejas) y artrópodos del suelo en soja -cultivo que se creía exclusivamente autógamo pero en el cual se comprobó la polinización aumenta el número de granos- según distintos esquemas de diversificación de cultivos y uso de fitosanitarios.

Las “víctimas” del muestreo

En lotes de soja de segunda se dispusieron 80 carpas de exclusión: una especie de iglú en el medio del sojal que permite aislar el cultivo de los polinizadores para recolectar y comparar situaciones.

Asimismo se colocaron “Pantraps” para insectos aéreos en floración. Se trata de trampas elevadas con vasos recolectores que contienen agua y detergente, donde se recogen abejas y otros insectos nativos. También se hicieron visitas florales para observar presencia de insectos en tallos, hojas o flores y momento de alimentación.

Por otro lado, se utilizaron “Pitfalls” o trampas de caída de depredadores del suelo. Entre las principales “víctimas” del muestreo estuvieron el famoso “bicho torito” (adulto del gusano blanco) y tucuras.

Pantraps para polinizadores (izquierda) y pitfalls para insectos del suelo (derecha)

También se prevé el muestreo de flores y porciones de suelo para analizar la presencia de insecticidas y conocer sobre la interacción entre las prácticas de manejo, concretamente el uso de fitosanitarios, y estas poblaciones de insectos.

Paisajes multifuncionales y bordes de biodiversidad: conceptos que empiezan a discutir los productores

Si bien el proyecto se encuentra en etapas de muestreo, es de esperar que en lotes bien manejados, con incorporación de cultivos de servicios, rotaciones diversas e  generen impactos positivos en la biodiversidad.

Otro de los objetivos es estudiar la influencia de bordes de vegetación sobre estos insectos y su impacto en el rendimiento. “Esperamos que en aquellos lotes que tengan bordes con vegetación con flores, o plantas nativas, y paisajes sin disturbios, nos muestren que el servicio de polinización -y por ende los rindes de ciertos cultivos- es mayor”, enfatiza Glenda.

“Los productores hablan cada vez más sobre el diseño de paisajes multifuncionales, la importancia de la vegetación nativa, sobre cultivos de servicios, y es hacia ahí adonde tiene que ir la agricultura (…), está buenísimo que el productor tome la iniciativa, sea inquieto, observe su campo, piense en plantas que pueda incorporar al sistema y planifique”, cierra Glenda.

Compartí esta noticia en: