Un asesor hecho a campo que deja huella en la pista

Juan García, que se formó trabajando y capacitándose con los que más saben, hoy es uno de los asesores técnicos ganaderos más importantes del país. Tres de las cabañas en las que trabaja participaron en la última Expo Angus de Otoño Indoor y las tres ganaron una bandera

 

A Juan García le dicen “el especialista” o “el genetista”. Sin embargo, una vez que finalizó el secundario en el Colegio Nacional sólo hizo un curso de inseminación en la cabaña La Legua en Coronel Pringles a fines de los 90, gracias al que formalizó su relación con la mejora genética y la preparación de animales para exposiciones.

– ¿Cómo te definís? Para muchos sos genetista.

– Un genetista es un megaprofesional. Yo soy una especie de coordinador. Me hubiera gustado estudiar veterinaria, pero soy muy limitado, no me daba para los libros. Aprendí mirando, leyendo e instruyéndome con otras personas, con gente que trabajaba muy bien. Y lo que tengo es la posibilidad de ver constantemente una gran cantidad de animales produciendo en distintos sistemas.

El tresarroyense autodidacta se transformó desde hace varios años en uno de los asesores más respetados y hoy trabaja en una veintena de cabañas y establecimientos repartidos entre la provincia de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba, Mendoza, San Luis, Santa Fe y México.

A principios de mes Juan volvió a hacer ruido en el mundo ganadero gracias a la exitosa participación en la 80ª Expo Angus de Otoño Indoor de tres de las cabañas que asesora: Arandú, Reservado Gran Campeón Macho Negro; Don Abraham, Mejor Ternero de la Expo; y Los Alfredos (en sociedad con Don Abraham), Tercer Mejor Macho Colorado.

“Por los premios fue una exposición muy positiva para todo el programa de trabajo que llevamos adelante. Las tres cabañas que asesoro y participaron se llevaron una bandera, que no es algo menor, hoy es muy difícil porque la raza es muy competitiva. Pero se trabaja para eso”, dice con satisfacción.

“Otro punto para tener en cuenta es que la Expo de Otoño fue casi un ‘Palermo’, porque casi los mismos animales que participaron van a competir dentro de un mes, con otro jurado”, agrega.

Banderas al margen, los animales de las cabañas asesoradas por García se ganaron el elogio del “galpón”, es decir, de los colegas, y eso potencia los resultados. “Nuestros animales son todos comerciales, que gustan a todos, y la gente los hacía ganadores, eso quiere decir que estamos por el buen camino, que es lo importante”, dice.

Esa aprobación que marca Juan tiene su correlato a la hora de las ventas, que muchos de sus asesorados canalizan en los remates de Rústicos, el grupo de criadores y cabañeros que comanda Sergio Amuchategui. “Esos elogios de la gente, y las manifestaciones que les gusta nuestros productos, lo vemos reflejado en las ventas anuales que hasta ahora son muy positivas”.

Por eso, pese al flojo momento que vive la ganadería, con los precios estancados y muchas regiones que todavía tienen la herida abierta de la sequía histórica, hay expectativas de cada al remate Rústicos Premium de este viernes en la Sociedad Rural de Tandil de la que participaran cabañas y criadores asesorados por Juan.

“Nosotros pregonamos el uso de toros de pedigree y de la incorporación de vientres de buena genética, porque esa inversión después la gente lo ve reflejado en las crías, en sus vacas, en una mayor producción y eso genera que tengamos cada vez más kilos en los campos y una mejor ganadería”.

Cerdos

Juan Nació hace 50 años en Tres Arroyos, perdió a su papá siendo muy chico, y de la mano del médico veterinario Ricardo Errazu, el marido de su mamá, empezó a relacionarse con el campo. Primero lo acompañaba en sus recorridas, después, una vez que terminó el secundario, se sumó a trabajar al criadero de cerdos que tenía. “El despertó mi pasión por la ganadería”, cuenta.

Ya metido en el día a día del criadero descubrió que le interesaba la cría intensiva y la genética, y por otro lado, le generaba mucha curiosidad la preparación de vacunos para exposiciones. Pese a la rutina diaria, Juan tenía claro que su norte eran las vacas. Así fue que decidió trabajar en un feed lot para aprender a racionar la comida de los animales y también realizar el curso de inseminación en La Legua.

“Fue en 1999, la cabaña era furor en ese momento, hacía 1.000 toros por año, iba a las exposiciones con 50 animales. Era un show fenomenal”, recuerda. El curso duró una semana y Juan aprovechaba cada rato libre para ir a ver cómo trabajaba el cabañero y ayudarlo en lo que pudiera. Empezaba a aprender el oficio.

Entonces redobló la apuesta y comenzó a ir a las exposiciones con La Legua a ayudar en la preparación de los animales. Sin cobrar un peso, obvio. Pero para Juan la ganancia era la experiencia. Fueron alrededor de dos años de colaborar y nutrirse. Hasta que en el otoño de 2003, en un día de campo de La Legua de la participó Juan Ezcurra, un reconocido consultor y asesor de cabañas que Juan cruzaba en las exposiciones, decidió pedirle trabajo. Tuvo que esperarlo casi seis horas parado en el parque del establecimiento, pero valió la pena. Ezcurra escuchó el pedido y aceptó.

“‘Empezás mañana’ me dijo”, recuerda con una sonrisa Juan. Se venía encima la Exposición de Otoño y lo contrataron para que trabajara en Los Abuelos, la cabaña de Stratum S.A, ubicada en Brandsen. Era lejos, es cierto, pero se trataba de un establecimiento de punta y una oportunidad insuperable.

El despegue

El buen desempeño de Juan convenció a Ezcurra, Horacio Aresi y a Diego Añez, los tres socios que trabajaban en tándem, de que era el indicado para transformarse en el encargado de la cabaña. “Tuve muchísima suerte de caer ahí. Es cierto que yo lo busqué, pero también estoy muy agradecido porque me abrieron las puertas. Fueron dos años de muchísimo trabajo”, recuerda.

En una de las tantas exposiciones a las que concurrió tuvo una charla con Juan Pedro Massigoge, quien le ofreció que trabajara para él en la cabaña La Tortuga de Indio Rico. Casi en simultáneo recibió la misma propuesta de Hugo Buus, para La Segunda, en Orense. Su tarea en Los Abuelos estaba dando frutos. Y también fue contratado por Daniel Fuente en la cabaña Aitué. Pero además continuó la relación con Ezcurra y Aresi, quienes le delegaron el manejo de las cabañas que asesoraban en La Pampa.

Además, se hizo tiempo para ir a sumar experiencia en Tres Marías, la cabaña líder que la familia Gutiérrez tiene en Benito Juárez. “Quería sumar horas de oficio, estar al lado de ellos, ver cómo trabajaban, seguir aprendiendo. Ellos son los número uno. Además de ganar conocimientos entablé una muy buena relación con ellos”, dice.

“Así me hice, bien de abajo, laburando, en la cabaña no hay nada escrito, es el día a día. Es muy artesanal. Entonces uno observa y ve que puede aportar”, revela.

Rústicos

En 2013 tras muy buenos resultados con Aitué en la Rural de Palermo, Sergio Amuchategui le propone hacer un remate en La Verbena, en Copetonas, con hacienda de algunos criadores de la zona. Fue el comienzo de Rústicos y otro evento destacado para la vida laboral de Juan. “Pese a que no habían recibido invitación -porque no se nos hubiera ocurrido que podrían venir- al remate vinieron los 10 cabañeros más fuertes de la Argentina, y también de Uruguay. Llegaron por la publicidad y compraron. Vinieron los referentes de la raza que tenían que venir”, cuenta todavía hoy con asombro y satisfacción.

Fue el inicio de un evento que se transformó en una marca en remates con la calidad genética como característica destacada. Rústicos empezó a hacerse cada vez más grande y a potenciar a los criadores de Tres Arroyos y la región que forman parte del grupo, algunos de ellos asesorados por García, otros con peso propio como Mariano Castro y su cabaña La Reserva, el Lobo Chiaravalli y La India, entre otros.

Más tarde llegaría la alianza con la consignataria cordobesa Alfredo S. Mondino y la trascendencia a nivel país de la que goza Rústicos hoy.

Rutina

Juan cuenta que tiene una manera de trabajar que no cambia el rumbo. “Donde estoy yo siempre se hace la misma rutina, eso se da así porque me tienen confianza y delegan todo en mí, y tiene que ver con que los resultados me respaldan. Los criterios en la ganadería son fundamentales, y cuando seguís siempre los mismos, se dan resultados similares”.

El productor Fernando Briones es asesorado por Juan desde hace más de una década y ratifica esos dichos. “El viene al campo, mira las vacas y los toros, y toma decisiones que a veces uno no entiende. Pero con el tiempo llegan los resultados, ves los animales que producís y te das cuenta que él tenía razón”.

Una frase que tiene el valor de otra bandera para Juan.

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