El análisis de los datos de faena y producción del primer semestre muestran que hubo una mayor capacidad de manejo frente a la sequía en relación a lo sucedido en aquella oportunidad. El informe del Rosgan
De acuerdo a los datos publicados por la Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario (DNCCA), se confirma una faena de 7.321.403 vacunos en los primeros seis meses del año, cifra que resulta un 13% superior a la registrada durante el semestre inicial del año pasado y las más alta desde el año 2009 cuando, producto de otra gran sequía, se llegó a faenar un total de 7.796.914 animales. Sin embargo, a diferencia de aquel entonces la cantidad de kilos logrados por animal faenado resulta sustancialmente mayor: unos 226 kilos promedio por res en gancho este año contra 210 kilos en 2009.
Esta mejora en los pesos de faena que se ha venido gestando en los últimos años permitió en cierto modo morigerar las pérdidas que inevitablemente dejan contextos climáticos como los registrados. Si bien este año claramente se percibe el efecto de la seca en una baja de los pesos medios de faena, la caída resulta sustancialmente menor a la registrada durante la seca anterior la cual se dio precisamente en un contexto de escasos incentivos para la producción.
A su vez, este año el rol que jugaron los feedlots en los primeros meses fue fundamental. De no haber sido por la receptividad que mostraron los corrales durante los meses más críticos de salida de hacienda, las pérdidas en producción de carne hubiesen sido mayores.
En efecto, durante el primer semestre de este año los feedlots recibieron 2,87 millones de animales terminados, un 13% más que lo registrado un año atrás y nuevamente el número más alto desde 2009 cuando se encerraron más de 3,1 millones de cabezas.
Pero, a diferencia de aquel donde las salidas de esos animales recién se vieron plasmadas en la segunda mitad del año con una fenomenal oferta de 3,25 millones de animales, en lo que va de este año los feedlots llevan volcado al mercado un total de 2,45 millones de animales terminados. Medido como aporte a la faena, este número representa el 34% de la faena total, un porcentaje que lejos de mostrar los altibajos de años anteriores, ha logrado estabilizarse e incluso aumentar ligeramente permitiendo amortiguar en cierto modo este tipo de adversidades climáticas.
Para el segundo semestre, la misma estacionalidad de salida que presentan los corrales lleva a proyectar una mayor oferta de hacienda terminada. En 2009, los feedlots pasaron de aportar el 29% de la faena total en el primer semestre al 39% durante la segunda mitad del año. Si bien este año el porcentaje aportado por el feedlot durante la primera mitad del año resulta mayor (34%), pareciera haber encontrado cierto límite al crecimiento, debido al adelantamiento observado en el proceso de llenado.
En efecto, si observamos el Índice de Reposición, indicador que mide la cantidad de hacienda que ingresa al feedlot en relación a la que sale durante un mismo período, vemos claramente este adelantamiento de prácticamente un mes tanto en el llenado corrales como del inicio del vaciamiento, dando paso a partir de esta segunda mitad del año a una paulatina recomposición de las recrías a campo.
En concreto, sistemas de producción más estabilizados en lo que refiere a ganancias de peso a campo, sumado a una buena articulación y manejo de los corrales, está permitiendo transitar esta “post-seca” de manera más eficiente.
En la medida que los campos continúen evolucionando favorablemente y se logre recomponer nuevamente los sistemas de recría como eslabones claves en la integración con el corral, la producción ganadera podrá hacer frente a este tipo de eventos minimizando los altibajos en su camino al crecimiento.
Rosgan