Conociendo al enemigo: Ramón Gigón y una radiografía del raigrás

El investigador describió las particularidades de una de las malezas más problemáticas del sur bonaerense y brindó una serie de recomendaciones para su control y manejo

 

El raigrás se ha convertido en la última década en un verdadero dolor de cabeza para los productores del sur bonaerense. Una muestra de eso es que en la última encuesta de la REM de Aapresid fue señalada como la segunda maleza problema en el ciclo otoño-invernal.

“El raigrás ha ido evolucionando junto con el manejo de la agricultura y la ganadería. Al ser una planta que se utiliza mucho como forrajera y como césped, ha estado interactuando con el hombre desde hace muchos años y se ha ido asilvestrando también, hasta convertirse en una maleza muy importante, sobre todo por la capacidad de generar biotipos con resistencia”, explicó el investigador Ramón Gigón en el inicio de la charla con La Voz del Pueblo en la que describió las características principales de la especie y brindó una serie de recomendaciones para su control y manejo.

La aparición en el lote

El problema siempre empieza en las cabeceras o en los bordes. No es una maleza explosiva para colonizar, si no que tarda dos o tres años en convertirse en un problema a nivel de lote y a nivel de tratamiento. Tiene un avance silencioso, porque es una planta que produce pocas semillas, pero sí se va perpetuando, sobre todo en las cabeceras o si entra por acción de las colas de las cosechadoras.

– La semilla tiene mucha flotabilidad y hemos visto en años húmedos, con inundaciones, la entrada de raigrás por los bordes del lote y por los bordes de los caminos con corridas de agua.

– Las cabeceras y los bordes zona una de las particularidades que tiene esta maleza para tener en cuenta, sobre todo para empezar a controlarla.

Características principales

– Es una maleza otoño-invierno-primaveral, la semilla tiene muy baja dormición y una vez que cae de la planta madre a los 20 días ya está en condiciones de geminar. Entonces si tenemos precipitaciones a fines de enero o principios de febrero ya empiezan a aparecer las primeras emergencias.

– Es de color verde intenso, puede tener un tinte violáceo en la base de la planta, y tiene un brillo muy importante sobre todo en el envés de la hoja porque posee una importante acumulación de cera.

– En cuanto al flujo de emergencia: si tenemos abundantes lluvias otoñales, ese período será el pico de mayor relevancia en el año.

La resistencia

– Hay una alta variabilidad entre los biotipos, el comportamiento no es parejo para todos. Hay mucha evolución atrás de cada biotipo y cada lote tiene sus particularidades. Es una planta que genera rápidamente mutaciones con su alogamia y su genética y también con la aparición de mecanismos de resistencia que pueden ser diferentes.

– Las resistencias pueden ser del tipo target site o puntual y metabólicos. El raigrás puede tener los dos mecanismos.

– Según los estudios que hemos realizado con el doctor Marcos Yanniccari en poblaciones de todo el país, hay una tendencia en los biotipos del norte -de mitad de provincia de buenos aires para arriba- de tener mecanismos target site o puntual y mayor grado de resistencia al glifosato o, en algunos casos, al Cletodim.

– En la zona sur, más de trigo y cebada, la mayoría de los biotipos tiene un mecanismo metabólico y la resistencia es a los ACCasas y los ALS que se usan en trigo. Ahí entra la presión de selección que han recibido esos biotipos por la cantidad de aplicaciones que hacemos en los cereales de invierno.

Estrategias de control y manejo

– No hay una solución ni una receta básica para controlar al raigrás. Entonces es bueno plantear que las alternativas no sean sólo químicas, porque tienen su límite ya que no tenemos múltiples herbicidas, y tampoco sería bueno repetir aplicaciones de insumos para el manejo de las malezas en general, en este caso en particular de raigrás.

– Entonces es bueno el conocimiento de la biología de la maleza, de cuáles pueden ser sus puntos débiles, y después cada uno dentro de su establecimiento y de su empresa buscar la manera de manejarla. Y no sólo hablar de control, sino más bien de manejo.

– El raigrás es una especie forrajera de muy alta calidad, entonces en planteos mixtos donde entra la ganadería podemos pensarla como un aliado y no como una maleza y utilizarla como forraje haciendo una promoción. Es una práctica que se utiliza y donde pueda entrar esa diversidad que nos ayuda a bajar la presión de selección de herbicidas.

– Combinar técnicas de control, como puede ser la química con un cultivo de cobertura; o la química con un manejo mecánico, siempre teniendo mucho cuidado para evitar erosionar el suelo. Por ejemplo, un glifosato con Cletodim y un doble golpe con una pasada de un pie de pato o alguna herramienta mecánica que descalce la planta. Los destructores de semillas, que están en proceso de introducción en la argentina, son una buena opción.

– La rotación de cultivos es una alternativa muy interesante también. Al ser una maleza otoño-invierno-primaveral siempre los cultivos de verano van a ayudar a cortar el ciclo y a que vaya bajando la población. En los de cultivos de fina vemos al otro año que siempre algo de aporte de semilla hay. Entonces, dentro de lo posible, se recomienda intensificar los cultivos de gruesa en esos lotes para ir cortando el ciclo. De hecho, los mayores problemas que vemos en el sur, son en los lotes en los que se repite fina sobre fina.

– Volviendo a la labranza, una roturación de suelo, a parte del efecto negativo que puede generar en el mismo suelo, también genera un cambio en la dinámica de la maleza. Primero que despierta semilla que puede estar dormida al estar un poco enterrada y por eso estar latente.

– Y por otro lado ese posicionamiento de la semilla en el perfil va a cambiar el flujo en el año. Semilla que podemos enterrar, es semilla que va emerger más tarde y probablemente nos  nazca dentro de los cultivos, en los cereales de invierno. Y también semilla que puede quedar tapada pero dormida y que se despierta al año siguiente.

– Además, la semilla que está más enterrada suele escaparse al control cuando usamos herbicidas residuales, que siempre funcionan bien sobre la semilla que está en superficie.

Un buen cultivo, el mejor herbicida

– Como mensaje de cierre, hay que tener en cuenta que el cultivo va a ser, en última instancia, el mejor herbicida. Eso sí, tiene que ser un cultivo muy bien nutrido, sano y teniendo en cuenta la distancia entre hileras, y un manejo adecuado. Cultivos desnutridos y enfermos generan menos competencia y después vemos como prospera la maleza.

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