En la región la soja tuvo una cosecha de segunda

La soja de segunda capitalizó el golpe de agua de enero y las lluvias de febrero para, en general, rendir mejor que el cultivo de primera. Está por finalizar una cosecha que termina siendo muy despareja, pero que podría calificarse como aceptable

 

Está llegando a su fin una cosecha de soja muy particular, atravesada por la intensa sequía generada por La Niña, y que hace que se dificulte ser concluyente en cuanto a los resultados. “Aceptable”, “despareja”, “errática”, “buena”, “por debajo del potencial”, “estuvo en el promedio”, son las calificaciones hechas por los ingenieros consultados. Entonces, en esta campaña más que nunca, es muy difícil ponerle una etiqueta general a la trilla.

“En lo que es soja de primera terminó en un promedio bastante aceptable. En las zonas donde cayeron lluvias oportunas y el cultivo tuvo buenas condiciones, hubo lotes excelentes; pero también hubo lotes que fueron malos porque nunca se recuperaron del estrés que sufrieron entre enero y febrero”, analizó el ingeniero Matías Fik.

“Fue una cosecha promedio”, agregó. “Se destacó más la soja de segunda, que fue la que capitalizó mejor las lluvias tardías y hubo lotes realmente excelentes”, completó.

El ingeniero Pablo Errazu le puso números a lo que definió como una cosecha “errática”. “En la zona costera hubo techos de 35 quintales y en las someras pisos de 10 quintales”, mencionó para marcar los extremos registrados en los lotes de soja de primera.

“La soja de segunda fue mucho más errática todavía, con siembras de la primera quincena de diciembre, fecha ideal, con condiciones malas para implantarse y que en algunos casos no se cosecharon, y en los que sí se levantaron, los rindes fueron desde 3 a 15 quintales. En las fechas más tardías -hasta primeros días de enero- muchos lotes pasaron los 30 quintales”, indicó el presidente del Centro Regional de Ingenieros Agrónomos de Tres Arroyos.

“La cosecha fue despareja, como siempre en el campo no se puede generalizar, hay productores que en soja de primera cosecharon 2.000 kilos, otros 3.000 y hasta 3.500 y también hubo otros que tuvieron 1.500. Entonces, considero que fue buena, pero muy despareja”, comentó Alex Vejrup, gerente de la Cooperativa Alfa.

“Yo diría que en promedio anduvimos mejor que los últimos años, incluso la soja de segunda rindió mejor que el promedio de los últimos años. Eso no quita que para algunos productores fue una cosecha regular”, redondeó.

El factor de peso que hizo que los resultados fueran desparejos y erráticos, no hay dudas, fueron los golpes de agua. “Las lluvias fueron irregulares todo el año, pero en enero y febrero, cuando la soja definía el rinde, algunos campos ligaron 50 y otros 15 milímetros, con apenas 20 kilómetros de diferencia, y por eso tenés la dispersión de rindes”, indicó Alex.

Un análisis similar entregaron los ingenieros Jorge González y Carlos María Mendiberri, asesores de la Cooperativa de Cascallares. “La cosecha de soja en nuestra zona tuvo resultados inferiores al potencial que pueden brindar estos suelos, con rindes por hectárea muy variables de acuerdo a la cantidad de agua recibida durante el desarrollo del cultivo. Hubo lugares que tuvieron precipitaciones muy oportunas, como la zona norte del partido, por mencionar uno de los lugares en el que se registraron rendimientos interesantes, y zonas en las que ocurrió totalmente lo contrario, como el sudeste costero”.

Los ingenieros aclararon: “No estamos hablando de la calidad de suelo, que es importante, no hay duda, pero la principal causa es la oportunidad de recibir lluvias cuando se manifiesta el fenómeno ‘La Niña’”. Y aportaron un dato que evidencia muy claramente eso: “Hay lotes de soja de segunda sembrados sobre rastrojo de fina (trigo/cebada) con cero milímetro de agua acumulada en el perfil que rindieron más que sojas de primera hechas en suelos que tuvieron la posibilidad de acumular agua antes de la siembra”.

González y Mendiberri, en tanto, marcaron el peso que tuvo la variable “fecha de siembra” en sojas de primera, que mostraron un comportamiento similar en toda la zona: “Los lotes sembrados más cerca a fin de noviembre/diciembre tuvieron mejores resultados, sin duda ayudadas por no haber registro de heladas que afectaran el llenado de granos”.

Para el ingeniero Luciano Piloni, titular de AIAgro y que supervisa 16.000 hectáreas en la región, en soja de primera “los rindes no fueron de los mejores”. Y detalló: “Anduvieron entre los 1500 y los 2200 kilos. Como se habían sembrado medio temprano, hicieron un desarrollo grande con las lluvias de los primeros días de enero y después sufrieron el faltante de lluvia hasta que volvió a llover en febrero hubo aborto de chaucha y eso la complicó”.

En cuanto a la soja de segunda, pintó un panorama mucho mejor. “En general fueron buenos los rindes. Pero hay de todo, tenés lotes de 700 kilos hasta los 3.300 en algunos casos”.

Lo que definió el rinde del cultivo de segunda fue también la fecha de siembra. “Como se adelantó la cosecha fina, había muchos lotes sembrados los primeros días de diciembre, hasta el 15 de diciembre. Eso no fue de lo mejor. Después, lo hecho desde el 15 hasta fin de mes y principios de enero, fue lo que mejor rindió porque aprovechó la lluvia del inicio del año para terminar de nacer bien y pasar todo enero en un periodo vegetativo”, explicó Piloni.

Además, el ingeniero de la Regional Tres Arroyos de Aapresid, destacó que en esta campaña no hubo una diferencia muy marcada en cuanto al antecesor. “No ocurrió esta vez que los sembrado sobre cebada rindiera mucho mejor que lo hecho sobre trigo, y tiene que ver con que no hubo tanta diferencia las fechas de cosecha”.

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