Federico Vizzolini: “Miré al cielo y dije: Viejo, llegamos”

Esa fue la primera reacción del cabañero en la pista de Palermo cuando su toro fue elegido Gran Campeón. El agradecimiento a su padre por la formación recibida, la decisión de apostar por un ambicioso proyecto ganadero luego de ser referentes en la fabricación de pastas, le desafío de seguir siendo una empresa familiar exitosa y el valor de tener un equipo de trabajo con la camiseta puesta. Una muy rica charla con el titular de Arandú

 

Un apellido con pasta de campeón.

Los Vizzolini fueron sinónimo de fideos hasta mediados de la década del 90, cuando la familia decidió vender la fábrica de pastas por entender que no se podía competir con las multinacionales. Federico, nieto del fundador de la industria y aconsejado y respaldado por su padre, apostó fuerte por un proyecto ganadero.

Hace poco más de una semana, Batacazo, un toro gestado en su cabaña Arandú -que la creó para darle un valor agregado a la hacienda-  logró el Gran Campeón Macho Angus en la Exposición Rural de Palermo, el máximo logro al que aspira un cabañero. “Palermo es la meca de la ganadería”, dirá Federico.

Pisando la arena de la pista palermitana y con la mirada húmeda por la emoción reconoció: “No caigo todavía, supongo que en unos días empezaré a caer. No es fácil lograr esto, ya lo dijo el jurado, en esta pista compitió el mejor Angus del mundo”.

La charla con La Voz del Pueblo, 10 días después de la consagración, se dio con un Vizzolini más consciente de lo alcanzado y con ganas de explicar porqué Arandú se transformó es una prestigiosa marca en el planeta Angus.

– ¿Ya caíste?

– Sí caí, caí. De a poco te vas dando cuenta lo logrado. En el partido de Tres Arroyos hay solo dos Grandes Campeones de Palermo en la historia: el de La Verbena de Skou a fines de la década del 70 (el Gran Sureño, que fue Bi Gran Campeón) y el nuestro. En la pista, el presidente de la Asociación Argentina de Angus (Alfonso Bustillo) me decía que me veía muy tranquilo y me preguntó si entendía la dimensión que tenía el logro. Porque hay grandes cabañas que nunca consiguieron ganar en Palermo. En realidad, en el primer momento no tomás dimensión, lo vas haciendo con el paso de los días. Hoy poder decir que nosotros ganamos nos genera una satisfacción es enorme. Porque Palermo es la meca de la ganadería. Llegamos a lo máximo.

– ¿Y qué se te cruzó por la cabeza en el momento de la definición?

– La verdad es que estaba tapado por toda la gente que tenía adelante, y lo vi a mi hijo, que es más alto, festejar, entonces ahí me di cuenta que habíamos ganado. Primero lo abracé, lloré, y miré al cielo y dije: “Viejo, llegamos”.

– ¿Por qué esa mirada al cielo?

– Yo le agradezco mucho a mi padre porque de muy chico me dejó hacer cosas, equivocándome o no, y me fue formando. Primero discutíamos, peleábamos, yo no estaba de acuerdo en un montón de cosas que me decía. Pero me formó y me marcó cómo me tenía que comportar, cómo se tenía que trabajar, cómo tenía que acompañar a la gente que está al lado tuyo. Me enseñó un montón de cosas, no solamente en lo comercial, sino para armar un grupo de trabajo y que te apoyen.

Ver: Un apellido con pasta ganadera

– Haciendo referencia a tu papá, históricamente el apellido Vizzolini estuvo relacionado a las pastas, a partir de ahora ya se va a asociar con la carne. ¿El “llegamos” se debía a eso?

– Sí, hoy te diría que llegamos al objetivo que se planteó en su momento de generar una marca tan fuerte como lo fue en su momento en la fabricación de pastas, en una actividad totalmente distinta. Llegó más rápido de lo esperado. Con este logro Arandú ya es una marca consolidada en toda la Argentina, y te diría también en el exterior, porque el jurado Manolo López dijo que la fila que se vio en la final de Palermo no se va a ver en muchas partes del mundo.

– Siempre destacás todo el equipo de trabajo de Arandú, definime a Juan García, el asesor técnico.

– Un loco de la ganadería. Cuando entré a la pista en Palermo estaba abrazado al toro… El es un apasionado de la vacas y es otra demostración que no es que con la plata vos ganás. Sino que es el trabajo. El la viene luchando hace años y se merece muchísimo este premio. Además, él con su trabajo también hace muy buenos rodeos comerciales, o sea, no es todo show.

Juan vino hace unos nueve años con un proyecto que me pareció muy interesante, porque era todo, no solamente un show de cabaña. Y el programa después le fuimos dando forma medio en conjunto, se fue dando. Así empezamos a destetar terneros más pesados, a tener mejores vacas, de más calidad, terneras puras controladas que las buscan clientes para entorar. Se le fue dando un valor agregado a la empresa. Eso es fundamental porque es de lo que nosotros vivimos. Entonces eso se complementa con la cabaña y hace que hoy en Arandú esté funcionando muy bien.

Pero siempre remarco que Arandú es un gran equipo y todos tienen la camiseta puesta, y eso es fundamental y muy difícil de conseguir. Yo invierto en mi estructura de trabajo, en mi gente, no solamente la de la cabaña y el campo, los chicos en la oficina, sumado al trabajo que hace mi mujer, que está en la oficina y le pone otra impronta a nuestra empresa -en unos días se va a sumar también mi hija Sofía, que es contadora-. Y mi hijo allá en el campo de Dolores, que los motiva a trabajar para sacar más y mejores terneros. Porque nosotros vivimos de los terneros, no es que sacamos plata de otro lado para tener una cabaña y jugamos con la cabaña. Yo hago genética, vendo genética y me tiene que servir y tengo que ganar plata. Si no, la cabaña no me sirve.

– ¿Cómo se produce un Gran Campeón?

– Con muchísimo trabajo de todo un equipo. No pasa por la plata como mucha gente cree. O sea, no es que ponés plata y sacás un Gran Campeón. Con plata podés llegar a genética de avanzada, pero después tenés que hacer un trabajo titánico. Y si la gente, la que trabaja con vos, no te acompaña, es imposible. Es un conjunto de cosas.

Desde el control de las receptoras pariendo, pasando hasta que el ternero llega el mamadero, que lo tenés que tratar como si fuera un príncipe, que no se te pase de comida. De ahí va a la cabaña cuando se desteta, se empieza a amansar, a darle más cuidados, con distintas comidas diarias, los baños cada día y medio, la cepillada, la sopleteada… Todo un trabajo tremendo para que el bicho se vaya armando. Son un montón de cosas, por eso la satisfacción es tan grande. Con plata solamente no lo lográs.

– ¿Y ahora qué viene para Arandú?

– Y ahora seguir trabajando, yo luché siempre mucho, pero no para este logro, sino para que el proyecto funcione. El Gran Campeón llegó como decantación, no es que era el objetivo lograr un Gran Campeón de Palermo. No, nunca tuve ese objetivo, esto llegó producto de todo el laburo que se fue haciendo, entonces por eso te digo que vamos a seguir trabajando, seguir mejorando todo lo que podamos.

Nosotros vendemos los terneros y vivimos de las vacas y de los toros, entonces yo a mis clientes les tengo que dar un producto que les funcione, que me llamen y que me digan: “che, Federico la verdad que los toros anduvieron bárbaro, tengo unos terneros espectaculares, les hice un 15, un 20, un 30% más de plata, tuve un 20% más de kilos de ternero”. Eso lo que a mí me sirve porque les sirve a mis clientes, entonces la idea es seguir trabajando como empresa para eso.

Federico Vizzolini junto al gran Horacio Gutiérrez fundado de la cabaña Tres Marías. Foto gentileza de Agustín Narvarte

– No era el objetivo sacar un Gran Campeón, pero cuando empezaste a competir soñabas con ganar.

– Todos los que vamos a exposiciones queremos ganar. Encima si tenés un animal que por ahí puede llegar a entreverarse entre los buenos, con más razón querés ganar. Y yo tenía todas las fichas puestas en este toro, que ya había hecho un campañón. Porque el año pasado fue segundo mejor ternero en la Expo del Centenario y tercer mejor macho de Palermo. Y este año fue Reservado Gran Campeón en Otoño y Gran Campeón en Palermo.

Y nos tocó ganarles a dos toros de Tres Marías de Gutiérrez, con la misma genética, y que no es nada fácil. Es una cabaña con una gran trayectoria y muchos grandes campeones de macho y hembra. A parte de ser gente amiga, trabajan todo en familia, viven de las vacas también, y tienen una genética que es lo mejor del mundo.

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