En el Día del Cerealista, Pablo Fuente, gerente del Centro de Acopiadores de Tres Arroyos, analizó la actualidad del sector. Una menor producción por la sequía y la distorsión generada por las medidas oficiales, los puntos destacados de la charla
Pablo Fuente reemplazó a Luis Di Rocco como gerente del Centro de Acopiadores de Cereales de Tres Arroyos hace siete años. Y no duda, este ejercicio que está por cerrar la institución, que abarca parte de 2022 y parte de 2023, es el más complejo desde que ocupa la gerencia. La sequía, la intervención del Gobierno en el mercado y la distorsión generada a partir de medidas meramente recaudatorias, marcaron los últimos 12 meses. En el Día del Cerealista, Fuente repasa la actualidad del rubro.
– Es un año en el que el cerealista no tiene mucho para celebrar.
– Claramente no ha sido un año bueno. Primero por la seca, que fue importante, y la falta de kilos que hubo, principalmente de fina. En la región anduvo entre un 30 y un 40% según la zona, por la reducción de rendimientos. Y eso genera una menor cantidad de negocios para el acopio. Y después por las cuestiones del Gobierno, todas las medidas que fueron surgiendo por las cuestiones económicas y de reservas del Banco Central, que en realidad no tienen como fin favorecer la comercialización de los granos, sino que busca fines económicos. Y eso genera distorsiones claras en el mercado.
– La reducción de la cosecha, ¿qué impactó tuvo en las empresas del sector?
– El impacto se genera porque es menor mercadería que ingresó a las empresas. Igualmente, como se venía de años relativamente buenos, es decir, el año anterior había sido un año de seca, pero no había tenido un impacto tan grande. Entonces, las empresas pueden soportar la falta de mercadería, se han ido adaptando. No generó, digamos, ningún caos.
Pero sí hubo una reducción importante en el ingreso de la mercadería y eso hace que se resientan las empresas. Es un año en el que las decisiones o las inversiones se frenaron.
– A diferencia de otras regiones, en esta zona la cosecha gruesa fue aceptable y evitó una situación más difícil.
– Así es. A nivel país la seca impactó tanto en la fina como en la gruesa, en esta zona por suerte la gruesa empezó a mejorar a partir de las lluvias que se fueron dando a partir de enero y tuvimos un girasol que, en la mayoría de los casos, estuvo con un buen rendimiento. La soja también tuvo, más que nada los cultivos de segunda, un buen resultado. Y en lo que es el maíz, todavía falta cosechar un montón, porque por cuestiones de humedad no se ha podido levantar, pero lo que se escucha es que va a ser una cosecha buena.

– El hecho de que el acopio desde hace muchos años se haya convertido en una empresa multifunción también hace que esté más diversificado y puede soportar un menor ingreso de mercadería.
– En el Centro tenemos diferentes tipos de socios. Está el que es acopiador puro y tenés las empresas que son las que llamamos multifunción, que brindan distintos servicios al productor desde la siembra hasta la venta. Esas pueden afrontar esta falta de granos, pero como te digo, el impacto es grande porque la fina es importante. Y el alivio tiene que ver con que la gruesa fue relativamente buena y ayudó a recuperar.
– El análisis de granos es una de las fuentes de ingreso del Centro de Acopiados, ¿la menor producción se tradujo en menos análisis?
– Acabo de hacer los controles correspondientes con el año pasado porque cerramos el ejercicio en agosto y estamos más o menos en la misma cantidad, alrededor de 4.700 muestras. Y creo que tiene que ver mucho con el girasol, porque es un cultivo que viene creciendo y es el que es necesario el análisis. Porque el maíz y la soja, son granos que no se analizan, en cambio el girasol al tener materia grasa, que es un rubro que se bonifica, sí o sí corresponde. Al haber aumentado la cantidad de análisis de girasol nos cubrió esa parte que faltó de fina, pero sí fue notable la tranquilidad que hubo en el mes de enero comparado con otros años.
– Mencionaste la intervención que este Gobierno tuvo en el mercado, ¿qué repercusiones tuvo eso en la actividad del acopio?
– Hubo mucha intervención en el mercado, tenemos volúmenes de equilibrio, los fideicomisos de la harina y el maíz, el dólar soja, el dólar agro, que por ejemplo generó que tuviéramos meses en los que no se comercializó, que hubo un freno total. Nos pasó en junio y julio, y ahora vemos que empezó a mover ahora con el dólar maíz, que incluye al girasol, la cebada y el sorgo. El sorgo en esta zona no influye, pero en el maíz se notó. Nosotros lo notamos porque realizamos el sello de las liquidaciones, y se evidenció un incremento en estos primeros 15 días de agosto de los movimientos respecto a junio y julio. Porque julio fue realmente muy tranquilo.
– ¿Cuál es la actualidad del Centro? ¿Ha variado la cantidad de socios?
– La cantidad de socios se mantiene estable desde hace varios años. Hoy tenemos 31 socios, seguimos con empresas socias de Tres Arroyos, San Cayetano, Gonzales Chaves, y hay una empresa asociada que tiene su planta en Chillar pero la sede la tiene en Azul. Algunos de los socios han realizado inversiones en aumentar la capacidad de acopio en las plantas, pero no de plantas nuevas.