Los datos de julio de faena revelan un peso promedio por res de 225 kilos, unos 11 kilos menos que los obtenidos en julio del año pasado y 6 menos en relación a los 231 kilos que arroja el promedio de los últimos 5 años. El análisis del Rosgan
A pesar del elevado nivel de faena que se viene registrando, continúa agudizándose la pérdida de kilos obtenidos por animal faenado. De acuerdo a los datos publicados por la Dirección Nacional de Control de Comercio Agropecuario (DNCCA), durante el mes de julio se faenaron cerca de 1,3 millón de vacunos, lo que representa un 16% más que lo registrado en julio del año pasado y marca una tendencia de crecimiento en la faena que se viene repitiendo desde hace ya más de un año y medio.
En lo que va de 2023, el total de animales sacrificados superada los 8,6 millones, esto es un 13% superior a la faena registrada en igual período de 2022 y una de las más alta de los últimos 20 años, sólo superada por la registrada en 2009, en plena liquidación de hacienda cuando se llegaron a faenar más de 9,2 millones de animales.
En efecto, si analizamos la producción de carne obtenida por cada animal que está llegando a faena se evidencia una caída significativa respecto de los promedios obtenidos el año pasado, la cual se ha ido acrecentando con el correr de los meses. Los datos de julio revelan un peso promedio por res de 225 kilos, unos 11 kilos menos que los obtenidos en julio del año pasado y 6 menos en relación a los 231 kilos que arroja el promedio de los últimos 5 años.
Asimismo, el dato de julio muestra una leve caída respecto de junio cuando, estacionalmente, la producción de carne por animal debería comenzar a crecer como resultado de los procesos de recría y engorde iniciados a partir de la zafra.
Hasta aquí, resulta evidente el impacto de la sequía. El elevado volumen de hacienda que debió salir forzosamente de los campos durante los primeros meses del año sin duda marcó una clara caída de los pesos de faena, por tratarse de hacienda flaca que salía directamente de los campos sin posibilidad de recibir ningún tipo de terminación o engorde adicional.
Recordemos que, hasta los primeros cuatro meses del año, se llegó a faenar un 27% más de vacas que el año pasado, acumulando actualmente un 21% de incremento interanual.
Sin embargo, la presión adicional que se observa en el último mes puede estar asociado a otro factor que converge en esta situación y es el bajo kilaje con el que estaría saliendo la hacienda que sí ha pasado por un proceso de engorde o terminación a corral pero que, por circunstancias de mercado, no terminó de incorporar el kilaje óptimo. Si observamos concretamente los datos de faena y producción de novillitos y vaquillonas, vemos que en julio se faenaron unas 900 mil cabezas, esto es un 20% más que en julio del año pasado, pero obteniendo en promedio unos 15 kilos menos de carne por res (210 vs 225 kilos).
En parte, esto también se encuentra asociado al bajo peso con el que ingresó esa invernada a los corrales producto de la seca; pero en las últimas semanas se ha visto acrecentado por el vaciamiento acelerado que comenzó a observarse en los feedlots como consecuencia del encarecimiento de los costos de producción generado a partir de la implementación del “dólar Maíz”. En este contexto, la reciente mejora del precio del gordo, también contribuyó a impulsar esta salida ante la posibilidad de limitar la pérdida a la cual se vieron expuestos.
En un año normal los feedlots deberían estar volcando su mayor oferta de hacienda terminada a partir del mes de agosto, lo que contribuye a su vez a incrementar los pesos promedios de faena.
Sin embargo, iniciado este vaciamiento y con una demanda por parte de invernadores tradicionales que evidentemente ya ha comenzado a afirmarse, es difícil pensar a partir de entonces en un feedlot compitiendo fuerte por conseguir esta reposición.
Por tanto, reposicionados tras la reciente suba del gordo y de cara a un escenario político que se plantea aún más incierto tras conocerse los resultados de las PASO y las últimas medidas adoptadas por el gobierno tendientes a transitar este tiempo preelectoral, es muy probable que -contrariamente a lo esperado semanas atrás- veamos también en los feedlots una mayor intención de retención que termine agudizando la retracción de la oferta y, consecuentemente, la escalada de precios para lo que resta del año.