Se trata de MS INTA MDA Bonaerense 324, un cultivar de ciclo largo con alto potencial de rendimiento, fertilidad de espiga, resistencia a la roya amarilla y a las royas de la hoja y tallo. Ya son más de 30 las variedades logradas por la experimental en sus 100 años de vida y es la octava que obtiene el ingeniero Francisco Di Pane
Una más, y van….
Ratificando su liderazgo en lo que a investigación y mejoramiento de trigo pan se refiere, la Chacra Experimental Integrada Barrow (convenio INTA – Ministerio de Desarrollo Agrario) logró una nueva variedad que fue recientemente inscripta en el Registro Nacional de Cultivares y en el Registro Nacional de la Propiedad de Cultivares del Instituto Nacional de Semillas (Inase). La nueva inscripción es la MS INTA MDA Bonaerense 324 y fue comunicada a través del Boletín Oficial de la Nación.
MS INTA MDA Bon 324 será presentada por el ingeniero Francisco Di Pane, responsable del programa de Mejoramiento genético de trigo pan en la CEI Barrow, junto a otras dos variedades obtenidas en la experimental, en el 2° Simposio Internacional de mejoramiento vegetal que se realizará los días 4 y 5 de septiembre en la ciudad de Córdoba.
“En el marco del Programa de mejoramiento de trigo pan, MS INTA MDA Bonaerense 324 es el resultado de hibridación, selección y evaluación. Proviene de una cruza de un trigo invernal europeo, y de una línea del programa de la CEI Barrow”, le explicó Di Pane a La Voz del Pueblo.
“En una variedad de ciclo largo, con alto potencial de rendimiento, fertilidad de espiga, resistencia a roya amarilla y a las royas de la hoja y tallo, y con alta adaptación a ambientes contrastantes argentinos. Se caracterizó por su buen peso hectolítrico, altura baja (73cm), y una excelente adaptación a las siembras tempranas”, agregó sobre el cultivar que se comercializará a través de un convenio de vinculación tecnológica (CVT) con la empresa Macro Seed y estará disponible para los productores a partir de la campaña que viene.
– ¿Cuántos años de trabajo te demandó obtener esta nueva variedad?
– Es una cruza hecha en 2009. Ahí comencé. Después tenés un proceso de entre F1 y F6 que es donde hacés las selecciones de las mejores plantas, y es un proceso con el que llegué hasta 2015. En 2016 y 2017 realicé ensayos internos acá en la Chacra; 2018, 2019 y 2020, además de los ensayos en Barrow se le sumaron en siete puntos más del país, dentro del Programa Nacional de INTA. Y después en 2021 se hizo una primera multiplicación a gran escala y se la entregamos el año pasado a Macro Seed, que la está multiplicando. Estimo que la campaña que viene ya va a salir a comercialización, por lo menos a una escala menor, y en 2025 ya estará disponible en forma masiva.
– ¿Qué significa para vos como mejorador lograr una variedad?
– Es una satisfacción. Porque es como un reconocimiento al trabajo que uno hace todos los años, y significa que ha hecho las cosas “más o menos” bien. Uno trabaja dentro de un programa enorme de INTA y está compitiendo internamente con muchas líneas de otros programas de Balcarce, de Marcos Juárez, y que esta línea haya llegado a variedad significa que rindió bien y que el trabajo estuvo bien hecho. Es un logro, porque un mejorador en lugar de sacar un Paper a nivel internacional, obtiene una variedad.
– ¿Cuántas variedades de trigo pan llevás obtenidas?
– Hasta ahora tengo ocho. Con la particularidad de que se dieron todas desde 2014, porque en 2006 realizamos junto al ingeniero Gilberto Kraan un cambio interno de todo el germoplasma. Y esa nueva generación llevó todo un proceso y un trabajo que empezó a plasmarse en 2014. Así que llevamos ocho variedades en nueve años, hemos tenido mucho éxito.
– ¿Cuántas variedades tiene la Chacra en sus 100 años de trayectoria?
– No tenemos el registro exacto, estimamos que son 30. Ocurre que hasta 1938 no había un organismo que llevara el registro como ahora está el Inase. En esos primeros años, la Chacra creaba una variedad, la publicaba en sus propios boletines y las salía a vender. Así que estimo que hay por lo menos 10 o 12 de variedades logradas hasta 1938 y de las que no tenemos un registro formal.
– Y a partir de que sí hay registros, ¿cómo fue la evolución?
– Desde el año 40 a 1988 se registraron solamente dos: una en 1951 (Buenos Aires 105) y otra en 1962 (Buenos Aires 110). Y entre el 88 y la actualidad se inscribieron 16.
– ¿Por qué hubo un bache tan grande entre los años 40 y los 80?
– Por una cuestión de recursos humanos, hubo mucho movimiento de personal en aquellos años y no pudo desarrollarse un programa. Hasta que a fines de los 70 se hizo cargo del programa el ingeniero Gilberto Kraan, empezó a tener una constancia y una permanencia, y así empezaron a lograrse cultivares más seguido.