“Trafer te ofrece un traje a medida”

En una charla con La Voz del Pueblo, el gerente Ariel Fernández repasó la historia de la empresa, se refirió a los desafíos del mediano plazo, e hizo hincapié en los valores y en la estrategia que permiten a la firma -que está cumpliendo 71 años- mantenerse a la vanguardia de un rubro altamente competitivo y ser referente a nivel país

 

La primera imagen que ofrece planta modelo que Trafer tiene en el Parque Industrial de Tres Arroyos es un anticipo de que se trata de una empresa prolija y de vanguardia. El predio y la fábrica destilan orden y un aire de modernidad. Son síntomas que, ya desde la entrada, empiezan a explicar por qué a 71 años de su fundación la empresa se mantiene vigente.

El gerente Ariel Fernández, nieto de Francisco Fernández, uno de los fundadores de la firma junto a Pierino Travaini, invita a realizar un recorrido por la planta y dejar en evidencia que la primera imagen no engaña. Máquinas de última tecnología por un lado, productos listos a la espera de ser entregados por otro y un importante stock de insumos prolijamente acopiado conforman el paisaje del interior de la fábrica.

Ariel será el encargado de poner en palabras que las apariencias en el caso de Trafer no engañan y que la actualidad de la empresa goza de muy buena salud, y sobre todo, que proyecta un promisorio futuro.

Trafer está cumpliendo 71 años en una actividad vital para el negocio agrícola: almacenar y preservar la producción. Además de ser una de las empresas más longevas y emblemáticas del sector, se transformó en referente tecnológico de la logística granaria de almacenamiento desde Tres Arroyos para toda la Argentina.

– ¿Cómo se mantiene la vigencia? ¿Cuál es la fórmula de Trafer?

– Hay varios pilares que mi abuelo en el 52, cuando arranca la empresa, tenía como norte. Los más significativos tienen que ver con un producto de calidad, con un compromiso con los clientes y fundamentalmente con una visión de innovación tecnológica. Son valores en los que la segunda generación también hizo foco y yo como tercera generación soy responsable de mantener y de poner bien alta esa bandera. Esos ejes son los que hoy le permiten a Trafer ser una empresa líder a nivel nacional, ser reconocida y respetada por empresas colegas y por la comunidad en general.

– Te tocó liderar la empresa y al mismo tiempo protagonizar el cambio generacional.

– Yo soy la tercera generación de la empresa. Mi abuelo Pancho Fernández y Travaini fueron los fundadores. La segunda generación estuvo comprendida por mi tío Gustavo, mi papá Horacio y se fueron sumando también otros socios. Y hoy por hoy estamos en la misión de acompañar en la gestión a esa segunda generación y ya hacer esa transición.

– ¿Fue complejo el ensamblaje generacional?

– Son procesos complejos, básicamente por los formatos de trabajo y la mentalidad de cada generación. En esta empresa, cuando yo me sumé hace ocho años, las decisiones pasaban por dos personas. Una empresa de 40 personas todas las decisiones pasaban por dos, estaban descentralizadas, entonces cuando te faltaba una de esas dos personas, el resto de los equipos no tenía muy claro cuál era el norte. Entonces, el desafío más importante en mis primeros años de gestión tuvo que ver con descentralizar ese conocimiento, generar áreas de trabajo independientes con criterios propios y que puedan resolver ellas mismas los problemas de la diaria de la empresa. Eso nos garantiza perdurar en el tiempo.

– ¿Estudiaste algo relacionado a la gestión?

– Soy abogado, nada que ver. Pero se dice que los abogados sabemos de todo (risas), se aplica el caso.

– ¿Y cómo o en qué te apoyaste para lograr descentralizar la operatoria?

– La forma que encontré para desprender ese conocimiento fue subirnos a las normas ISO 9001 y a través de esos procedimientos que tienen las normas ir volcando toda la trayectoria y toda la experiencia de estas personas que hacen a la esencia de lo que era Trafer y su segunda generación.

– Volvamos a tu título de abogado, ¿entonces no estaba en tus planes iniciales involucrarte en la empresa?

– No, no, para nada. Yo trabajé mucho en términos de derechos de empresas, para otras empresas. Soy docente de la UBA, de sociedades comerciales. Así que me había orientado hacia otro lugar. Y en 2016 cuando mi viejo empieza a tener algunos problemas de salud, también mi tío, un poco la demanda familiar y la historia empresarial me convocó, y estuve acá al pie del cañón.

– Tuviste como un llamado a cuidar el patrimonio familiar.

– Sí, sí, totalmente. Como cuidar y darle continuidad a la empresa para que siga durando en el tiempo. Y fue un gran desafío, porque esta es una empresa muy característica de Tres Arroyos, pero también es muy reconocida a nivel nacional. Nos conocen en Córdoba, en La Pampa, en Santa Fe, en Salta… Hemos vendido en todo el país, somos reconocidos por la calidad fundamentalmente de nuestros productos y por el compromiso que tenemos con nuestros clientes. Entonces, tiene un valor la empresa que trasciende lo estrictamente personal.

– Y mirando para atrás, ¿estás conforme con estos ocho años transcurridos?

– Sí, totalmente. Nos hemos propuesto objetivos claros y los hemos llevado a cabo.

– Me podés mencionar algunos.

– Por ejemplo, si uno mira lo que es el taller, hoy estamos certificados con norma de calidad ISO. Instrumentamos la incorporación de mucha maquinaria de última generación: tenemos un torno CNC, una mesa láser CNC, máquinas que habíamos comprado en su momento de control numérico que tenían mucha complejidad y estaban en desuso, las pusimos en marcha. El robot, el pantógrafo…

– Hubo entonces avances en la gestión y también en incorporación de tecnología.

– Si, totalmente, en tecnología también hubo un avance muy significativo. Creo que lo más importante tiene que ver con eso de poder descentralizar el conocimiento haciendo una transición generacional ordenada y lo más feliz posible. Y en ese sentido la tecnología también me ayudó mucho. Hoy la gestión de la empresa está medida con información en tiempo real. Nosotros lo hacemos a través del Power BI, programa en el que tengo un montón de tableros que me permiten ver en qué estado de situación está la producción, el stock, los costos, etc.

– ¿Por qué un acopio o una cooperativa de Tartagal, por ejemplo, compra un producto que fabrica Trafer en Tres Arroyos, muy lejos de su lugar de origen?

– Nosotros a diferencia de un producto extranjero, que es un enlatado, vendemos un proyecto a medida. La primera ventaja competitiva tiene que ver con un traje a medida que nosotros proyectamos para cada obra en particular. Un cliente viene con un desafío, nosotros lo analizamos, lo vamos viendo con él, vamos desarrollando conjuntamente el proyecto. Y le ofrecemos un proyecto que nosotros consideramos el mejor posible.

Y para ese proyecto nos avalan 70 años de trayectoria. Es decir, no es el primer proyecto que vamos a hacer de características similares a ese, con lo cual ese es un valor agregado muy importante: la experiencia en los proyectos y saber lo que el cliente necesita. Nosotros podemos adaptar nuestros productos a sus necesidades para optimizar los rendimientos y las mejoras a todos los niveles.

– Hoy vivimos en un mundo globalizado y todo parece quedar más cerca, ¿pero hace 30 años cómo llegaron a conocer a Trafer desde tan lejos?

– En líneas generales lo que es maquinaria agrícola y los productores agropecuarios en particular suelen ver plantas de amigos, y cuando funciona bien y averiguan que la relación comercial es buena y el post venta también, lo van pasando de boca en boca. Nosotros consideramos que la prioridad es el cliente. Tiene que estar contento. Y para eso le tenemos que entregar un producto excelente, que le funcione, que no lo deje en banda en la cosecha y nosotros estar atrás para resolver los problemas.

– ¿Qué valor le dan al servicio post venta?

– Es prioridad. Nosotros tenemos una política de stock para que los clientes importantes y con historia con nosotros levanten el teléfono y digan “che, me pasó esto, estoy en medio de la cosecha, ¿cómo lo resuelvo?” Al otro día estamos ahí y se lo resolvemos. Y ese valor que para una empresa puede no ser significativo, para un cliente en ese momento es fundamental, es la diferencia entre tener un problemón o tener una solución. Ese ejemplo sintetiza en parte el espíritu de la empresa y de por qué estamos hace 70 años y de por qué estamos en todo el país.

– ¿Cuál es el desafío para el mediano plazo?

– Nosotros venimos muy avanzados en términos de tecnología aplicada a la fabricación, lo que nos permite tener definiciones de productos muy exactas, estamos muy avanzados en todo lo que es tecnología aplicada a la gestión de la empresa. Creo que hay un valor agregado que le podemos dar al productor en términos de tecnología aplicada a la planta, estamos trabajando en el desarrollo de un software, una aplicación que desde el celular le va a permitir instrumentar cuestiones que antes resolvía mecánicamente, en forma automática. Y también tener claro cuál es el estado de situación de la planta, temperaturas y demás. El desafío viene por ese lado, hoy la tecnología es parte de nuestro mundo, entonces ese es un desafío interesante para explorar y estamos encaminados hacia ese lugar.

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