Es un cultivo que se adapta muy bien a la zona, ofrece muchas ventajas productivas y tiene un gran potencial agronómico, pero la necesidad de ser comercializado vía los puertos del Gran Rosario le quitan competitividad. El ingeniero Cristian Appella, responsable de los ensayos que de arveja que se hacen en la Chacra Experimental Integrada Barrow, brinda un completo panorama sobre la leguminosa
Desde hace siete años, en la Chacra Experimental Integrada Barrow se vienen sembrando parcelas de arveja, ensayos que forman parte de la Red de Evaluación de Cultivares, programa que es coordinado desde Arroyo Seco, Santa Fe. Los resultados son muy satisfactorios y demuestran que se trata de un cultivo que bien podría sumarse en la rotación de los campos de la región. Pero más allá del “mini” boom que tuvo hace casi una década, nunca terminó de convertirse en una alternativa para diversificar la fina en las empresas de la zona.
En una charla con La Voz del Pueblo, el ingeniero Cristian Appella, responsable de realizar los ensayos en la Chacra, analiza la actualidad del cultivo, describe sus características, sus fortalezas y también se refiere a su gran talón de Aquiles: la comercialización.
– ¿Cuántos materiales de arvejas se testean en Barrow?
– Arrancamos con dos, Facón y Viper -tienen más de 40 años- y hoy tenemos entre 15 y 18 materiales nuevos. Un 50% son verdes y el otro 50% son de tipo amarillo.
– ¿Qué diferencia hay entre las variedades verdes y amarillas?
– Básicamente la pigmentación y por una cuestión cultural tiene otros mercados. Los países asiáticos, entre los que se destacan Pakistán e India, consumen el tipo amarillo, por eso el mercado está virando un poco del verde al amarillo. La arveja amarilla es más barata a la hora de producirla, pero también vale menos al venderla.
– ¿Por qué es más barato sembrarla?
– Porque la semilla es más barata. Estamos hablando de un cultivo en el que se siembran hasta 300 kilos de semillas -según el peso de mil- por hectárea, cuando una soja por ejemplo utilizas 70 kilos. Entonces la semilla tiene mucha incidencia en el costo de hacer el cultivo, y como la amarilla es más barata que la verde, termina teniendo un menor costo.
– ¿Qué destino tiene la producción?
– Se usa para consumo humano y también para alimentación animal. En el caso de la amarilla la utilizan para ración de animales pesados, y anda muy bien suplantando la soja como proteína, porque no hay que desactivarla. Pero también tiene un porcentaje energético, por lo cual también podría cortar una parte de maíz. Entonces en algunos establecimientos que la siembran por los beneficios que aporta en la rotación, cuando no vale la destinan a la hacienda.
– ¿Cuánto peso tiene la exportación?
– El 80% de la producción se exporta. Hasta hace unos años el principal comprador era Brasil, que tiene la cultura de arveja verde, igual que nosotros. Por eso tradicionalmente se hizo el tipo verde. Pero desde hace alrededor de seis años, cuando se logró la apertura del mercado asiático, la demanda cambió por la amarilla.
– ¿Cuál es el valor de la arveja en la actualidad?
– En los últimos años se mantiene alrededor de los 300 dólares, pero cuando arrancamos los ensayos llegó a valer 500. Bajó muchísimo, con el agregado de que nosotros tenemos el condicionante del flete, porque no tenemos salida cercana, hay que llevar la mercadería hasta los puertos de Rosario. Eso hace que el número ya no te sirva. Hubo algunos convenios hace varios años, negocios puntuales que hizo alguna empresa, y que se entregaba en Bahía Blanca. Pero desde hace tiempo no hay una alternativa fija y bien aceitada. No te queda otra que ir hasta Rosario.
– ¿Cuál es el panorama de la arveja en esta región?
– Tuvo un momento de expansión cuando estaba trabada la comercialización del trigo, hace una década, que además de crecer la cebada se incrementó la superficie de otros cultivos alternativos. En ese momento se hicieron unas 5.000 hectáreas, y fue cuando llegó a valer 500 dólares. Pero una vez que se normalizó la situación del trigo, sólo quedaron sembrando el cultivo los productores arvejeros tradicionales. En él área de influencia de la Chacra hoy se deben estar haciendo alrededor de 1.000 hectáreas.
– ¿Es un cultivo con potencial en esta zona?
– Sí, como cultivo es excelente. Es muy fácil de hacer, tiene bastantes ventajas en las rotaciones, es de ciclo corto, consume poco agua y deja nitrógeno. Agronómicamente tiene todo para crecer y con respecto al clima estamos en un lugar ideal, porque hemos obtenido rendimientos que en la zona núcleo no se consiguen. El problema es que no dan los números.
– ¿Qué rindes se han obtenido acá?
– Hemos llegado a cosechar 5.900 kilos en la Chacra, y productores han sacado 4.500 y 4.900 kilos. Pero un rendimiento promedio en esta zona está entre 2.500 kilos y 3.000 kilos, que es muy alto. En la zona núcleo el rinde promedio está entre los 1.800 y 1.900 kilos.
– ¿Hay variedades adaptadas a esta zona o los materiales son los mismos en todo el país?
– Este es el tercer año que probamos materiales de tipo invernal, que tienen mejor comportamiento a las heladas y a las bajas temperaturas respecto a las cultivares primaverales. Entonces, con ellos podemos incluso sembrar antes. Con los materiales tradicionales la ventana de siembra es hasta fin de julio, principio de agosto, con estos invernales podemos corrernos hacia junio y conseguir rendimientos igual o más altos. Y salimos del lote en el mismo momento con los dos, que es hacia los primeros días de diciembre para hacer una soja de intermedia o un maíz de segunda. En el caso del maíz, además tenés la ventaja de poder reducir la fertilización nitrogenada por el aporte de nitrógeno que hace la arveja por fijación biológica.
– ¿Cómo es el manejo de las malezas?
– Vas a tener los problemas propios del lote, no tiene otra complicación particular. La complicación que tiene la arveja es que no hay muchos productos registrados y podés tener el escape de algunos tipos de maleza.