La cabaña Arandú de la familia Vizzolini completó un 2023 inolvidable en las pistas que tuvo su punto máximo al lograr en julio el Gran Campeón de Palermo. “Siempre es lindo ganar, uno no se acostumbra. Y tenemos el orgullo de poder decir que entramos en la historia de Angus”, dijo Federico
“Siempre es lindo ganar, uno no se acostumbra”, dice Federico Vizzolini en el arranque de la charla. Arandú, la cabaña que junto a su familia y al asesoramiento de Juan García fundó hace una década, tuvo un año brillante en las exposiciones nacionales de Angus. El punto máximo, claro, fue el logro del Gran Campeón de Palermo, pero también fue una gran satisfacción alcanzar el Reservado Gran Campeón en Otoño y fue un hito la actuación en Primavera, donde se quedó con el Gran Campeón Macho y con el Gran Campeón Ternero.
A eso hay que sumarle que los primeros días de diciembre recibió la copa por el segundo puesto obtenido en el Premio Banderín, la competencia que computa los puntos que las cabañas suman en las exposiciones organizadas por la Asociación Argentina de Angus. Así es que la cabaña de Federico Vizzolini se consagró como la segunda mejor del país de la raza más importante de la Argentina.
– ¿Ya tomaste dimensión de lo que han logrado en 2023?
– Sí, me doy cuenta. Y sé que es muy difícil que esto se repita. Arandú logró el Reservado Gran Campeón en la Nacional de Otoño, el Gran Campeón de Palermo, y el Gran Campeón Macho y Ternero en Primavera. Es buenísimo, es un año para ponerlo en un cuadro, porque yo no sé si se va a volver a dar algo así. Y si tenemos en cuenta que el año pasado en Palermo habíamos sacado el tercer mejor macho, quiere decir que no es casualidad, que es la consecuencia de un programa genético. Entonces, también nos genera muchas expectativas para los años que vienen.

– Queda claro que no se trata de individuos aislados, sino de que hay una población, porque son muchos logros con distintos animales.
– Exactamente, eso demuestra que tenemos una consistencia genética en las madres que hay en la cabaña y que está dando como resultado distintos ejemplares superiores. Y esa consistencia también te genera muy buenos toros comerciales, entonces mejoramos nosotros y mejoran nuestros clientes, porque año a año les damos un mejor producto. Y ahí te cierra el círculo comercial de Arandú.
– La cabaña Arandú empezó hace 10 años, ¿los resultados llegaron antes de lo pensado?
– Seguramente, pero la gran satisfacción que tiene uno es que los animales nuestros que están ganando son hijos de nuestras propias vacas ya. Entonces ese es el gran orgullo. Esto fue el resultado de cuando compramos las vacas de la cabaña de Tres Marías, pero después nosotros empezamos a trabajar con nuestras propias vacas y ya estamos usando también padres nuestros. Entonces, en realidad fue un trabajo que se fue haciendo de a poco. Y ahora se está viendo la consistencia genética de las vacas propias de Arandú.
– ¿Y ahora qué? Porque la vara quedó muy alta.
– Tenemos que seguir trabajando e invirtiendo en genética para continuar mejorando y logrando resultados. Creo que Arandú ya está en la historia de la raza Angus, que eso es muy importante, en la historia de Grandes Campeones y en la historia también por vender un toro ganador de Palermo en un remate público después de 20 años.
– ¿Les costó tomar la decisión de vender el Gran Campeón de Palermo?
– No, porque creo que eso va a ayudar a mejorar toda la raza. Ojalá que a las cabañas que lo compraron, que son todas de punta, el toro les dé muy buenos resultados. Porque así la satisfacción nuestra será doble, porque el producto salió de Arandú. Entonces, están haciendo doble o triple publicidad de nuestra cabaña.
– Hace un par de décadas, al apellido Vizzolini se lo asociaba con las pastas. Ahora ya está directamente relacionado con la ganadería.
– Exactamente. La historia es la historia, y ahora creo que lo de la fábrica de pastas quedará más limitado a Tres Arroyos. Para el resto ya estamos relacionados con la ganadería. Yo siento orgullo por lo que hemos logrado.