Monitoreo de plagas y malezas de alto vuelo

Los drones están revolucionando el manejo de los lotes. El análisis del cambio paradigmático que se está produciendo en la agricultura de hoy de la mano del ingeniero Eduardo San Agustín

Hasta hace poco tiempo se pensaba que el monitoreo era una tarea “a campo” y con los pies en el lote. Pero con el avance de la tecnología y la irrupción de los drones como una herramienta colaborativa esa máxima empiezo a cambiar. “El uso de drones nos permite muestrear todo el lote y de manera muy objetiva, cosa que sin ellos nunca lo podríamos hacer. Es decir que nos trae dos cualidades muy importantes en todo muestreo como lo son, la representatividad y la objetividad, y en contraposición lo que se pierde es un poco de precisión”, explicó el ingeniero Eduardo San Agustín, responsable de los desarrollos por DroneScope, en su participación en el podcast “Integrando manejos” de Aapresid.

Además de atribuirle “un futuro inmenso de oportunidades” a esta tecnología, el especialista indicó que ya tiene en el presente un importante abanico de utilidades: se están haciendo acciones concretas como la localización de malezas, ya sea en barbechos o en postemergencia y el armado de prescripciones de control de las mismas. También se puede evaluar la implantación de los cultivos y hacer evaluaciones de potencialidades de productividad, entre otras cosas.

Sin embargo, advierte que los drones aún presentan algunas limitaciones en el control de insectos y enfermedades. “La utilidad se pone un poco más cuesta arriba por la propia dinámica de estas plagas y el nivel de precisión que requiere su monitoreo en la toma de decisiones, sumado a que el drone toma solo las imágenes desde arriba, impidiendo la llegada a estratos medios e inferiores del canopeo”, explicó en su participación en el podcast de Aapresid.

Monitoreo de malezas

En el monitoreo de malezas, se busca ganar operatividad y resolución. Los vuelos son bajos, entre los 35 y  45 metros de altura, esto genera un pixel de 1 a 1,5 centímetros, y el 100% del lote relevado. “Con este tipo de vuelos, no se superponen imágenes y se logra  tener una mejor resolución”, comentó San Agustín.

“Luego se hace una interpolación con las otras imágenes del lote y se generan los polígonos con un poco menos de resolución espacial pero con una operatividad mucho mayor, que permite hacer 100 hectáreas por hora, equivalentes a dos baterías de los equipos que hoy se utilizan”, agregó.

Un monitoreo de un lote de 60 hectáreas para evaluar una implantación puede demandar 20 minutos con esta tecnología.

Desde Aapresid aclaran que el dron no reemplaza al ingeniero agrónomo. “No genera conocimiento por sí mismo. Es una herramienta más, que viene a complementar el monitoreo y las acciones de manejo desde otra perspectiva, dándole escala de trabajo y dejando un registro”

Otra particularidad de esta tecnología es que  la identificación de malezas se hace a través de contrastes de texturas y coloración, aún no existen algoritmos identificatorios. “Es por eso que en rastrojos es muy fácil, porque ese contraste es muy notorio; en cambio en cultivos, comúnmente llamada identificación verde sobre verde, funcionan siempre que haya diferencias en estas cualidades”, indicó.

Con la llegada de los drones pulverizadores a Argentina se abre una posibilidad que justifica la exploración en este sentido, siguiendo esa nueva tendencia que posibilitará: el ahorro de insumo, la posibilidad de utilizar activos que muchas veces pueden generar alguna fitotoxicidad al cultivo que es de mayor impacto en coberturas totales y además la no necesidad de transitar el lote, aspecto cada vez más valorado.

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