El ingeniero Ramón Gigón analizó la situación actual de las especies tolerantes y resistentes en la región. Causas del continuo avance, posibles soluciones y las nuevas amenazas para los sistemas productivos
– ¿Cuál es el escenario actual en malezas?
– Siempre está cambiando, la evolución es constante, nunca se estanca, estamos en plena curva todavía ascendente en lo que es el problema de la resistencia. Y creo que va a seguir, sobre todo porque no hay productos nuevos, disruptivos, como fue por ejemplo en su momento el glifosato.
El productor ya tiene una rotación armada, que tiene más que ver con la rentabilidad que con la posibilidad de ir bajando los bancos de semillas de maleza. Entonces va a ir al cultivo de mayor renta y más fácil de hacer, y donde entran herbicidas también más fáciles. Por eso vemos cada vez menos ganadería, y eso lleva a una menor rotación con hacienda y pasturas perennes, que era lo que se hacía hace muchos años, con la presencia de ovejas, vacas. Antes dentro de los lotes agrícolas entraba la ganadería con pasturas durante 5 o 6 años, eso no se ve, y esos sistemas son los que no tendrían maleza resistente.
Donde tenemos agricultura continua, y sobre todo poca rotación porque hay rentabilidad para unos pocos cultivos, es donde los problemas se ven.
– También ensayás herramientas mecánicas o de manejo para el control “no químico”
– Es una alternativa y debería ser la estrategia a futuro, porque sabemos que con herbicidas solamente hay cada vez más problemas de resistencia. Por ese lado no va. Y no hay herbicidas nuevos, entonces hay que usar los que ya existen. Aparecen algunos nuevos, pero que son del mismo modo de acción que los viejos, entonces no cambias mucho.
– ¿Cuál sería la estrategia entonces?
– En lo que es solución química, tratar de que esos herbicidas funcionen de la mejor manera posible, buscando la mayor eficacia. Por eso las empresas van cambiando formulaciones o vamos trabajando mucho en el posicionamiento, cuándo aplicarlo para que sea lo más eficaz posible.
También mezclar productos es una alternativa, usar residuales, con los que vemos que los controles son mucho más eficaces que con los post-emergentes, donde vemos más resistencia. Entonces, la mayoría de los nuevos registros de herbicidas son pre-emergentes, tanto de trigo, de cebada, como también de girasol, soja y de maíz.
Y después ir incorporando otras herramientas que no tienen que ver con la química, sino más con el manejo y las rotaciones tanto en cultivos de invierno como de verano como para bajar esa presión de selección de los herbicidas.
– ¿En qué grado de desarrollo y adopción están los productos biológicos?
– Los productos biológicos vienen un poco más atrasado en lo que es maleza respecto al desarrollo que tienen fungicidas, por ejemplo. Se están trabajando sobre todo combinaciones de tratamientos químicos con algún producto biológico que ayude al herbicida. Solos vemos que todavía los biológicos logran un control muy bajo.
– ¿Y los cultivos de cobertura?
– Los cultivos de cobertura ayudan muchísimo al control. Hay malezas que son muy sensibles a la competencia, como puede ser la Rama negra. Pero el Raigrás, que es la maleza número uno en nuestra región, tolera mucho el sombreado, y si bien los cultivos de cobertura generan una supresión de esta maleza, el control no es total. Estamos evaluando combinar esos cultivos de cobertura primero con algún herbicida residual -que sea selectivo para el cultivo de cobertura-. Y también combinarlo con algún control mecánico, como puede ser un rolo pisador, un rolo picador, o alguna labranza para terminar ese cultivo de cobertura. Entonces, ese tipo de planteos de combinar química con cobertura, con labranza, con corte mecánico, me parece que es más interesante a futuro como para que no siga avanzando tan rápido el problema de la resistencia.

– ¿En esta zona sigue siendo el Raigrás la maleza número uno?
– Sí, el Raigrás es la maleza número uno a nivel mundial en cuanto a generar biotipos con resistencias múltiples a herbicidas. En nuestra zona el ambiente se da muy bien para su desarrollo, es muy bueno para la producción de semillas y emergencias. Los otoños y los inviernos templados con lluvia son ideal para que venga el Raigrás y con la plasticidad genética que tiene, genera siempre mutaciones y así va tolerando a los distintos herbicidas.
Además tiene una habilidad competitiva muy alta sobre las otras malezas en lo que es extracción de nutrientes y agua.
Entonces lo que vemos por ejemplo en La Cerraja, es que donde empiezan a haber manchones muy densos de raigrás, no viene otra maleza. Inclusive la Nabolza, que es la número dos en nuestra región, se ve suprimida. Y también esa habilidad de captación de nutrientes y agua hace que se sequen fuertemente los suelos y provoca que los cultivos rindan mucho menos.
– ¿A qué otra maleza hay que estar atentos?
– A la Avena fatua. Históricamente era más importante que el Raigrás, por frecuencia y por habilidad competitiva, pero como no hay tanto problema de resistencia, principalmente a glifosato, su avance viene más lento. Ahora ya empezamos a tener problemas y van aumentando. A futuro creemos que es una maleza con un potencial muy alto, porque también está muy adaptada a nuestra región y está asociada a los cultivos de invierno. La competencia que genera sobre los trigos es muy alta y afecta mucho el rendimiento.