El ingeniero Francisco Di Pane recibirá hoy la Espiga de Oro en reconocimiento a trabajo como jefe del área de Mejoramiento Genético y Calidad de Trigo Pan y Triticale de la Chacra de Barrow. Fue el obtentor de las últimas ocho variedades del cereal que inscribió la experimental en el INASE
Por Juan Berretta
Casualidad o curiosidad, si traducimos su apellido italiano lo tendríamos que llamar Francisco De Pan o De Los Panes. Con la profesión que ha elegido y con el trabajo que viene desarrollando desde hace 22 años en la Chacra Experimental Integrada Barrow ese dato toma más color, más fuerza. Y con el premio que el investigador obtuvo en el marco de la 55ª Fiesta Provincial del Trigo, hasta podríamos asegurar que el trigo pan está en su ADN.
El ingeniero Francisco Di Pane, jefe del área de Mejoramiento Genético y Calidad de Trigo Pan y Triticale de la Chacra y obtentor de las últimas ocho variedades que inscribió la experimental, logró una espiga que le faltaba: la de oro.
“Para los que trabajamos en trigo no sé si existe un reconocimiento más importante, porque es algo específico para los que nos dedicamos al cultivo. Y la verdad es que me sorprendió, nunca tuve expectativas de recibir la Espiga de Oro, al menos a esta edad, a esta altura de mi carrera”, cuenta Pancho todavía conmovido por la noticia. Para ponerlo en contexto para el vecino extra campo, es como que este ingeniero, nacido en Olavarría hace 49 años, se haya ganó el Oscar del trigo.
“Uno no trabaja para el reconocimiento, la verdad. Trabaja para que la vida tenga un sentido en lo que uno haga, en mi caso dejar algo para la sociedad relacionado con el mejoramiento. Y si bien puede ser algo pasajero, porque después es superado, igual poder decir que un aporte hizo. Siempre hablando en lo profesional, a parte del tema familiar y humano”, aclara el mejorador genético de Barrow que ingresó a la experimental en 2002 como becario.
“Pero es una gran satisfacción este reconocimiento. Y muy inesperado”, agrega.
Azul
Di Pane se recibió de ingeniero agrónomo en la UNICEN en el año 2000 (con 8 de promedio y sin aplazos). Fue cursando en Azul que conoció a su primer gran mentor: el ingeniero Daniel Cogliatti, profesor de fisiología vegetal. “Di un buen final y me invitó a trabajar en la cátedra. Primero lo hice como alumno y después como ayudante graduado”, explica.
“El me enseñó lo que era la parte de investigación. Fui a mi primer Congreso de Genética y trabajé específicamente en trigo. Fue quien me inició”, dice Pancho.
Estando en Azul aplicó para una beca en la Chacra, fue seleccionado y se mudó a Tres Arroyos. Acá conocería a otro de los pilares en su formación: el ingeniero Gilberto Kraan, que estaba a cargo del mejoramiento de la experimental y también fue galardonado con la Espiga de Oro. “El me enseñó todo lo relacionado con el mejoramiento. Yo venía con una formación más de fisiología, mucho más académica, y con él aprendí el trabajo a campo, el reconocimiento de la mejor planta, el cruzamiento, la selección, y demás”.
Fue también en Barrow donde se cruzó con la otra persona que ubica en el podio de quienes fueron sus mentores: el ingeniero Héctor Carbajo. “El no influyó en mi trabajo de mejoramiento, si no que fue determinante en la transmisión de cómo había que trabajar en el INTA, en la Chacra, como científico, de la seriedad con la que hay que manejarse. El ya estaba jubilado, pero venía todos los días a Barrow a conversar, a tomar unos mates, y contaba su experiencia. Siempre ubicado, nunca incomodaba, siempre con las palabras justas”.
En el caso de Di Pane la mudanza a Tres Arroyos además de un desafío profesional fue el comienzo de un proyecto familiar. “A los tres meses de venirme se instaló Mariana, mi señora, que es de Azul, y eso me ayudó mucho, porque no es lo mismo que estar solo en una ciudad que no conocés”, cuenta Pancho. El matrimonio tiene tres hijos tresarroyenses: María Paz, Juan Francisco y Valentín.
“El apoyo y la paciencia de la familia es fundamental, porque sobre todo en los últimos diez años tuve que viajar mucho por todo el país y pasé mucho tiempo fuera de casa”, dice el ingeniero.
Ocho variedades
El año pasado, fue inscripta en el Registro Nacional de Cultivares y en el Registro Nacional de la Propiedad de Cultivares del Instituto Nacional de Semillas (INASE) una nueva variedad de trigo surgida del criadero de la Chacra de Barrow. Con ese material, la experimental supera los 30 cultivares logrados en sus 101 años de trayectoria y el ingeniero Di Pane acumula ocho.
– ¿Cuántos años de trabajo te demandó obtener esta nueva variedad?
– Es una cruza hecha en 2009. Ahí comencé. Después tenés un proceso de entre F1 y F6 que es donde hacés las selecciones de las mejores plantas, y es un proceso con el que llegué hasta 2015. En 2016 y 2017 realicé ensayos internos acá en la Chacra; 2018, 2019 y 2020, además de los ensayos en Barrow se le sumaron en siete puntos más del país, dentro del Programa Nacional de INTA. Y después en 2021 se hizo una primera multiplicación a gran escala y se la entregamos el año pasado a Macro Seed, que la está multiplicando. Estimo que esta campaña ya va a salir a comercialización, por lo menos a una escala menor, y en 2025 ya estará disponible en forma masiva.
– ¿Qué significa como mejorador lograr una variedad?
– Es una satisfacción. Porque es como un reconocimiento al trabajo que uno hace todos los años, y significa que ha hecho las cosas “más o menos” bien. Uno trabaja dentro de un programa enorme de INTA y está compitiendo internamente con muchas líneas de otros programas de Balcarce, de Marcos Juárez, y que esta línea haya llegado a variedad significa que rindió bien y que el trabajo estuvo bien hecho. Es un logro, porque un mejorador en lugar de sacar un Paper a nivel internacional, obtiene una variedad.
La charla se va terminando, y la Espiga de Oro vuelve a escena. Porque Pancho siente que este logro es tan suyo como de la Chacra de Barrow. “Si bien el premio lo recibo yo, es un reconocimiento también para la Chacra de Barrow. Yo tengo un agradecimiento especial para la institución, que fue la que me permitió formarme, capacitarme, viajar e interactuar con otros profesionales”, asegura.
“Ingresé como becario, después estuve en planta transitoria, luego pasé a planta permanente y todo ese recorrido lo hice gracias a la formación y a la capacitación que me dieron en la institución. Es muy importante el aporte que hace la Chacra para todos los profesionales y para la producción”, completa.
Pasaron poco más de 20 minutos de conversación y el celular de Pancho está rojo de vibrar por tanto mensaje de felicitación. Amable, sencillo y respetuoso, se despide y empezará contestará uno por uno, con un poco de vergüenza, pero inundado de satisfacción. Logró obtener una espiga que todavía no tenía y que vale oro.
Un reconocimiento bien fundado
La Espiga de Oro es una distinción especial que desde hace 55 años se entrega al ingeniero agrónomo, industrial, científico, periodista, instituciones públicas o privadas que se haya destacado en su labor por el desarrollo del trigo. Esta elección está a cargo de Colegio de Ingenieros Agrónomos y Forestales de la provincia de Buenos Aires, por intermedio del Centro Regional de Ingenieros Agrónomos de Tres Arroyos (CRIATA).