Los números para el trigo son demasiado finos por culpa del cóctel conformado por la caída de los precios de los granos y los altos valores de los insumos. La proyección del punto de equilibrio en un campo de la zona
Cuando estamos a poco más de dos meses del comienzo de la campaña fina -teniendo en cuenta que los más madrugadores para fines de mayo arrancan la siembra-, los números que muestra la planilla del Excel son por lo menos preocupantes. Si bien cada empresa es un mundo y es imposible poner a todas bajo las mismas variables, la foto que ofrece hoy una explotación -llamémosle-, promedio en esta región, con los costos y los valores de mercado de hoy, ubican los rindes de indiferencia (lo que hay que cosechar para salir empatado) para trigo en la media histórica de rendimientos en campo propio y por sobre ella en suelo arrendado.
Así surge de la proyección de puntos de equilibrio para los dos principales cultivos de fina realizada por el contador Rogelio Echemendi tomando como referencia un campo “de medio a bueno” de la zona. Para el trigo en suelo propio el rinde de indiferencia es de 34,2 quintales y de 45,6 quintales en tierra alquilada.
Según los datos oficiales que publica la el Departamento de Estimaciones Agrícolas de la Secretaria de Agricultura, para Tres Arroyos el rinde promedio de trigo de las últimas 10 campañas fue de 38,1 quintales.
El cálculo, que bien aclaró el contador lo que intenta es mostrar una foto como para tener una aproximación de los números que pueden esperarse en la próxima campaña (“hay tantos puntos de equilibrio como empresas”), está proyectado sobre un arrendamiento de 200 dólares y para el caso del campo propio se toma 15 dólares de Inmobiliario y tasas.

El resto de los ítems son los mismos para ambos supuestos. Con la aclaración que el rinde de indiferencia está estimado sin costos de financiación, sin costos de oportunidad por capital invertido y sin retiros empresarios.
“En el caso de campo propio si vos le ponés el costo de oportunidad a la tierra, el punto de equilibrio también se te va a 45 quintales, como en el supuesto de campo arrendado”, advierte Echemendi.
Más allá de que esta es una zona que tiene en determinados sectores suelos con mucho potencial para la fina, está claro que los puntos de equilibrio son altos. “La foto no es buena”, admite Echemendi. Y no sólo para el que tiene que arrendar. “Si vos tenés campo propio necesitarás cosechar 34 quintales para empatar. Mientras que tenés la opción de alquilarlo y ganar 200 dólares (menos 15) por hectárea sin arriesgar nada”, plantea.
Precios y costos
En la actualidad se está dando un cóctel negativo que le pega a la rentabilidad de la fina. Por un lado está la baja de los precios de los granos y por otra la suba de los insumos. “Los agroquímicos están muy caros, habrá que ver si ajustan un poco. Si hablamos en términos históricos, tendrían que estar a la mitad del valor que tienen hoy”, explica el contador.
La tonelada de la urea hoy ronda los 950 dólares y la del DAP los 1000 dólares. En caso de reducir esos precios a la mitad, bajaría el rinde de indiferencia en 10 quintales tanto en campo propio como arrendado.
En cuanto al precio del trigo, tomado en 187 dólares la tonelada (el cálculo está hecho a los valores del 7 de marzo) Echemendi indica: “No es bueno, pero tampoco es tan malo”. Y en este sentido recuerda que el trigo tuvo hace no mucho tiempo un precio de 300 dólares, y también de 150.
“El problema son los costos de los insumos en gran parte y en menor proporción aumentaron los costos de laboreo”, analizó.
Así las cosas hoy por hoy los números de la fina están demasiado finos y obligarán al productor, además de esperar una mano del clima, a ser lo más eficiente posible para lograr un margen atractivo.