Los resultados preliminares del relevamiento precampaña realizado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indican que se mantendría el área de siembra a nivel país. Técnicos y productores locales consultados por La Voz del Pueblo coinciden en que en la zona habría una leve reducción de área, que pasaría a cebada
A un mes del inicio de la siembra de trigo del nuevo ciclo surgieron los primeros resultados del relevamiento precampaña que habitualmente hace la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Las cifras preliminares indican que la intención de siembra se mantendría en 5.900.000 hectáreas, “quedando este valor supeditado a la evolución de las variables no solo climáticas, sino principalmente de las económicas de aquí hasta el momento de comenzar con las labores de implantación”.
La intención de siembra comparado con el promedio de las últimas cinco campañas, se ubica por debajo en un 6,9%. “Esta combinación inicial de un clima favorable para la siembra con una rentabilidad económica desalentadora configura un panorama complejo para los productores, quienes deben decidir si avanzar con la siembra de fina o esperar a la gruesa”, destaca la BCBA.

Si ponemos la lupa sobre esta región, el informe aclara que toma protagonismo la cebada, competidora por el área con el trigo en la zona, y que tras las lluvias recientes “la intención de siembra de fina queda más afianzada”, sin especificar todavía cómo quedará la pulseada en entre los dos cereales.
Cebada
En este sentido, técnicos y productores consultados por La Voz del Pueblo coincidieron que, por una cuestión de costos y también perspectivas climáticas, en esta zona se registrará una leve caída del área triguera a manos de la cebada. La campaña pasada, hubo una recuperación de la superficie sembrada con trigo, aunque tampoco, a nivel promedio, la fina fue 50 y 50 sino que se hizo alrededor de un 10% más de cebada.
A eso se le sumó que por cómo vino el año, con muy pocas lluvias primaverales, la cebada rindió más que el trigo, en algunos sectores la diferencia fue hasta de 2.000 kilos. Se puede hablar de un promedio de 1.000 kilos más a favor del cultivo cervecero.
En definitiva, la cebada se bancó mucho mejor la falta de agua. Y de cara a la nueva campaña todos los pronósticos coinciden en que se va a desarrollar bajo un evento La Niña, que está asociada a un menor régimen de lluvias al normal durante la primavera. De modo que la cebada aparece como una alternativa “más segura”.
“Cuando ocurre un año La Niña, el productor se vuelca un poco más a la cebada, porque es mucho más segura, empieza a llenar antes y tenés menos dependencia de las lluvias de noviembre, que a veces no llegan a tiempo para el trigo”, comenta el ingeniero Francisco Di Pane de la Chacra Experimental Integrada Barrow.
Entonces, si bien es muy aventurado darlo como algo ya decretado, también habrá que ver cómo queda el precio de la cebada forrajera -hoy está bajo-, la experiencia indica que en años La Niña la cebada le saca ventaja al trigo.
“Nuestra zona tiende a tener buenos rendimientos en cebada en ese tipo de años, y cuanto menos llueve más se amplía la brecha entre cebada y trigo”, completa el ganador de la Espiga de Oro.