La Bolsa de Cereales de Buenos Aires realizó el Lanzamiento de la Campaña en A Todo Trigo, con números positivos en siembra, cosecha, valor agregado a la economía y aportes fiscales
En trigo y cebada “la película es totalmente distinta hoy” respecto de la situación que mostraba el mes de marzo. Pasamos de un escenario muy complicado a otro muy favorable para concretar un plan de siembra. Así lo mostró el analista de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Ramiro Costa, en A Todo Trigo.
Según la BCBA, en el caso del trigo se proyecta un área sembrada de 6.200.000 hectáreas y una producción final de 18.000.000 toneladas. Con cebada se sembrarían 1,3 millones de hectáreas y se cosecharían 5,1 millones de toneladas. Entre las dos producciones, el incremento es del 20% respecto de la campaña 2022-23. Además, Costa dijo que “es una recuperación de más de 15% de volumen de toda la fina”, respecto de las estimaciones realizadas por la propia entidad hace un mes.
El hombre de la BCBA explicó las razones que dan lugar al cambio de escenario: mejores precios internacionales, las lluvias de abril que recargaron los perfiles de humedad del suelo, baja en los precios de los insumos (fertilizantes) y la decisión del Gobierno de quitar los impuestos a la importación de fertilizantes y agroquímicos.
“El inicio de la nueva campaña fina se desarrolla en un panorama de incertidumbre, aunque marcado por recientes cambios positivos. Con un clima que también parece favorable para encarar la siembra”, resumió.
Al presentar las cifras de aporte económico, Ramiro Costa, destacó que el valor agregado de las cadenas de trigo y cebada se estima en 3.698 millones de dólares, lo que representa un incremento de 24% respecto a la campaña anterior, equivalente a 705 millones de dólares adicionales.
Adicionalmente, se proyecta que las exportaciones de estos cereales experimenten una mejora del 21%, alcanzando un valor de 3.822 millones de dólares. También aportó el número positivo en la sumatoria de compras de insumos que rondaría los 3.000 mill/dol.
La incertidumbre viene dada principalmente por el clima: se espera “una primavera con un promedio menor de lluvias” mientras que los pronósticos internacionales proyectan la instalación del fenómeno La Niña. “Pero hoy el contexto climático se muestra favorable para encarar la siembra”, remarcó Costa.
En tanto, el escenario internacional en el que se desarrollará este nuevo ciclo también presenta incertidumbre y estará marcado por las producciones de Rusia y de Estados Unidos (90 y 52 mill/tn respectivamente) pero en dudas por problemas de sequía y, una situación que repercute directamente en Argentina como es la inundación catastrófica que sufrió la región de Rio Grande do Sul, que produce 50% del trigo de Brasil, el principal destino del trigo nacional.