Pulverización: si no es de buena calidad, no es aplicación

Los nuevos herbicidas que actúan a partir del contacto, lo conocidos pre emergentes que deben atravesar el rastrojo y tener buena cobertura. La efectividad del tratamiento depende de una buena aplicación. Las recomendaciones del ingeniero Ramón Gigón para tener éxito en el combate contra las malezas

La lucha contra las malezas se ha convertido desde hace muchas años en una de las claves de las campañas agrícolas. Y dentro de esa misión, cada vez ha tomado mayor peso la calidad de la aplicación de los herbicidas para lograr mayor eficiencia en los tratamientos. Sobre ese eje giró la presentación del ingeniero Ramón Gigón en un la Jornada Un Productor en Acción organizada por la Regional Tres Arroyos de Aapresid en el hangar de la familia Santagiuliana.

“La calidad de aplicación es muy importante, sobre todo para los nuevos herbicidas que se vienen, que son productos que actúan de manera de contacto principalmente de la maleza, o sea no se mueven dentro de la planta, y necesitamos cubrir bien toda la superficie de la hoja para no tener rebrote. Entonces, se necesita de una muy buena calidad de aplicación”, explicó el especialista en el inicio de la charla con La Voz del Pueblo.

“Y en el otro grupo de herbicidas, los de acción pre emergente, es decir con residualidad en el suelo, también necesitamos una buena calidad de aplicación porque tenemos que cubrir todo el suelo. En el caso del pre emergente buscamos afectar a las semillas de la maleza que están enterradas, no las vemos, entonces necesitamos una cobertura total del residual porque justamente no sabemos bien dónde están. Entonces ahí también la calidad de la aplicación es fundamental para poder atravesar la cobertura que tienen los rastrojos en siembra directa”, agregó.

“Ahí están los dos desafíos en lo que a calidad de aplicación se refiere”, completó.

– Definí calidad de aplicación.

– La medida de la calidad de la aplicación es el número de gotas por centímetro cuadrado. Esa es la variable que usamos para medir cuando tenemos una buena calidad de la aplicación. En la teoría, para un herbicida sistémico, los productos que se mueven solos, necesitamos 30/40 impactos por centímetro cuadrado, que se miden con unas tarjetitas hidrosensibles en las quedan marcadas las gotas.

Para una herbicida de contacto y un herbicida pre emergente, que son los que están ayudando para el control de las especies resistentes, necesitamos arriba de 50/60 gotas por centímetro cuadrado.

– ¿Cuáles son los factores que influyen para que una aplicación sea de buena o mala calidad?

– Nosotros tenemos que trabajar para lograr esos números de impacto que mencioné, y ahí empieza a jugar fundamentalmente el viento, que comienza a mover esas gotas. La gota chiquitita es mejor porque va con el producto más concentrado y entra mejor en la planta, es más rápida, tiene mayor eficacia y también atraviesa más fácil los rastrojos para llegar al suelo con los pre emergentes.

Pero es más sensible a la deriva porque es una gota con menor peso y si hay un poco de viento se mueve y no llega al objetivo, se vuela. Y tenemos ese efecto de deriva, que también puede generar un impacto ambiental negativo o un daño en un cultivo vecino.

– ¿La solución la puede dar un coadyuvante?

– Sí, un coadyuvante, o sea, agregar algún aditivo, nos puede ayudar logrando una gota un poquito más pesada, más pareja en el tamaño de todas esas gotitas que la componen.

De todos modos, es fundamental primero hacer el buen diagnóstico de la problemática, para elegir el mejor herbicida. Pero después es determinante que la aplicación sea correcta para que funcione ese producto.

– ¿Pulverización terrestre o área? ¿Cuál es la de más recomendable?

– Lo que más tenemos son aplicaciones terrestres, un poco por el costo de las maquinarias y también por la facilidad que tiene el productor, que tiene su máquina en su campo.

El avión tiene un funcionamiento muy bueno, pero hay que hablar de otro costo, y hay menos aviones obviamente. Aunque tienen una eficiencia muy buena porque la gota va más concentrada, entra mejor, y se logran controles más rápidos. También puede haber algún riesgo de deriva mayor porque va a otra altura.

Ahora se están incorporando los drones, que vemos que a futuro será una tecnología muy importante. El dron también maneja un tamaño de gota chico, aunque hoy su gran contra es la falta de autonomía, pero eso seguramente que en un futuro se va a ir mejorando.

– ¿La gran ventaja del dron es que se puede hacer una aplicación más específica?

– Sí, la idea con el dron es hacer aplicaciones por manchones, por mapeo, es más eficaz y te permite ahorrar porque no estás haciendo una pulverización total del lotes. A lo que se suma que también mejoramos en todo lo que es impacto ambiental. En lo que estamos trabajando hoy es la confección de los mapeos de maleza para después pasarlos al dron y que vaya, se ubique en esos sectores y aplique bien.

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