“No hay un día que no vaya a ver cómo están los animales”

Los héroes silenciosos de Palermo II: Emiliano Zabala es el cabañero de Don Abraham y todavía le cuesta dormir después de haber logrado la Gran Campeón Hembra en la Expo Rural. “Es mucho tiempo de trabajo, de sacrificio, porque además uno es obsesivo y apasionado de esto. Y ganar en Palermo es una locura”, cuenta

Por Juan Berretta

A Emiliano Zabala todavía le cuesta dormir, le sigue corriendo electricidad por el cuerpo. Hace una semana vivió uno de los momentos más trascendentes de sus 30 años. Géminis, la vaquillona Angus negra que vio nacer en abril de 2022 en el campo de Claromecó de Karen Groenenberg y Gustavo Reverón, se consagró Gran Campeón Hembra de Palermo. “En el momento en que la eligieron se me borró todo de la cabeza, fue tocar el cielo con las manos”, recuerda.

Ese momento también será inolvidable para todos los que estuvieron en la pista y en la tribuna del predio de la Sociedad Rural Argentina, incluso para los jurados canadienses que eligieron a Géminis como la mejor vaca. El abrazo, con caída al piso incluida, entre el cabañero y Juan García, el asesor técnico de Don Abraham y copropietario de la hembra ganadora, fue una perfecta demostración de la dimensión del logro obtenido.

El abrazo conmovedor entre Juan García y Emiliano en el momento que Géminis fue consagrada Gran Campeón Hembra. El asesor fue quien le abrió las puertas de Don Abraham al cabañero

“Se pasa la vida atrás del culo de las vacas. Hace dos años que vive cuidando esta vaquillona. Esto es una forma de vida, por eso tanta alegría”, dijo García en una declaración entre lágrimas y a pura emoción a minutos del suceso.

“Hablo más con él que con mi señora. Todos los días, varias veces por día, nos mandamos mensajes o hablamos para ver el trabajo que hay que hacer. Hay muchas cosas atrás de todo esto”, agregó un rato después y tras darle un nuevo abrazo a Emiliano, esta vez ya en el galpón.

Cabañeros

Emiliano nació en Laprida, donde se crió y estudió. Una vez que terminó el secundario comenzó a trabajar en la prestigiosa cabaña Tres Marías de la familia Gutiérrez, en Benito Juárez. Ahí fue que aprendió el oficio de cabañero: “Me enseñó el número uno, Sergio Molina”, dice.

También ahí conoció a Juan García, amigo y cliente de los Gutiérrez, y con quien siempre mantuvo una buena relación. Así fue que cuando en el inicio de la pandemia decidió cambiar de aire, le mandó un mensaje pidiéndole trabajo. Y Juan le abrió las puertas de Don Abraham.

“Me dijo que estaba armando una cabaña con Karen y Gustavo, que tenían unos animales, pero que querían ir más a fondo y que probáramos”, recuerda. Un par de semanas después de esa propuesta, Emiliano se mudó al campo de Claromecó junto a su mujer María José y la pequeña Emilia, de apenas un año.

Emiliano junto a la su hija Emilia y su mujer María José con quien viven en el campo. En primer plano, Géminis, la vaquillona Gran Campeón Hembra de Palermo y con quien también convive desde que nació. Foto de Lucas Chillemi

“Con la ayuda de Karen, de Gustavo y de Juan nos fuimos adaptando, y hoy estamos más que bien. Mi hija va al jardín a Claromecó -está a ocho kilómetros-, mi mujer está siempre con ella, y yo estoy con los animales. La que hace el esfuerzo grande es María José, que se ocupa, yo me dedico a trabajar y casi no tengo tiempo”, cuenta y le da el contexto a la frase de García párrafos arriba.

Para Emiliano el día arranca a las 7 cuando va a revisar a los animales y darles de comer. Después comienza a cumplir con lo diagramado, puede tocar bañarlos, soplarlos, para una pausa corta al mediodía y continuar por la tarde. En épocas de parición tiene que atender a las vacas que están pariendo, y también ocuparse de la preparación de los toros y vaquillonas y vacas que van a los remates de Rústicos de junio, septiembre y noviembre.

En teoría, el domingo es el día libre, pero… “Hay veces que podés cortar y veces que no. Porque también es cierto que yo soy medio obsesivo, apasionado, y creo que no hay un día que no vaya a ver cómo están los animales”.

La Gran Campeón Hembra Angus de Palermo rodeada por parte del grupo de trabajo y los integrantes de Don Abraham

Esa rigurosidad se potencia cuando se acercan las exposiciones. “Los últimos dos meses antes de Palermo seguro que fui todos los días. A veces aunque sea a mirar, para ver que esté todo bien. Son cosas que a uno le han enseñado”.

Días frenéticos

Y así llegamos hasta Palermo, el evento que mayor atención y trabajo demanda. Para los cabañeros, los días en La Rural son frenéticos, no importa lo que haya pasado un rato antes en la pista, siempre hay algo para hacer. Pero no se quejan, no conciben hacer otra cosa que no sea cuidar y atender a sus animales.

En Palermo la rutina arrancaba a las cinco de la mañana. Emiliano llegaba al predio junto sus ayudantes Juan Mujica, Joaquín Massigoge y Martín Zudaire para limpiar las “camas” donde duermen los animales durante el día, y luego salir a la pista central donde pasan la noche. Porque a alrededor de la una, el sereno Julio Zabaleta (lo contratan entre varias cabañas) había sacado a los bichos del galpón para que durmieran en el exterior y respiraran otro aire.

El momento soñado por cualquier cabañero: Emiliano le pone la bandera de Gran Campeón Hembra en el lomo a Géminis, que es sostenida por el asesor Juan García, uno de los mentores del lapridense. Foto de Lucas Chillemi

Emiliano y su equipo entonces, comenzaban el vareo y parado de los animales para que conocieran el lugar y se familiaricen a caminar por la pista en la que luego se realizarían las juras. Después se los volvía a ingresar al galpón para suministrarles comida y alfalfa, para seguir con la provisión de agua y ya dejarlos rumear.

A esa altura ya se habían hecho las ocho y comenzaba la mateada por las filas, un clásico donde se planifica el día de trabajo y el futuro de la exposición. A las 10 comenzaban las duchas, que generan que el animal se relaje, algo que es fundamental. En tanto, varias veces al día se los “soplaba” con potentes máquinas que generan la apertura de pelo.

“Los días se hacen muy largos y son 15, más la cabeza de cada uno, ya que estamos concentrando para la ‘Final del Mundo’, como dicen muchos”, asegura Juan García que es quien ingresa a los animales a la pista al momento de las juras.

“Hay mucho sacrificio, muchos días en el campo. Llegar a dónde llegamos es una locura, ¡un Gran Campeón en Palermo! Esta vaca llegó a lo máximo y nuestra cabaña también. Es algo muy importante para Karen, Gustavo, Juan -que fue quien la hizo- y para todo el equipo, porque también están los que se quedaron en el campo”, dice Emiliano.

“Cuando te dan la bandera es como que te das cuenta que valió la pena tanto laburo”, agrega.

“Pero también te digo que cuando estaba en la pista en la final y veía en la tribuna a mi señora y mi hija, sentía que ya había ganado”, completa.

Emiliano luego de que Géminis fuera elegida “Mejor Exponente Angus” por sobre el Gran Campeón Macho de Tres Marías, que ingresó a la pista con Sergio Molina, el cabañero que le enseñó el oficio. Foto de Lucas Chillemi

En su última jornada, Palermo y Géminis le tenían preparada otra sorpresa a Emiliano: la vaquillona criada en Don Abraham fue elegida como “Mejor Exponente de la Raza Angus” de la Expo Rural 2024 por sobre el Gran Campeón Macho de Tres Marías, en una tradicional competencia que se hace entre los dos Grandes Campeones en la pista, con el agregado de que el toro era sostenido por Sergio Molina, el cabañero que le enseñó el oficio.

“Más no se puede pedir”, asegura antes de despedirse y avisar: “Seguro que hoy también me costará dormir”.

Compartí esta noticia en: