La llegada de los centennials al mundo laboral está transformando de manera radical las dinámicas dentro de las organizaciones agropecuarias. Pautas y criterios por considerar en un informe de Contenidos CREA
La llegada de los centennials (nacidos entre 2000 y 2017) al mundo laboral está transformando de manera radical las dinámicas dentro de las organizaciones. Esa generación, caracterizada por un enfoque distinto hacia el trabajo y la vida, está empezando a ser una parte fundamental de la fuerza laboral.
Las empresas se encuentran ante el desafío de comprender sus valores, expectativas y prioridades para poder adaptarse de manera efectiva. Uno de los principales aspectos que distingue a los centennials de generaciones anteriores es la valoración del tiempo personal, de la autenticad y la necesidad de sentirse “parte” y “protagonistas” más allá de cuál sea su responsabilidad.
En este sentido, no sólo buscan un trabajo, sino un propósito que esté alineado con sus valores personales. Las empresas que deseen atraer y retener a estos jóvenes deben crear espacios de trabajo que sean no sólo funcionales, sino también agradables, donde el diseño, la interacción y el bienestar del empleado sean elementos clave.
A diferencia de generaciones previas, los centennials tienden a tomar decisiones de manera autónoma y no esperan siempre la validación o el consentimiento de sus superiores. Las empresas que deseen atraerlos deben aprender a gestionar esta autonomía sin perder de vista el equilibrio entre los intereses personales de los empleados y los objetivos de la organización.
“En algunos circunstancia quizás sea necesario repensar el organigrama, la manera en la que se estructuran las relaciones y las jerarquías, porque eso puede condicionar la presencia y el aporte que realizan los centennials”, comentó Hernán Satorre durante un taller en forma virtual organizado por las regiones CREA Oeste y Sudeste.
“La clave para integrar a los centennials en una organización es hacerles ver que sus intereses personales pueden coincidir con los de la empresa”, añadió Hernán, quien es asesor del CREA Herrera Vegas-Pehuajó y responsable técnico de la Mesa Empresaria de las regiones CREA Oeste y Sudeste.
Si bien esa generación valora su tiempo personal y la flexibilidad laboral, también es capaz de comprometerse cuando comprende el valor de lo que está haciendo. Es fundamental que las empresas no solo les ofrezcan tareas, sino que los incluyan activamente en la toma de decisiones y en la resolución de problemas.
El trabajo en equipo, además, es uno de los pilares fundamentales de la cultura laboral de los centennials. Para ellos, los logros no deben ser atribuidos a una sola persona, sino al equipo en su conjunto. La idea de que el éxito es compartido y que el resultado es el fruto del esfuerzo colectivo resuena profundamente con sus valores. Aunque los líderes puedan tener una visión clara de cómo deben hacerse las cosas, los centennials prefieren que su participación sea vista como una contribución voluntaria y valorada, no como una obligación impuesta por la jerarquía.
Aunque los integrantes de esa generación entienden que existen estructuras dentro de las organizaciones, prefieren que se les pida que realicen su trabajo “como un favor”. Este enfoque refleja su preferencia por una comunicación más cercana y empática, en la que se les valore como individuos autónomos y no como recursos a disposición de la empresa. Es esencial que los líderes adopten una actitud más colaborativa, reconociendo que la autoridad no debe basarse en la imposición, sino en el respeto mutuo.
“Esta generación ya está dentro de sus organizaciones y los están mirando y analizando con sus propios criterios. Este cambio requiere que las empresas se adapten para poder retener el talento joven, que con el paso del tiempo será el componente mayoritario en las organizaciones”, apuntó Hernán.
En un entorno de alta rotación y escasez de talento, las empresas deben encontrar formas de ser atractivas para los centennials, quienes no ven con buenos ojos permanecer en un mismo lugar durante largos períodos si no perciben oportunidades de crecimiento o innovación. El temor a la falta de desarrollo profesional puede llevar a una desmotivación temprana y a la desvinculación.
Los centennials suelen tener un alto sentido de lo que consideran justo y adecuado. Buscan trabajos que les ofrezcan no solo estabilidad económica, sino también un entorno de trabajo que valore su bienestar, su crecimiento y su desarrollo personal. Esta tendencia también afecta a sus expectativas sobre la flexibilidad laboral, una necesidad cada vez más demandada.
Quieren tener la posibilidad de trabajar desde casa, manejar su propio horario y no tener que sacrificar su tiempo personal por las exigencias laborales. Sin embargo, esto puede entrar en conflicto con la naturaleza estacional de las actividades agropecuarias, donde la flexibilidad no siempre es posible debido a la necesidad de cumplir con plazos o resolver urgencias.
Ese conflicto plantea una disyuntiva para las empresas: adaptarse a las nuevas demandas laborales de las generaciones más jóvenes o intentar realizar ajustes o incorporar metodologías que contribuyan a adaptar la organización el contexto emergente.
El especialista dijo que se trata de un tema complejo, ya que ambas posturas presentan desafíos importantes. Las organizaciones deben encontrar un equilibrio entre satisfacer las necesidades del negocio y las expectativas de los empleados. La clave está en gestionar las tensiones de manera que ambas partes se beneficien.
Para lograr esta adaptación, las empresas deben reformularse no sólo en términos de procesos y estructuras, sino también en la manera en que gestionan la relación con las nuevas generaciones. “¿Cuál es el principal desafío que tienen los empresarios del sector agropecuario? Encontrar y retener el talento en un contexto de escasez y de alta rotación”, expuso Hernán.
Una pregunta fundamental que debe surgir entre los empresarios es: ¿qué hace a una empresa atractiva para la nueva generación? La respuesta no sólo implica ofrecer mejores condiciones laborales, sino también crear un ambiente que fomente la innovación, el desarrollo y la creatividad. Las empresas deben prepararse para que sus modelos de negocio y sus culturas corporativas sean inclusivos, flexibles y capaces de dar espacio a la diversidad generacional.
En este contexto, la tecnología juega un papel crucial. Los centennials son nativos digitales y su relación con la tecnología es natural y fluida. Por ello, la incorporación de herramientas tecnológicas dentro de la empresa será cada vez más intensiva a medida que se vayan sumando los integrantes de esa generación.
Las empresas que sepan integrar la tecnología de manera efectiva en sus procesos y estructuras no sólo estarán mejor preparadas para los retos del futuro, sino que también estarán en una mejor posición para atraer a los jóvenes talentos que, al estar más acostumbrados a la tecnología, buscarán entornos que faciliten su interacción con herramientas digitales.
“Las empresas cada vez van a tener más integrantes de una generación que gestiona la tecnología de manera natural y eso representa una ventaja para el agro”, comentó Hernán.
La llegada de los centennials al mundo laboral exige una transformación en la manera en que las empresas estructuran sus relaciones, sus espacios de trabajo y sus procesos. Si bien esta generación aporta nuevos desafíos, también ofrece grandes oportunidades de innovación y dinamismo.
Las empresas que sean capaces de adaptarse a estas nuevas demandas laborales no solo atraerán a los mejores talentos, sino que estarán mejor posicionadas para enfrentar los retos del siglo XXI, creando un ambiente laboral más flexible, inclusivo y centrado en el bienestar y el crecimiento personal de sus empleados.
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