La subdivisión de un campo no es para cualquiera

Es una de las acciones que amerita la participación de un ingeniero agrónomo matriculado capaz de armar una subdivisión equitativa en potencial productivo independientemente de la cantidad de hectáreas métricas. El CIAFBA realizó una capacitación al respecto

Entre las responsabilidades de los Ingenieros agrónomos está el mundo de la subdivisión de campos. Para capacitar a matriculados sobre este tema la Comisión de Peritajes, Tasaciones y Arbitrajes del Colegio de Ingenieros Agrónomos y Forestales de Buenos Aires (CIAFBA) organizó un curso de capacitación. Participaron de la iniciativa el ingeniero agrónomo Oscar Grasa, quien además tiene una formación de empresas agropecuarias y es docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata, y la ingeniera agrónoma Mirta Calandroni, también docente de la casa de estudios.

Con la participación de más de 80 técnicos, el inicio estuvo a cargo de la ingeniera Calandroni, especialista en uso de suelos y teledetección, quien explicó cómo se construye la edificación de ambiente, croquis, tipos de suelo y el armado del plano de campo con sus relieves. En clases posteriores, Oscar Grasa abordó específicamente el tema de las subdivisiones. En el último encuentro participo el ingeniero agrónomo José Carranza, responsable del área de Ordenamiento territorial Rural del Ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires

¿Qué es la subdivisión de campos?

“Existe una demanda sobre esta temática, es uno de las actividades profesionales que tenemos los ingenieros agrónomos matriculados y nos corresponde sólo a nosotros. Se basa en hacer un estudio agroeconómico para la correcta división de un campo. Cuando fallece el titular del campo y los herederos quieren repartir las tierras es clave hacer esta subdivisión desde el conocimiento agronómico. Así se determina como son las parcelas a subdividir, junto con el agrimensor, resguardando el potencial agronómico de cada una”, afirma Grasa.

“Es clave definir la Unidad Económica Agropecuaria que es la base de cálculo para definir hasta donde se puede subdividir un campo y además explicar qué documentación se debe presentar ante el Ministerio de Asuntos Agrarios en caso para concretar la parte registros. El agrimensor y el agrónomo son quienes deciden cómo subdividir un campo”, agrega el especialista.

“Uno podría pensar que se divide geométricamente en pates iguales y ¡listo!, pero el problema es que las hectáreas de un mismo campo no tienen la misma productividad”, completa.

“Eso se llama evitar la pulverización, que las parcelas que queden puedan servir para montar una empresa razonable”, concluye.

“Eso se llama evitar la pulverización, que las parcelas que queden puedan servir para montar una empresa razonable”, explica

Y al respecto, brinda un ejemplo muy sencillo y muy común en este tipo de acciones. “Si a uno le toca una laguna dentro de un campo esa persona hereda una tierra con menor productividad y menor valor. El arte del agrónomo está en armar una subdivisión equitativa en potencial productivo independientemente de la cantidad de hectáreas métricas. Es el agrónomo el que define qué ambientes hay dentro de un mismo campo y cómo repartir equitativamente esos ambientes”.

Estas situaciones se dan tanto en sucesiones como en ventas de parte de un campo. “Siempre hay que subdividir el campo desde la definición agronómica. La disposición dictada en el 2017 por el Ministerio de Desarrollo Agrario es lo que ha ordenado esta actividad y desde que se creó el CIAFBA, participa un matriculado y el Colegio visa el estudio agroeconómico”, explica Grasa.

Honorarios

Para definir los honorarios de los agrónomos que participan, el Colegio fija un mínimo de honorarios éticos y es la base de los honorarios a acordar entre partes.

“Son contratos privados de acuerdo a las superficies, no es lo mismo un campo de 200 hectáreas que uno de 3.000. También hay complejidades como los campos que son atravesados por un curso de agua, en esos casos se da intervención a la autoridad del agua o si se va a hacer un sistema d producción intensiva también genera más complicaciones que debe resolver el profesional”, aclara.

“En síntesis lo que está detrás es evitar la pulverización de la tierra. Sin criterio se podría subdividir un campo en parcelas de 5 hectáreas y esos espacios tan pequeños pierden por completo su potencial productivo y no se podría sostener una empresa agrícola o ganadera”, indica

“Eso se llama evitar la pulverización, que las parcelas que queden puedan servir para montar una empresa razonable”, concluye.

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