La fina necesita que se cierre un rato la canilla

La alta frecuencia de lluvias en la región es una bendición para la campaña gruesa, pero empieza a generarle dolores de cabeza a los cultivos de invierno que esperan ser trillados. Desgrane, lavado, quebraduras de espigas, el fantasma del brotado y complicaciones logísticas empiezan a inquietar a los productores

“El agua siempre viene bien”, repiten los productores cada vez que llueve. Claro que después de lo que fue noviembre y el arranque de diciembre respecto a la frecuencia de las precipitaciones -en sectores se alcanzó un acumulado de 200 milímetros-, algunos ya le aportan matices a esa máxima. “Para la gruesa es espectacular, para la fina ya empieza a complicar un poco las cosas”, se le escuchó a más de un productor responder por estar horas al ser consultado por las últimas precipitaciones.

“Nos van a decir que los del campo somos quejosos, pero la verdad es que ahora vendría bien que deje de llover por una semanita así podemos cosechar la fina. En algunas zonas hace dos semanas que las cebadas están listas y todavía no pudieron entrar las máquinas”, explicó una de las voces consultadas por La Voz del Pueblo.

“En cebada hay lotes quebrados, y ahí tenemos una pérdida bastante grande de espigas que la plataforma no alcanza a levantar”, dijo Pablo Errazu

Lo cierto es que ha ocurrido toda la vida, si diciembre arranca llovedor, la cosecha se atrasa, y si hay días ventosos, surgen las pérdidas precosecha, fundamentalmente en cebada. A ese escenario conocido, hay que sumarle este año los daños por granizo, que hubo casos puntuales con pérdidas importantes.

En los mensajes de whatsApp con algunos técnicos y productores saltó, en ciertos casos, una preocupación por el riesgo de pre germinado en cebada, “un parámetro que tiene en cuenta la maltería y condiciona comercialmente el grano”; como la pérdida, en trigo, de peso hectolítrico como consecuencia del lavado ocasionado por las lluvias.

“Hay que ver qué pasa con el clima de ahora en más para pensar en el brotado de la cebada. Lo que sí se ven en los lotes por las lluvias y el viento que hemos tenidos los últimos 15 días son muchas espigas caídas, muchas cebadas quebradas, que después la máquina no alcanza a levantarlas. Ahí tenemos una pérdida”, explicó el ingeniero Pablo Errazu.

“Ya se han visto bastantes espigas en el piso después del paso de la cosechadora. Y eso se debe a los días de viento y lluvia, que además terminaron de debilitar la planta que ya venía estresada por lo que sufrió durante el ciclo. No es una situación que se da en trigo, pero en cebada hay lotes quebrados, y ahí tenemos una pérdida bastante grande de espigas que la plataforma no alcanza a levantar”, agregó el ex presidente del CRIATA.

También indicó que hay lotes “que ya hace bastante que están para cosechar y todavía no se pudieron levantar por el clima o cuestiones logísticas, y los manchones, que en general no generan mucho rinde, pero están dentro del lote, están muy estresados”, completó.

El año del brotado

Según la mirada que tiene el ingeniero Alex Vejrup, gerente de la Cooperativa Alfa, “el brotado no debería ser un problema porque no están las condiciones dadas como ocurrió en 1996, además de que eran otros materiales”, comentó.

De todos modos, para saber si en este escenario hay posibilidades concretas de que se produzca el brotado de algunas cebadas, Alex contactó al ingeniero Mario Cattáneo, un especialista en el cultivo, quien si bien no lo descartó, explicó que las condiciones lejos están de ser las de aquel diciembre de 1996.

“Hubo una semana de lluvia (entre 100 y 120 milímetros) y temperaturas de entre 20 y 25 grados. Fue una semana en cámara húmeda para los cultivos, que venían de dos meses de sequía y altas temperaturas, condiciones predisponentes para el pre germinado y brotado”, manifestó Cattáneo.

En tanto, Alex, en la continuidad del análisis de la situación actual, advirtió: “Sí hay posibilidades que le pase a algún productor que no consiga cosechadora y tenga el cultivo seco ya de hace 15 días, y se le siga atrasando la trilla. En ese caso, además de haber mucha pérdida de cosecha por atraso, porque a la cebada se le cae la espiga, por causa además de la lluvia y los vientos, podría surgirle algún problema de brotado”.

No fue casual el comentario respecto a la disponibilidad de máquinas, Vejrup sabe que hoy ya es un problema. “Hay un faltante de cosechadoras”, contó. Y eso seguramente se puede agravar cuando se generalice la trilla. “El atraso en la cosecha también puede generar un problema de pérdida de calidad de la cebada”, agregó.

En deuda

Por el momento, la cosecha de cebada en la región está dejando resultados menores a los esperados y con problemas de calidad. Tiene lógica porque se debe llevar trillado un 30% del área y siempre los que se levantan primero son los lotes que más sufrieron.

“Se fue cosechando la cebada que peor la había pasado y los rindes son mucho menores de lo que uno esperaba. Hay muchos lotes de 1.800, 2.000, 2.500, 3.000 kilos y muy pocos 5.000 y 5.500 kilos”, comentó Errazu. “Hay que ver de ahora en más qué pasa si a estos lotes que les faltaba un poquito llegaron mejor y rinden más”, agregó.

La gruesa goza de muy buena salud. Excelente estado de girasoles sembrados el 15 de octubre

En lo que respecta a la calidad, por ahora también deja mucho que desear. “Lo que se lleva cosechado en el ámbito de la cooperativa más de la mitad es forrajera, porque tiene bajo calibre o exceso de proteína. Obviamente falta mucho por cosechar, y normalmente a medida que avanza la trilla empiezan a entrar más lotes de calidad cervecera, con lo cual se debería equilibrar la balanza”, explicó Vejrup.

“En general, de lo que se ha ido cosechando en la zona de Tres Arroyos es poco el porcentaje de lotes con calidad cervecera”, coincidió Errazu.

Crédito abierto

La otra cara de la moneda respecto a las lluvias son los cultivos de gruesa, para los que esta agua es realmente bendita. Para los que ya están sembrados desde mediados de octubre, para los recién implantados y para los que se sembrarán en cuanto puedan entrar las máquinas. Sumado a que entran en carrera más que nunca los cultivos de segunda, que podrán hacerse con los perfiles recargados.

“Para la gruesa estas lluvias son espectaculares, para los girasoles que están sembrados temprano, para los maíces tempranos, y para la implantación de la soja”, comentó Vejurp. “Y también resultó fundamental para la producción de forraje para la ganadería”, celebró Errazu.

Volviendo a la fina, los pronósticos marcan que por lo menos hasta mediados de la semana no habrá precipitaciones. Es lo que están necesitando hoy la cebada y el trigo. ¿Y aquello de que el agua siempre viene bien? Este momento es la excepción que confirma la regla.

*Fotos de Pablo Errazu

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