Por lo menos una docena de productores tuvieron un amargo fin de año como consecuencia de la granizada que cayó el martes en la zona de Cascallares, El Socorro y La Tigra. Un video viral de cómo les dejó un maíz a los Di Marco hizo que se transformaran en un caso testigo del impacto del clima. En ese mismo campo tuvieron tres pedradas en menos de 12 meses. Testimonios de lo que el granizo nos dejó el último día de 2024
Por Juan Berretta
Tropezar tres veces con la misma piedra…
Llegó el momento de brindar y Mario Di Marco tenía la copa a medio llenar. Se iba 2024, venía 2025 y él tenía para elegir si quedarse con la mitad vacía o con la llena cuando llegaran las 12.
La mitad vacía la asoció rápidamente con la tormenta que apenas unas horas antes a puro granizo y viento le había arrasado 200 hectáreas de maíz. Al mirar la mitad llena recuperaba el optimismo con el foco puesto en el nuevo año.
“Imposible que se repita lo que nos pasó en 2024”, pensó mientras levantaba la copa. En su campo, en la zona de El Socorro, donde trabaja junto a su hijo Juan y su hermano César tuvo tres granizadas en el año que se despidió: el 31 de enero, que le provocó 40% de daño en maíz; el 15 de noviembre, con afectación importante en 120 hectáreas de cebada; y el 31 de diciembre, con un maíz que pintaba para más de 8.000 kilos y terminará como forraje para las vacas.
La piedra en menos de 12 meses a los Di Marco les pegó feo a la fina y a la gruesa de la actual campaña y también a la gruesa de la pasada. Un triste récord que Mario asume como algo extraordinario, sin chances a que vuelva a ocurrir. Entonces, por descarte, está convencido que este 2025 que está amaneciendo será mejor que el complicado 2024 que se fue.
Viral
Juan es el hijo de Mario, trabajan juntos y fue quien filmó el video un rato después de que la violenta tormenta les había trillado el maíz. “Mirá cómo quedó, era un maíz que nos tapaba…”, según relató mientras con angustia tomaba las imágenes de lo que había quedado del cultivo que a esa altura de la tarde del 31 ni siquiera podía disimular la presencia de Roco, el perro raza Beagle de su papá.
Obra y gracia de las redes sociales, en pocas horas el video se viralizó y todo el país se enteró lo que había pasado en la zona de El Socorro. Claro está que Juan nunca hubiera querido comprobar en primera persona el poder de las redes.
“El está afectado por lo que nos pasó, está más golpeado que yo, es joven y no ha pasado tantas de estas. Yo tengo 61 años y pasé muchas malas por culpa del clima y si bien te genera una amargura tremenda, ya lo viviste y te lo tomás de otra manera. Esto es a cielo abierto y estas cosas te pueden ocurrir”, explica Mario.
Aunque, experiencia al margen, el productor no relativiza lo que les tocó transitar en 2024. “Fueron tres granizadas en 11 meses, es algo único. Somos un caso único, récord. Después de la tormenta del martes hablábamos con mi hermano, hacíamos memoria, y vimos que no nos caía piedra desde fines de los 90. Pero es como que el clima se la agarró con la zona donde estamos nosotros esta vez”, dice.
La vio venir
Mario cuenta que el martes a la tarde estaba en el campo y empezó a darse cuenta que la mano venía complicada. “La tormenta que se veía que llegaba del lado de Dorrego hacía un ruido raro, como de truenos todos seguidos, continuos. Era lo mismo que vi venir el 1° de enero de 2019, con esa especie de tornado que pegó fuerte en la ciudad”, recuerda.
“Cuando hace ese ruido la tormenta trae mucho viento o piedra, o las dos cosas”, indica. Y no se equivocó, pero además esta vez el combo fue completo.
“Mirá, en el momento nos pareció una eternidad, pero después nos dimos cuenta que lo feo, feo no duró más de seis minutos. El viento huracanado debe haber superado los 100 kilómetros y las piedras pasaban en forma horizontal, eran como balas, si nos rompió el revoque de la pared, los vidrios de la casa, algo del techo y hasta la antena de DirecTV”, relata.
El pluviómetro del campo también fue víctima de la violencia del temporal. “Y no puedo decirte cuánto cayó de agua porque también la tormenta también lo rompió, pero tienen que haber sido en total más de 100 milímetros. Porque el campo quedó todo inundado, se nos hicieron lagunas de varias hectáreas en algunos lados, algo que nunca habíamos visto”, comenta.
“Y tampoco quedó ni un pájaro, se veían caer las palomas. El viento y la piedra mataron todo”, se lamenta.
El impacto al salir de la casa cuando la tormenta pasó fue grande. “Las plantas quedaron sin hojas, eran palos nada más. Tenemos 100% de daño en cuatro lotes de maíz, en total son 200 hectáreas. Y eran cultivos que venían muy bien. Después de tres años de sequía nos había llovido desde hacía un par de meses y estaban muy buenos”, indica.
Seguro consuelo
Haberlos tenido asegurados es un consuelo, pero por cómo pintaban los maíces es imposible no estimar lo que se podría haber cosechado. “Siempre aseguramos, pero con eso uno se cubre los costos y un poco más. Acá para nosotros la pérdida es grande”, advierte.
“La frustración es muy grande, porque uno hace todo bien, invierte mucho dinero, trabaja, y viene una tormenta así y en seis minutos no te deja nada”, explica. “Por suerte la fina ya la había cosechado toda”, completa como para consolarse.
Además de los cultivos en pie, el viento y el granizo a los Di Marco les generó pérdidas y daños en la parte ganadera del campo ubicado a 35 kilómetros de Tres Arroyos y a 15 de Cascallares. “Las vacas del susto corrieron y rompieron los alambrados”, dice.
Y también en los silobolsas que acopian parte de la fina cosechada hace días fueron víctimas del evento. “Se nos agujerearon varios bolsones, así que ahora tenemos que conseguir una extractora y hacer bolsas nuevas. Es decir, más gastos y más complicaciones logísticas”, avisa Mario.
45 días
Fueron por lo menos una docena los productores a los que se les amargó el brindis de Año Nuevo por el granizo de la tarde del martes 31. Entre ellos, uno que tiene campo casi llegando a La Tigra, a unos siete kilómetros de la ruta 3, y que sufrió la piedra por duplicado.
“Me cayó en la tormenta del 15 de noviembre, que me dejó más de 70% de daño en cebada y más de 50% en trigo, y ahora la del otro día me hizo pelota la gruesa”, cuenta antes de pedir mantener el anonimato.
“Tenía soja, que seguramente sea un daño del 100% y tengo que resembrarla y un maíz que no sé cómo quedará. Todavía no vino el tasador”, agrega.
“Pero la verdad que en esta zona hemos tenido mucha mala suerte: fueron dos pedradas grandísimas en 45 días”, completa.
Piedra acá y allá
Un caso parecido es el de otro productor que arrienda campo en la zona afectada. También sufrió el granizo por duplicado en un mes y medio, pero no en la misma explotación. “La piedra del 31 me agarró pegado a El Socorro y me afectó un maíz. En noviembre me había caído en un campo muy cerca de Cascallares y fueron dos mangas en dos días diferentes, una me hizo daño en trigo y otra en la cebada. Y fueron daños importantes. Ahora estoy esperando que me vengan a tasar el maíz”, indica después de comentar que prefiere que no trascienda su nombre.
Luego de revisar sus papeles y bucear en su memoria, comenta que había sufrido una granizada grande en 2011, “que me barrió la fina, 100% daño”, pero que nunca le había ocurrido de tener dos siniestros en la misma campaña como le tocó ahora.
“Son cosas del clima, es algo que no manejamos, por eso uno hace seguros todos los años y de esa manera poder compensar un poco las pérdidas si le llega a tocar”, dice.
“El seguro es como un insumo más y uno así salva aunque sea los costos del cultivo afectado”, agrega.
“Yo creo que mi maíz puede llegar a volver, que algo se va a recuperar. Pero he visto en campos vecinos girasoles y maíces a los que la piedra los borró”, indica.
El lamento de este productor también tiene que ver con que después de casi tres años con muy pocas lluvias, a mediados de la primavera el agua apareció y los cultivos de gruesa estaban muy lindos. “Veníamos bien y nos agarró esto. Así que esperemos que siga lloviendo así terminamos teniendo una buena cosecha, porque si no va a ser un año largo para nosotros”, cuenta.
Y repasa: “Yo hice la fina en campos cercanos a Copetonas y Cascallares y apenas coseché 1.500 kilos de promedio en trigo y cebada. Estoy en esa zona donde pasaron todas las tormentas sin dejar agua. Fue un año crítico para nosotros en la fina. Por eso apostamos todo a la gruesa”, explica.
Prioridades
Para el cierre de la crónica es bueno volver a la charla con Mario. El productor hace cuentas de cuánto perdió por el granizo por más de tener seguro y también por los daños en las instalaciones, alambrados y demás. Sería la mitad vacía de la copa. “Era un maíz que me iba a dar por lo menos el doble en lo que yo lo tenía asegurado”, cuenta.
Pero en la despedida elige mirar la mitad llena: “A mi hermano le digo que lo principal es que tengamos salud. A nuestra edad es lo más importante. Sentirnos bien, poder laburar todos los días. Cuando sos joven lo ves de otra manera, que es lo que le pasa a mi hijo hoy. Pero yo ya entiendo que, si bien te amargás y te duele, es un golpe más. Como otros que hemos tenido y hemos superado”.
Mejor cierre, imposible. Salud.