Una cosecha de perros

Con una trilla estimada, en promedio, un 20% menor a la pasada (que fue discreta), está finalizando una “regular” campaña de cultivos de invierno. El trigo se defendió más del calor de octubre y la falta de agua y, salvo lugares puntuales, se comportó mejor que la cebada. A la falta de kilos hay que sumarle un mercado deprimido y sin factores alcistas en el mediano plazo

Es habitual que al hacer un relevamiento de lo que fue una cosecha aparezcan voces que aporten resultados distintos, que planteen situaciones diferentes, razones con matices. En el campo es imposible generalizar, y menos si lo que se está buscando es contar cómo termino una campaña.

Pero para todo hay excepciones. Y esta campaña fina -finita- que está a nada de finalizar, parece serlo. Ingenieros y productores consultados coincidieron: la cosecha de cebada y de trigo en Tres Arroyos y su zona de influencia ha sido regular. Claro que hay sectores donde hubo rindes normales y buenos, pero más los hubo con rendimientos malos.

“Ha sido una cosecha caótica. Está siendo en realidad, porque arrancamos a fines de noviembre y todavía estamos cosechando. Es la más larga desde que estoy en la cooperativa. Y cuanto más la analizo me acuerdo de datos y cosas que pasaron y me va pareciendo peor”, suelta el ingeniero Rodera, asesor agronómico desde hace casi dos décadas de la Agraria.

“En términos generales es una cosecha de regular a mala, es menor que la del año pasado, que fue normal. Encima los números están complicados”, analiza.

“La cosecha arrancó temprano y se fue prolongando. Todavía quedan algunos lotes y llama la atención. Tuvo que ver la lluvia y también que en un momento faltaron máquinas, entonces la cosecha se atrasó”, coincide Alex Vejrup, gerente de la Cooperativa Alfa.

“Es una cosecha que está un 20% abajo en kilos, en promedio, respecto a la del año pasado, que había sido normal. O sea, es una cosecha regular directamente”, agrega el ingeniero que siempre es muy cuidadoso para emitir sentencias.

El mapa

“Lo primero se empezó a levantar en Dorrego, Oriente, Copetonas, obteniendo malos rindes, que después se convirtieron más bien en normales para lo que terminó siendo la trilla. Se esperaba una cosecha normal a buena, y terminó siendo de regular a mala. Nos faltaron más o menos 1.500 kilos. En cebada diría que entre 1.500 y 2.000 kilos. Y se lo atribuyo a la falta de agua al principio y a la semana de octubre con casi 40 grados. Eso fue letal, por lo menos para la cebada que estaba en pleno llenado”, explica Rodera.

“En trigo teníamos una expectativa baja porque estaba realmente muy malo”, agrega el asesor de la Agraria.

“Con esta cosecha, los precios parecen más bajos todavía pensando en los rindes de indiferencia. Claramente se necesita una quita de retenciones”, plantea Vejrup

“En zonas hacia San Mayol, la costa y Chaves, las cebadas rindieron normal. Se esperaba que fueran buenísimas y terminaron siendo normales. Ahí sí los trigos fueron buenos”, indica ya moviéndose en el mapa imaginario.

“En lo que es cebada, en términos generales, esperábamos mayores rindes y mejores calidades. Un gran porcentaje de la cosecha terminó siendo forrajera”, completa.

Octubre rojo

Para describir en general lo que fue la cosecha, Vejrup la compara con la variedad de rindes de la campaña 2023/24. “El año pasado tuviste rindes excelentes, buenos, regulares y malos. Ahora no tuviste excelentes, pero sí muy malos. Y hubo algunos buenos y muchos regulares y malos”, comenta.

A eso se llegó por “el soplete de octubre y la falta de lluvias”. Y destaca:“Pero el calor de octubre fue determinante”.

“Se perdieron muchos kilos por peso del grano. Y ese es otro problema que hay. El ph de algunas cebadas forrajeras está por debajo de lo que te pide la comercialización. Va a ser un trastorno”, avisa el gerente de Alfa.

Entonces vuelve referirse a lo lenta y larga que fue la trilla. “Los cultivos no eran de gran porte por cómo llegaron y eso generó, por un lado que los lotes que se cosecharon tarde empezaron a rebrotar, los famosos retoños, que estropea la calidad. Y en el caso del trigo, al levantarlo tarde y después de varias lluvias, tuviste un cultivo lavado, que pierde un poco de peso de grano”, indica.

Antes de meterse de lleno en el tema rindes, Vejrup pisó el complicado escenario que presenta la calidad de la cebada. “En el caso de la cooperativa, nosotros estamos con un 65% de cervecera y un 45% de forrajera, cuando el año pasado la relación fue 80 – 20”, repasa.

“Hay exceso de proteína porque rindió menos habiendo sido fertilizada apuntando a un mejor rendimiento. Y también hubo mucha cebada de bajo calibre, sobre todo los cultivos que se entregaron primero, los que se cosecharon más temprano”, explica.

Entonces, sin cumplir los requerimientos para la industria, esa cebada tiene destino forrajero.

Kilo a kilo

Para Rodera, analizando las expectativas previas, el trigo terminó mejor parado que la cebada. “No en todos los casos rindió mejor, pero sí tuvo un rendimiento más alto respecto a lo que se esperaba, porque lo veíamos feo. Y en los lugares donde llovió poco no le afectó tanto el calor como sí a la cebada”, argumenta.

En la comparación entre trigo y cebada, Vejrup explica que este año hubo paridad en los rindes. Y eso, en definitiva, indica que tuvo mejores rendimientos el primero. “El año pasado escuchabas, en el mismo campo, rindes de 7.000 kilos de cebada y 5.000 de trigo. Este año, pasaron a ser 5.500 o 5.000 de cebada y 5.000 de trigo; o 3.200 contra 3.000. Es decir, no hubo un desfasaje tan grande. Y si al trigo lo pudiste cosechar en tiempo y forma, también tendrá mejor calidad”.

¿Las razones que llevaron a esa paridad? “Porque el soplete a la cebada la agarró en pleno llenado de grano y al trigo no. Entonces, a la cebada le pegó más el soplete y al trigo lo que lo afectó fue la falta de lluvias en la primavera”.

Mercado deprimido

Floja en lo productivo, la campaña tampoco ofrece buenas noticias respecto a los precios. “Ya venían muy flojos hace rato. Es posible que en febrero cierren las exportaciones en Rusia y eso podría mover un poco los valores. Pero tampoco es que subiremos a 200 dólares la tonelada”, dice Alex.

“Y claro que los precios parecen más bajos todavía pensando en los rindes de indiferencia. Claramente se necesita una quita de retenciones”, plantea.

“Una reducción de las retenciones te haría subir la cebada o el trigo por lo menos unos 20 dólares. Pero la realidad es que con los rindes que hubo, no hay precio que ayude a ningún productor. Porque los que cosecharon 2.500 o 3.000 kilos, que son muchos, necesitan un trigo de 400 dólares para salir hechos. Y eso no va a pasar por más que saquen los derechos de exportación”.

Entonces, con estos rindes y estos precios, el productor está frente al escenario más complicado. Tiene pocos kilos y valores flacos.

“Esperemos poder tener una buena cosecha gruesa, que por ahora viene muy bien”, cierra Vejrup.

Terminar el análisis de la cosecha fina hablando de la gruesa es el síntoma más claro de lo que rindieron el trigo y la cebada.

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